domingo, 23 de diciembre de 2012

A los amigos

Empeños de la Comisión de Propaganda de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR) en la transición cultural que significaron las primeras festividades navideñas y de fin de año en un régimen abiertamente comunista; es decir, la conversión de una celebración netamente religiosas en una actividad política de apoyo a la Revolución. Ocurrió en diciembre de 1961. La postal fue distribuida por correo a dirigentes revolucionarios y algunos cientos de militantes de la AJR. La pieza es un incunable. Solo existe este ejemplar en mi poder. Ejemplar único que, pese a todo, muestra la agudeza política de Carlos Quintela Rodríguez “El Quinte”, jefe de la Comisión Nacional de Propaganda de la AJR y director a la vez de la revista Mella, y su esfuerzo por preservar algo —más que una festividad religiosa, se trataba de una tradición familiar cubana. El negro viejo, pero aún vigoroso —¡miren esos brazos, los dorsales!—, que representa el año que termina viste el uniforme de los alfabetizadores, puesto que 1961 había sido nombrado Año de la Educación. El parvulito que se apresta a descargarle un golpe con su enorme llave inglesa al vapuleado Tío Sam (al dorso de la postal), representa a su modo —aunque no de una forma tan evidente—, el ideario ideológico de los nuevos empeños del proceso revolucionario: 1962 será el Año de la Planificación. Quintela mismo escribió el mensaje de la postal. El párrafo avanza sobre una fina línea entre la causa política y la conmemoración cristiana. Por lo que de la manera más natural del mundo coloca el Tercer Aniversario de la Revolución bajo los auspicios de la Navidad. Y todo con sus respectivas, señoriales mayúsculas. Si tiene un formidable error de concordancia entre el plural de los Compañeros a quien se dirige y el singular del compañero al que se le desean tantas bienaventuranzas, achaquemos el gazapo al Departamento de Corrección de Mella, que nunca se destacó en su cometido, y para no disminuir la intención del Quinte. Una de las joyitas de mi archivo. Es mi regalo por estas navidades.



Compañeros:
                     La Dirección Nacional de la A.J.R. te desea durante la celebración de estas fiestas de Navidad y del Tercer Aniversario de nuestra Revolución, felicidades y alegría, éxitos en el cumplimiento de las tareas, y que el año nuevo sea próspero en la cosecha de nuestras aspiraciones de la construcción socialista.


Postal de felicitación
Concepto y guión: Norberto Fuentes.
Arte: Virgilio Martínez.
Texto interior: Carlos Quintela.
6.6'' x 4.9'' Desplegada: 6.6'' x 9.8''

martes, 20 de noviembre de 2012

¡Snif!

Emilio Alberto Aragón Bermúdez
MILIKI
Carmona, Sevilla, España, 4 de noviembre de 1929
Madrid, España, 18 de noviembre de 2012

jueves, 15 de noviembre de 2012

La única entrevista al prisionero
Eloy Gutiérrez Menoyo


Sólo hubo una entrevista a Eloy Gutiérrez Menoyo tras su captura el 23 de enero de 1965, en un remoto paraje del oriente de Cuba, y fue la única hasta unos meses antes de su excarcelación en 1986. De hecho, la única vez que se tuvo noticias de Gutiérrez Menoyo en el exterior fue por esa entrevista publicada en un libro mio de escasa circulación. Cazabandido (1970) lo escribí en menos de dos semanas, fue publicado por Ángel Rama en Uruguay y nunca circuló en Cuba.

Gutiérrez Menoyo salió casi 20 años después de esta entrevista pero ocho antes de 1994, que fue la fecha pronosticada por mí en nuestro ríspido diálogo. Cumplió 21 tras los barrotes y llegó a Madrid el 21 de diciembre de 1986.


El team de Eloy Gutiérrez Menoyo había desembarcado el 27 de diciembre de 1964. Su recorrido por el monte, siempre bajo acoso, no cumplió un mes. El ocaso de la insurrección contrarrevolucionaria en Cuba, iniciada en 1960, mostraba la imposibilidad de regreso de todos los procesos naturales.

El 28 de diciembre, en un lugar cercano a Punta Caleta, el extremo más oriental de la isla de Cuba, las unidades militares y de contrainteligencia hicieron el conteo de los materiales encontrados a un grupo de infiltración recién desembarcado: una planta transmisora T 22 AEG 5, una planta receptora, cinco docenas de baterías, cuatro paquetes de 10 cajitas de alimentos concentra¬dos, un motor portátil Zeus Electric. Al final del conteo apareció el lugar de procedencia de los infiltrados: en aquellas cajas de cigarros dominicanos dentro de las mochilas abandonadas. La Seguridad del Estado y LCB (Lucha contra bandidos, las fuerzas contrainsurgentes) inauguraron en ese momento la “Operación Jauco”.
 
El lugar del desembarco era la zona más despoblada de Cuba. Sólo 1.732 habitantes divididos en 243 núcleos familiares. La gente más pobre del país vivía ahí. La tierra era estéril. Ellos fueron quienes descubrieron el desembarco. Luego persiguieron al team con toda la saña del mundo, como buscando la razón de tanta desgracia.



Reclusorio Nacional para los Delitos contra la Seguridad del Estado Isla de Pinos, junio de 1965.

Eloy Gutiérrez Menoyo. Un hombre flaco, de sonrisa amarga, fumar constante y ligero temblor en las manos. Así veo a este hombre que fuera cabeza de la contrarrevolución.

Cada mañana el jefe de la organización Segundo Frente del Escambray¬ Alpha 66 toma el desayuno en el comedor de la prisión de Isla de Pinos. Después se dedica a su labor diaria. Él trabaja en el ala frontal de la prisión, sacando con una escoba el polvo acumulado en las rayas del pavimento y limpiándola de papeles y colillas que la gente tira.

Se sienta delante de mí, poniéndose en guardia.

—¿Qué quiere?

—Hacerle una entrevista.

—Una entrevista... —se ríe y no me cree.

—Sí, una entrevista —le digo y le enseño el carné de Granma y el de la revista Cuba. Una entrevista, ¿por qué no?

Sigue sin creerme y dice:

—Usted es de Seguridad.

Trato de convencerlo pero él no cede. Empiezo a hacerle preguntas sin que se convenza.

—Menoyo, ¿por qué usted vino?

—Yo era jefe de una organización en Miami, ¿no? Yo tenía que venir.

—¿Y cuáles eran sus planes?

—Después de mi infiltración, arribarían otros grupos más. En Santo Domingo se quedaron esperando 28 hombres, pero perdimos la planta transmisora y no pudimos hacer comunicación. En síntesis: crear la base guerrillera.

—Menoyo, ¿a qué atribuye su captura y derrota?

—¿Derrota? Perdí la iniciativa desde el primer momento. Los guajiros nos regalaban comida, y cuando dábamos la espalda, salían corriendo donde la milicia, para avisar. La zona aquella está muy bien controlada por ustedes, y nosotros no lo sabíamos. Era agradable la oficina donde lo entrevisté. Pintada de azul marino, buena ventilación, entradas de luz y cortinas chinas.

Junto a mí se sentó el primer teniente J. Francisco López, jefe de la prisión, y el agente Jorge González, de Seguridad del Estado. Ellos fueron los testigos.

Gutiérrez Menoyo se ve mal; o como dicen sus carceleros, “triturado”.

Los revolucionarios lo condenaron por traidor y después por bandido.

Los contrarrevolucionarios lo desprecian.

Cuando llegó a la prisión dijo:

—La situación en los grupos del exilio es muy mala. Los exilados quieren que se mate mucha gente en Cuba, para levantar presión con los norteamericanos y empujarlos a una guerra.

Después de eso, ningún prisionero lo saluda.

Los tres hombres que se infiltraron con él, tampoco le hablan.

Gutiérrez Menoyo les teme, como a todos allí.

Se negó a ir al trabajo agrícola con los demás reclusos.

—Es que me dan mareos.

Ahora cada mañana su tarea consiste en barrer aquella parte de la prisión.

—Menoyo, usted es un hombre vencido.

No responde de inmediato. Se ajusta los espejuelos en la cara y sonríe. Responde:

—Soy un hombre derrotado en el campo militar.

—¿Qué hará cuando salga de aquí? Eso será en el año de 1994. Usted tendrá entonces 63 años de edad.

—Si es en esa época, abandonaré las actividades políticas. Ya he hecho bastante por Cuba.

—¿Por qué usted dice “si es en esa época”?

—Nada dura tanto tiempo.

Junto con Gutiérrez Menoyo se infiltraron tres más: el primer teniente Enoel Salas, el comandante Ramonín Quesada y el capitán Domingo Ortega. Poco antes de su captura, y ante el paso de una patrulla militar Gutiérrez Menoyo, Enoel, Ramonín y Domingo se hundieron en la hierba y esperaron a que la patrulla siguiera su camino.

Sin embargo, el teniente Augusto Caballeros -al frente de esa patrulla- se quedó rezagado con unos pocos hombres con la intención de quedar en la retaguardia del enemigo que ya olía. “El enemigo mira para alante y yo estoy detrás, y avanzo, a lo gato, con mi gente”, pensó.

Enoel sí presintió a la tropa de Caballeros; se volteó. De un salto Caballeros cayó sobre Gutiérrez Menoyo. Atrás saltaron los demás y se abracaron en una pelea a mordidas y piñazos. Gutiérrez Menoyo logró lanzar una granada, pero no explotó porque tenía puesto el tape de seguridad.

Allí vinieron a recalar todos los milicianos de la región. Rodearon a los infiltrados y quisieron fusilarlos enseguida. A duras penas Caballeros logró que los prisioneros llegaran con vida al Estado Mayor. Luego las armas se dispararon al aire.

—Menoyo, el teniente Caballeros lo agarró a usted a piñazos.

—Hubo piñazos de todo el mundo —responde—. De nosotros también.


Fotos: (Arriba) Eloy Gutiérrez Menoyo, Isla de Pinos, junio de 1965. Foto: Copyright © 1965, 2012 by Norberto Fuentes. Prohibida su reproducción.
(Abajo) Eloy Gutiérrez Menoyo de espalda, con uniforme de preso político. También en la foto el periodista Norberto Fuentes y junto a él (no visible en la foto), el primer teniente J. Francisco López, jefe de la prisión, y el agente Jorge González, de la Seguridad del Estado. Foto: Copyright © 1965, 2012 by Norberto Fuentes. Prohibida su reproducción.

Primero publicada en CUBAENCUENTRO el 10/11/2012.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Danza con leones

A tenor con la última campaña macarthista de El Nuevo Herald podemos colegir que la violación de los derechos humanos en Cuba solo cubre un período muy específico: aquel que se halla bastante lejos de la oleada de esbirros batistianos que se asentaron en esta ciudad de Miami como fundadores primigenios del exilio y luego alzados de la estirpe de la banda de Julio Emilio Carretero, que entre otros hitos históricos tiene la emasculación de un alfabetizador —el adolescente Manuel Ascunce Domenech— y luego haberlo colgado con una extensión de alambre de púas. No me crean a mí. Por ahí andan las fotos de los forenses. Crescencio Marino Rivero, de 71 años, y su esposa, Juana Ferrer —según El Nuevo Herald—, ambos ex oficiales del Ministerio del Interior de Cuba y ex miembros del gobernante Partido Comunista, son las nuevas víctimas propiciatorias del periódico y pueden dar por seguro que de algunos ingentes políticos de la localidad. Lo curioso es que uno de las primeras acusaciones ha saltado desde la misma Cuba, y nada más y nada menos que en la persona de otro antiguo represor del castrismo, en este caso nuestro inefable campeón de las huelgas de hambre, el cadete de Tropas Especiales Guillermo Fariñas. Porque, oye, muchachón, las Tropas Especiales del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, a diferencias de las del Ministerio del Interior, eran única y exclusivamente para reprimir. Con estudios en una academia militar de Tambov, antigua URSS (ya se pueden imaginar ustedes lo que se estudia allí) y habiendo formado parte de las tropas que cercaron la embajada de Perú en Cuba durante los acontecimientos de 1980, que el mulato se nos apee ahora con la historia de que Rivero es un represor solitario, resulta una píldora tan difícil de tragar como una tarántula. Debemos entender, sin embargo, que desde los batistianos —¿o quieren ir más atrás, a Machado, a los voluntarios cubanos que fusilaron a los siete estudiantes de medicina, a los conquistadores de no dejaron un aborigen cubano con cabeza?— hasta nuestros días, la represión es algo común a nuestra raza. ¿Un pueblo de represores? Bueno, que levante la mano el que no haya sido miembro de un Comité de Defensa de la Revolución. Y dentro de esos, que de un paso al frente el que no haya hecho una guardia cederista. Porque quiero informarles que pertenecieron a una organización represiva. ¡Y qué decirles de vigilar a un vecino tras los visillos! Ay, Dios, cómo vamos a tener que deportar viejas del Comité. Me las imagino como en un Mariel al revés. Pero las viejas chismosas con sus maletas en el muelle de Key West. Y los marines ayudándolas a rembarcarse. Arriba, pa la chalupa. Ah, y antes de que se me olvide, el primero que pueda probar que yo hice una guardia de Comité, una sola, que también levante la mano. El problema es que yo me leí muy temprano en los 60 un libro de cuentos maravilloso, El elefante, del polaco Slawomir Mroźek, en el que el portero de la jaula de los leones del circo romano encargado de azuzar las fieras para se coman a los cristianos, descubre que un león se mantiene a sus espaldas, apacible y sin mostrar el más mínimo interés en saltar a la arena. Es más, la susodicha bestia esta royendo una —al parecer deliciosa— zanahoria. Intrigado por la actitud del animal y preguntándole el porqué de su conducta, el hombre recibe esta juiciosa respuesta del león: “¿Y si los cristianos toman el poder mañana?”

viernes, 9 de noviembre de 2012

La tierra de promisión


Unos versos de Bertolt Brecht advirtieron hace años que las batallas contra la bajeza desfiguraban el rostro. Esa suerte de mimetismo involuntario que establecemos con nuestros peores enemigos viene a la mente porque un cubanoamericano del Partido Demócrata acaba de ser elegido como representante del Congreso de los Estados Unidos. Joe García se ha enfrentado durante tantos años a un grupo tan viciado políticamente —los representantes republicanos de los distritos del sur de la Florida, también de origen cubano— que puede dejarse llevar por la tentación del contragolpe. La preocupación es que, por rechazo, se proponga atacar en la misma dirección.

Joe ha obtenido el escaño en un distrito originalmente diseñado por los republicanos para perpetuar sus congresistas en el poder. De hecho, fue su tercer intento; primero contra Mario Díaz-Balart (que luego se mudó para el distrito de su hermano Lincoln, que abandonó la posición bajo unas oscuras circunstancias aún hoy no disipadas) y dos años más tarde cuando quiso destronar a David Rivera, un individuo considerado mayoritariamente como un corrupto de marca mayor (tres investigaciones criminales por mal uso de fondos electorales, para comenzar la fiesta), y siempre exhibiéndose ante las cámaras de la TV local con esa sonrisita de tipo sabedor de que no le va a pasar nada con la justicia. Lo cierto es que él y los hermanitos Díaz-Balart y la señora Ros-Lehtinen aparecen entre los máximos responsables del chiste en que se ha convertido esta comunidad. En este sentido, y en mi opinión, a Joe García se le presenta una oportunidad de servir que es única y de un considerable valor político (por lo inmediato) e histórico (por su efecto a largo plazo). El servicio inestimable de abrir una brecha en el monopolio republicano, pero una brecha que sea insuperable por todos los años por venir. ¿Todos? Sí, todos.
                                                                        
Tiene a su favor que la mayoría del electorado de su distrito ya se le ha escapado al control de esos viejos cubanos, muy reputados porque nunca han logrado derrotar a Fidel Castro, ni siquiera ahora a Raúl, y que son la masa estática y monolítica que solo encuentra abrigo y seguridad en el torrente embaucador del discurso de nuestros congresistas cubanoamericanos y que, unidos como haz inextricable (es una figura literaria, perdón), han convertido esta comunidad en una parodia de la Cuba republicana. El revés de esta moneda existe, desde luego, y está circulando. Aparece en el permanente cuestionamiento de Joe por la visión política que ha madurado (y ya pudrió, por cierto) esta ciudad en el último medio siglo y especialmente en el discurso de su presidente, de nuestro presidente, Barack Obama, que nos ofrece el sueño americano, el de la libertad y de la ilustración sin límites, pero no como un espejismo en el desierto. Es la tierra prometida a la que nos conduce y es una tarea de rescate moral del país. Y es una revolución silenciosa. Como las que quería Jefferson. Una revolución para cada generación. En lo que a nosotros, los cubanos que habitamos estas tierras, se refiere, el reto tiene que comenzar más atrás: tenemos que empezar (y acabar) de definir nuestra identidad de inmigrantes. (Agradezcan el atraso a estos líderes del Estado Mayor del restaurante Versailles). No podemos seguir viviendo con un pie en Hialeah y el otro en Marianao. Porque nos debilita, nos convierte en títeres de la voluntad, tanto de los Castro en Cuba, como de los Díaz-Balart, las Ros-Lehtinen y los Rivera en el sur de la Florida.

Sin olvidar que ese retorcido (territorialmente hablando, valga la aclaración) distrito que ha ganado tiene ciudadanos de muchas otras regiones del continente y cuyos problemas no son la eliminación de la tarjeta blanca para poder salir de Cuba o el estado de salud del ancianito Fidel Castro, el gran objetivo histórico que se le presenta, quiéralo o no, a Joe García en los próximos meses, es doblegar el terrorismo ideológico sistemático impuesto por el liderazgo republicano sobre la conciencia del electorado cubanoamericano. Va a ser no solo una labor de rescate, sino de liberación, y desde cero, de una comunidad laboriosa, imaginativa y buena. Ellos, los líderes del cacareado exilio histórico, han extendido el 31 de diciembre de 1958 —último día de Batista en Cuba— hasta el presente. Es hora, Joe, de que alguien acabe de arrancar esa hoja del almanaque. Y no estoy hablando de la libertad de Cuba. Semejante tarea escapa de nuestras manos y posibilidades, aparte de que todo eso es ya un problema resuelto por la práctica. Todo lo referente a la isla es un asunto de dinero; no hay nada allí ahora que tú no puedas resolver con la prole de Raúl si vienes con la plata por delante. De la libertad que estoy hablando es la de aquí. La libertad nuestra. Aquí. A ambas riveras de la calle Ocho.

¿Saben lo peor de todo, queridos cubanitos? Que estamos fuera del juego más importante que tiene lugar en la política actual de Estados Unidos. Y las gracias, de nuevo, hay que dárselas, en buena medida, a los congresistas cubanoamericanos. Por lo pronto no somos partícipes de la gran empresa convocada por Obama. Los hispanos jugando un papel preponderante en la política de Estados Unidos y los cubanos convertidos de facto en una rémora de esa ambición. Por su poco apego y rechazo natural a la libertad y a la democracia, nos han embarcado. Es totalmente incompatible la idea del discurso de audacia y esperanza que hoy sacude a Estados Unidos con la de un idiota cubano espachurrando con una aplanadora discos de un cantante que se propone presentarse en La Habana o la de unos congresistas o senadores (estoy hablando de ti ahora, Marco Rubio) que apoyan la permanencia en el Congreso de un candidato que no se sabe ya cuántos cargos criminales más va a acumular. La sociedad cubana del llamado exilio tiene que acabar de ingresar a ese gran movimiento nacional americano para el cual Obama está llamando. Con esta gente no lo vamos a lograr. Ellos no tienen regreso. Y nos vamos a quedar a la saga —por su culpa. De nuevo por su culpa. Si ellos quieren batirse contra Fidel Castro, que se consigan una lancha de desembarco (son muy fáciles de conseguir entre los deshechos de guerra) o una chalupa y que se vayan para allá y que no jeringuen más. Que dejen esta ciudad libre. Esta es una ciudad sitiada pero desde adentro. Nuestro propio muro de Berlín. Hora de que nuestro nuevo congresista Joe García se arremangue la camisa y agarre la mandarria. Dale, Joe.

Fotos © Niurka de la Torre

jueves, 8 de noviembre de 2012

Aaron perturbado en
el sueño por su padre





Los líderes no se pasman

Malos, muy malos los momentos para terceras posiciones. Playa Girón, Hugo Chávez.
De un intercambio de mensajes:

Ahora están llorando y tratan de explicar su fracaso. Ni siquiera pueden reivindicar su argumento predilecto: el fraude electoral. Lo cierto es que la jugada de Chávez estaba cantada. Y tú lo sabes, tan bien como yo. Ese tipo de personaje suele ser invencible. Es que establecen una relación con las masas que es privilegiada y que solo se produce en períodos muy largos. Porque es necesaria una acumulación muy específica de miseria y de división de clases para que los haga brotar. Lenin. Mao. Ho Chi Minh. Fidel Castro. Zapata. Pancho Villa, El Tábano. El mismo Stalin, como heredero de Lenin; Trotsky no competía ahí por sus impedimentas como intelectual, en fin, que no tenía ese ingrediente de brutalidad tan necesario y sin duda atractivo que requiere un conductor de pueblos. En fin, que los primeros en elegir a Chávez fueron las clases dominantes de Venezuela. Ellos hicieron de ese país un pozo de corrupción y de miseria. Igualito que los cubanos de Miami. Yo se los digo: “No jodan, que si alguien inventó a Fidel Castro fueron ustedes”. Y, vamos, contra este mesías pachanguero y deslenguado de Chávez no hay programa de tibias reformas que pueda ni arañarlo. ¿Te acuerdas de la famosa tercera posición de Rivero cuando lo capturaron en Playa Girón? Es la misma mierda. Recuerda que nunca la reforma puede contra una revolución. Las reformas tienen su momento, que es siempre antes de la revolución. Para impedirlas, si se quiere. Son contrarrevoluciones preventivas, contrarrevoluciones nobles. Pero después que ese dique se rompe, hermano, después que ese dique se rompe, no hay Dios que pare el torrente. En fin, que si yo hubiese sido venezolano y hubiera estado en Venezuela, ya tú sabes por quién hubiera votado. Y muy flojito Capriles. Flojito. Y sus seguidores, peor. Es la gusanera venezolana. Imagínate que en 1961, en Cuba, uno de aquellos políticos de la era del bombín hubiese tenido un chance de participar allí en unas elecciones con un lema de más o menos, coño, caballeros, suave sobre la lija. Esa no existe. En cuanto a Capriles, aún es joven. Y de izquierda. Que es el gran problema de la derecha venezolana, que Capriles no juega en su banda. Ya verán a los cubanos tallándolo. Es decir, la Inteligencia cubana. Capriles es un cuadrito. El mismo Chávez, herido de muerte, puede ser el mediador. Y así pasan los días. Y varias semanas después de las elecciones, siguen llorando. Y El Nuevo Herald —habitual—, de caja de resonancia.

Nota: Capturado durante la fallida invasión de Playa Girón (Bahía de Cochinos) en 1961, Felipe Rivero cobró una breve relevancia política por encarar en un debate televisivo a Carlos Rafael Rodríguez, uno de los más prominentes comunistas al lado de Fidel, en el que Rivero defendió una supuesta vía alternativa para la Revolución Cubana —la ahora memorable “tercera posición”.

Nota 2: La era del bombín —en buen cubano— comprendería las tres primeras décadas del siglo pasado.

Nota al pie

Hay un desajuste de traducción en Frontovaya Krilatkaia Raketa (FKR); entuerto del cual salimos de inmediato gracias a la advertencia de Mario Riva, un veterano de los helicópteros cubanos en Angola. Con sus propias palabras: “Al igual que las siglas CCCP (URSS) no se traducen como Unión de Republicas Socialistas de los Consejos (soviet quiere decir consejo), sino que se le deja el soviéticas, la declinación de la palabra front, en frontovaya, quiere decir del Frente. O lo que es igual, Cohetes Alados destinados al Frente de Combate”. A mí, la verdad, me gustaba Frontal. Pero las reglas son las reglas. Gracias, Mariote.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Harto ya de estar harto

Carlos Alberto Montaner, infatigable líder de su propia causa, ha ido ahora a parar tan lejos como Buenos Aires —lejos de donde estoy, quiero decir— para soltar sus últimas paletadas de sabiduría política: “El ejército de Cuba será clave durante la transición”. ¿Copiaron correctamente? Ha dicho: “Va a ser clave el papel del ejército y del aparato de inteligencia cubanos, que tienen el control social”. Tengo entendido que no se le ha movido un músculo de la cara para emitir el enunciado. Desde luego, no cita al general Rafael del Pino que lleva algunos años advirtiendo la posibilidad, además de vestirla con cifras y su profundo conocimiento de las instituciones armadas cubanas. Mucho menos me va a citar a mí, que cuando le dije lo mismo, él sentado en un sofá de la antigua casa de Jorge Dávila Miguel, el periodista, creyó que mis argumentos eran suficientes para animarlo a salir disparado por todas las calles de Miami y acusarme de estar enalteciendo a los esbirros de la Seguridad del Estado. Mi proclama a favor de tan brutales personajes —según su visión del personal— ocurrió en 1995, acabadito yo de llegar al exilio y cuando me creía que todos los cubanos que luchaban contra Fidel actuaban en hermandad y no esta fiesta de despiadado protagonismo y tumbadores de dinero. Así que ya saben, hermanos del otro lado, antiguos esbirros ahora designados por Carlos Alberto Montaner para que garanticen el poder postfidel, postraúl y hasta postmachadito (uno nunca sabe). Abran el camino, garanticen el despacho de la presidencia donde este caballón de la política va a sentarse y después, sólo después de que no exista el peligro de que asome ni un revólver de fulminante, lo llaman. Y tú, Norbertico, ¿cuándo vas a acabar de entender que el problema no es el esbirro, sino a quién sirve?

Ver "Carlos A. Montaner: 'El ejército de Cuba será clave durante la transición'", Por Pablo Gaggero. La Nación, Buenos Aires, viernes 2 de noviembre de 2012.

viernes, 26 de octubre de 2012

Quemar el mar

La perspectiva desde la rampa de lanzamiento de un portador atómico se presentó como una oportunidad única para el autor en sus vivaqueos como reportero. Este es uno de los famosos FKR-1 (de Frontovaya Krylataya Raketa, cohetes alados frontales) que los soviéticos dislocaron en Cuba en el transcurso de la Operación Anydir. Se designaron como armas nucleares tácticas de defensa costera en caso de una invasión americana. La misión —dicho de un modo pertinente— consistía en pulverizar cualquier flota que se acercara a 100/180 kilómetros del litoral cubano dado el empleo de las cargas de 12 kilotones— equivalente cada una a 77 bombas como la de Hiroshima—, alojadas en el compartimento posterior a esa naricita del cohete que se halla detrás de mi cabeza, y que es el morro de protección del radar. El ingenio era un diseño de la oficina del armenio Artiom Ivánovich Mikoyán y el ruso Mijaíl Iósifovich Gurévich, los que anteriormente habían producido los alabados turborreactores de combate MiG, por eso la semejanza con el MiG-15. El autor intenta superar uno de los rieles de la rampa de arrastre Kh-7, sobre los que el vehículo portador alcanzará una velocidad subsónica antes de finalizar su recorrido, y desde donde saltará hacia su techo de combate de 400 metros sobre la superficie. Tiene un peso de despegue de 3.600/3.400 kilogramos, pero al estabilizarse en su altitud de 400 metros, ya va mucho más ligero por el combustible consumido por el empuje del despegue, y entonces ganará su velocidad de aproximación y ataque de 1.200 kilómetros por hora, hasta que la guía de los radares de rastreo —los operadores en la cabina de comando, a más de 100 kilómetros de distancia— lo hagan abalanzarse sobre el objetivo. Es lo último que sabremos de él, al menos con esta forma de diseño metálico de un MiG-15 sin cabina. La crisis, como se sabe, finalizó el 28 de octubre de 1962. Nikita Kruschov retiró sus armas nucleares estratégicas de su breve acampada cubana, no sin antes obtener de John F. Kennedy el compromiso de desistir de sus planes de invasión a Cuba y retirar de Turquía los cohetes con los que los Estados Unidos apuntaban hacia el territorio soviético. Pero ni una palabra sobre las 80 cabezas nucleares tácticas de los FKR-1, más las 12 de los misiles Luna, y las seis bombas nucleares de caída libre de los bombarderos de alcance intermedio IL-28. El mariscal Rodión Malinovsky, ministro de Defensa soviético, estaba loco por dejarle todo eso a Fidel. Allí, en su patio. Su razonamiento era que con Kennedy solo se había pactado la retirada del armamento estratégico. Y que ni siquiera sabían que este otro material se encontraba en Cuba —al parecer, en la loma del Esperón (N. del A.)—, al occidente de la isla. Malinovsky quería más, incluso. Quería entrenar a los cubanos en su manejo y dejarles el arsenal a la disposición, fuera de toda responsabilidad soviética en un uso eventual futuro. No le faltaba argumento, puesto que el acuerdo oral con los cubanos del verano de 1962 para el despliegue de la cohetería estratégica en la isla preveía el compromiso de que las tropas cubanas tomarían el control de las armas nucleares tácticas después de asimilar un entrenamiento. Aguantaron bastante rato en Cuba, para que sepan. Hasta que se impuso algo que Anastas Mikoyan y Nikita Kruschov consideraron que era “lo más razonable”. Así que el general Isaía Alexandrovich Plíev, jefe de la Agrupación de Tropas Soviéticas, recibió la orden de empaquetar también el armamento nuclear táctico y asegurarse de que todas las cabezas nucleares tácticas salieran de Cuba el 1 de diciembre de 1962 en el barco de carga Arkhangelsk. Y, en efecto, el 20 de diciembre, sanas y salvas, llegaron al puerto soviético de Severomorsk. Por su parte Fidel (estuviese o no de acuerdo con la jugada, hubiese sido o no parte de la magistral conspiración) tuvo que aprender el verdadero significado de lo que es el poder de disuasión del armamento nuclear. Precisamente, su objetivo es disuadir, y tendría que saber desde ese momento que el poder disuasivo de las bombas atómicas mantenía su vigencia. Y lo cierto es que el comunismo, en esta ocasión, había ganado la guerra de Cuba, sin perder un solo hombre.

Foto © Roberto Salas

martes, 23 de octubre de 2012

Silvio fumando en Octubre

Desde la izquierda: el chofer Manolo Rojas, el fotógrafo Ernesto Fernández,
los periodistas Norberto Fuentes, Guillermo Cabrera Álvarez y Sixto Quintela.
Personal de Mella. Crisis de octubre de 1962. El lugar de
concentración es la instalación deportiva llamada El Pontón.
Hace bien Silvio Rodríguez en titular su crónica “Mi crisis de octubre” (en su blog Segunda cita, octubre 15, 2012). Porque es, sin apelaciones, su crisis de octubre. No acierta con ningún dato, excepto en el de enmarcarlo en esos días de 1962. De cualquier manera, es un texto modosito, suave, hasta dulce diría yo, y que logrará entre sus fans el verdadero propósito de presentarnos la faceta heroica de su personalidad: era un niño que sin vacilar tomaba las armas para la defensa de la Patria. ¿Patria es con mayúscula, no? En la foto que acompaña el texto, solo le falta el chupete. Claro, en un ejército de niños como era el nuestro, y de un poco más viejos, es decir, muchachones, uno no se daba cuenta de la edad del chamaco que estaba al lado tuyo. Era el tipo de tropa que, en las movilizaciones, se conocían como los cagatrillos.

Me apresuro a declarar que no está mal que un poeta haga ese derroche de imaginación en un escrito. ¿Imaginación o estadía en la dimensión profunda del conocimiento? Evidentemente estaba en las nubes durante todo el transcurso de la crisis de octubre de 1962, o lo está ahora cuando la recuerda. O en ambas ocasiones. Creo, sin embargo, que es menester establecer algunas precisiones.

Dice Silvio: “En octubre de 1962… pasé aquella famosa crisis acuartelado en mi centro de trabajo, haciendo guardias de madrugada con un máuser”. El centro era la revista Mella.

Silvio, en el Mella nunca hubo ese tipo de fusil. Había cuatro metralletas checoslovacas —dos modelos T-23, y dos modelos T-25—, cada una con sus módulos de cuatro peines de 40 balas (9 mm) y el depósito de guardia o vivaqueo de 20 balas. Las dos T-25, el modelo de culatín plegable, se entregaban, en muy contadas ocasiones, a los reporteros que iban a moverse en una zona de actividad de bandas contrarrevolucionarias. Yo me llevé una, por supuesto, cuando fui al Escambray, y Guillermito Rosales se llevó otra cuando fue a cubrir las operaciones en el sur de Matanzas. La razón de este frugal arsenal de metralletas a disposición del Mella es que las armas se distribuyeron en Cuba —desde que comenzaron a llegar los embarques del campo socialista— primero a los batallones de combate que se formaban donde quiera que se pudieran reunir 1.000 hombres (sobre todo en los barrios de La Habana) y entre 300 y 500 en las zonas rurales, pero también a centros de trabajo de cierto pedigrí político. El de Mella era inmejorable puesto que antes de la Revolución había sido la publicación de la Juventud Socialista —la organización juvenil del antiguo Partido Socialista Popular (comunista)— y ahora se reinventaba como órgano de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR), que era a su vez una reinvención de la antigua Juventud Socialista, pero con mucha más amplitud de miras, puesto que Fidel Castro se hallaba en el poder.

Las otras armas que había en el Mella era la pistola P-38 de Carlos Quintela, el director de la publicación; la pistola Makarov de Adolfo Rivero, miembro del Consejo de Redacción y una especie de gurú ideológico de la AJR; la pistola Browning, de 9 mm, de Ramón Perdomo, subdirector de la revista; las tres pistolas Colt, calibre 45, propiedad respectivamente de los periodistas Bernardo Callejas y Sixto Quintela, y la del chófer Jacobo Milraid Chiprud, alias “El Yaqui”; la pistola Super Colt 38 National Match, propiedad de este autor; la pistola Browning calibre 22, propiedad del periodista Manolo Casanova; y el revólver Colt calibre 38, cañón corto, propiedad del dibujante Virgilio Martínez.

¿Tú dices un fusil Máuser K98 Wehrmacht del que los alemanes fabricaron cerca de 14 millones de unidades entre 1935 y 1945? Perdóname, Silvio: no había uno solo por aquellos predios. Es más, no había ninguno en las unidades militares ni centros de trabajo, porque esos vinieron a aparecer hacia 1965 en una partida atrasada de los checos, no sé si los checos por salir de esa cacharrería que guardaban desde la Segunda Guerra Mundial, o los cubanos por aceptar todo el armamento que les dieran. Los utilizaron después para enseñar a tirar, mal que bien, a unos abuelos y rollizas señoras (que asistían a los entrenamientos en pulcras batas de casa) que constituían una suerte de escuadrones de pensionistas. El fusil con su suástica indeleble grabada en el mecanismo del cerrojo y la abuela apuntándole a una lata vacía de leche condensada rusa.

Silvio describe el lugar —llamado El Pontón— donde supuestamente iba a entrenarse. Ve fango en una explanada virtualmente tapizada de cemento, piscinas de competencias, canchas de tenias y tabloncillos de baloncesto. Y que era el sitio de concentración de las milicias de los centros de trabajo de la zona, pero al cual el Mella solo asistió una vez, cuando se advirtió que la especificidad de su misión lo eximía de tal obligación. Luego regresa al edificio del Mella. Silvio dice que, a la hora de dormir, se hundió en una de las hamacas que, me imagino, colgaban en algún sitio de aquella redacción. Máuseres, fango, hamacas. ¿Estás seguro, Silvio, que tú pasaste la crisis de octubre con nosotros? ¿En el Mella? Bueno, tienes razón. ¿Qué relevancia tiene que las hamacas existieran o no? El problema era hundirse. Y en una nube, mejor.


Arriba: La instalación deportiva que Silvio describe como El Pontón. Durante la crisis de octubre de 1962 sirvió de lugar de concentración de las unidades de Milicias de la zona de Centro Habana donde estaba ubicada la revista Mella. La foto es de la única noche en que el personal de Mella hizo allí acto de presencia, probablemente el jueves 25 de octubre. Obsérvese que la edificación es de mampostería. Y —aunque no se distingue en la foto—, el piso es de losas. No hay el terrenos para arrastrase en el fango, un lodazal que el trovador también describe. Derecha: Silvio adolescente —o más bien púber— en la foto que él mismo provee en su crónica sobre la crisis de octubre. Derecha abajo: Una metralleta checoslovaca modelo T-25, de culatín plegable. El modelo T-23 era de culata de madera. En abril de 1961, la URSS, Checoslovaquia y China completaron un primer envío de armamentos a Cuba, que incluía 125 tanques (IS-2M y T-34-85), 50 SAU-100, 428 piezas de artillería (desde 76mm hasta 128 mm), 170 cañones antitanques de 57 mm, 898 ametralladoras pesadas (de 82 mm y 120mm), 920 ametralladoras antiaéreas (de 37 mm y 12,7 mm), 7 250 ametralladoras de infantería, y 167 000 pistolas y fusiles. Entre este último rubro se hallaban las que, en nuestras manos, devinieron las emblemáticas metralletas checas. En mayo de 1961, según un informe del Ministro de Defensa, la URSS decidió entregar a Cuba un extra de 41 aviones de combate (MIG-19s y MIG-15s), 80 tanques adicionales (equipados para visión nocturna), 54 ametralladoras antiaéreas de 57 mm y 128 piezas de artillería pesada. En ninguno de los dos casos se detectó la presencia de un solo Máuser K98 Wehrmacht.

viernes, 19 de octubre de 2012

Conga en stand-by

La conga auténtica, en el Estadio Latinoamericano, La Habana.
Cuando ese teléfono comienza a sonar y los códigos en el identificador son todos de Europa, ya tú sabes lo que te espera. Mataron a Fidel otra vez. Es cuando las redacciones se acuerdan de mí. Les da lo mismo un obituario que una labor de pitoniso o de forense. Quieren corroborar la historia. Me han llegado a decir que la radio cubana solo trasmite música “sacra”. ¿Música sacra, en un país comunista? ¿No se habrán confundido con “La Internacional”? No, no. Música sacra. Oh, entonces la cosa es muy seria. Porque quiere decir que la noticia del fallecimiento del Comandante viene acompañada, de hecho, con la entrega del poder a Jaime Ortega. De cualquier manera hay otra música asociada a los faustos del acontecimiento. Yo me paro en la terraza de mi casa a ver si la oigo repicar. Vivo a escasas cuadras del restaurante Versailles, la especie de Plaza Cívica que los cubanos del exilio usan para montar sus congas en celebración de la muerte de su tirano particular. Umm, no se escucha nada aún. Uno debe bajar hasta el garaje y tomar el fiel Toyota y realizar la exploración operativa. Constatar si ya están colocando las tumbadoras y, sobre todo, si los grandes camiones con antenas parabólicas incorporadas al techo de CNN, CBS, Univisión y Telemundo ya se han parqueado. Todo listo. A ver si el Comandante estira la pata antes del estelar de las seis. Yo, por lo pronto, regreso sin noticia a la labor diaria del escritor en el olvido. Pero me queda una pequeña, íntima venganza, que comparto con el mismo Fidel entre las paredes de mi imaginación. Es recordar algo que él decía. Lo estoy viendo entrar a prima noche en casa de García Márquez, una sonrisa maliciosa en los labios, los ojos encendidos por el placer de la burla que masculla y enarbolando un manojito de cables de prensa. Años 1987 ó 1988. Innecesario precisar. Se repitió algunas veces. Han anunciado su fallecimiento. Una vez más. "Me han matado tantas veces”, dice, a modo de saludo, “que el día que sea verdad, nadie lo va a creer".

miércoles, 17 de octubre de 2012

El mundo sin Fidel

Publicado en La Repubblica y en La Tercera.

Al igual que el presidente Barak Obama se ufana de su mote de “Obama No Drama”, su homólogo cubano Raúl Castro podría reclamar un título semejante con idéntica satisfacción. Desde luego, la parsimonia de Obama en el primer debate presidencial —que lo tiene al borde de perder las elecciones— no obra de la misma manera entre Raúl y sus conciudadanos. En realidad, Raúl está logrando el imposible de convertir el colorido, de giros violentos, impredecible, proceso cubano, en uno de los países más aburridos del planeta. Y todavía con el hermano vivo, que fue uno de los más exitosos protagonistas de la política como espectáculo. Así pues, se acabaron las denuncias y las acusaciones porque Cuba no dejaba viajar libremente a sus ciudadanos. A partir del próximo 14 de enero, según los medios oficiales de La Habana, si tú tienes un pasaporte hábil, una visa y un ticket de avión, puedes ir a donde te plazca. A partir de ahora, pues, la responsabilidad de mover los cubanos en el espacio aéreo internacional no es del gobierno cubano sino de los gobiernos del resto del mundo. Y, ojo, no solo del de los Estados Unidos, que siempre es el adversario más reconocido para oponerle a los cubanos, una especie de comodín al servicio, si no, sobre todo, de Europa. Que se preparen las cancillerías occidentales, porque el bullicioso enjambre ya viene doblando la esquina.

Se pueden imaginar en este mismo instante que la noticia, si bien ha sido recibida con festejos dentro de Cuba, no ha sido igual en Miami, donde más de un millón emigrantes de la isla se gana la vida, si no ha tenido la posibilidad de dedicarse a la política y asegurar un “grant” del gobierno americano para derrocar la tiranía de los hermanos Castro. En definitiva, son estos emigrantes los que van a tener que escarbar en sus bolsillos para sufragar los viajes. De cualquier manera, pronto los patrones americanos vendrán con una ayuda, porque veo bajar, más temprano que tarde, esas barreras fronterizas. Pero las que están en la oficina de intereses americana frente al malecón habanero. Ahí va a comenzar la trabazón.

Otros beneficios subsidiarios para el presidente Raúl Castro: Limpia de nuevo el país de desafectos y “personal no conveniente”, pero lo va a lograr de manera fluida y, digamos, civilizada. No a saltos y en medio de grandes crisis internacionales y despliegue de media flota americana en la Corriente del Golfo para interrumpir las oleadas de balseros. Si quieren le llaman Mariel silencioso, aunque la idea es mucho más inteligente porque no tiene propósitos tácticos. Es estratégica. Es, en efecto, una ley, y no tiene carácter de excepcionalidad. No es para quitarle presión a la olla, sino para que forme parte de la vida del país. En fin, como le gustan a Raúl las cosas. Cero espectáculo. Todo por el libro. Se establecen las leyes y se cumplen. ¿Entendieron compañeros ciudadanos?

Y si los emigrantes cubanos del sur de la Florida verán menguar dramáticamente sus reservas económicas, el golpe mayor no cae sobre ellos. La disidencia interna. Ellos son los que, como se dice en la isla, “se han quedado colgados de la brocha”. Porque su principal objetivo —por si no lo sabían—, no era tanto la libertad de Cuba, como agenciarse un boleto de avión. Era el principal reclamo de sus luchas. Vivían prisioneros en una isla. Cercados, en vez de por barrotes, por el mar. Difícil situación que se le presenta en estos momentos a personajes como Yoani Sánchez, libre de viajar a donde se le ocurra —y quieran recibirla, desde luego. Una ganancia más: le arrebataron el discurso.

En fin, que a donde Obama le fue muy mal con la ausencia de drama, a Raúl le va a ir muy bien. Pero como se extraña a Fidel, ¿verdad?

lunes, 15 de octubre de 2012

El cielo de octubre era
rojo en nuestro horizonte

Publicado en La Tercera, Chile,
el 13 de octubre de 2012.

Si la Crisis de los Misiles de 1962 (conocida como Crisis de Octubre, en Cuba) fue el pasaje más peligroso de la Guerra Fría, el momento más peligroso de la Crisis de los Misiles fue la tarde del 27 de octubre, cuando la resolución de la crisis —la guerra o la paz— aún se balanceaba. Una batería del oriente cubano acababa de derribar un U-2 de reconocimiento norteamericano y el Presidente John Kennedy barajaba las opciones que le quedaban ante Nikita Khrushchev y si lo complacía o no en retirar los cohetes Júpiter de Turquía a cambio de sacar los dislocados en Cuba. Esa tarde, después de tensas discusiones con el Excomm (el Comité Ejecutivo), Kennedy decidió una estrategia doble —una carta a Khrushchev aceptando no invadir Cuba a cambio de la verificación de la salida de los cohetes y mandar a su hermano Robert a reunirse con el embajador soviético Dobrynin para, en voz baja, hacer el regalito de los Júpiter turcos.

Esa tarde yo estaba en el edificio de la revista Mella, calle Desagüe 108/110, Ciudad de La Habana, cuando llegó la noticia del U-2 derribado. La carga de adrenalina de todos se disparó junto con la convicción de que estábamos a punto de ser bombardeados por los B-52. Cuento esto ahora porque los grandes personajes llevan argumentando su protagonismo por más de 40 años y no toman en cuenta los detalles que podemos aportar otros participantes de la movilización. Aquella noche me asignaron la azotea del Mella. Tenía un pesado capote del Ejército Rojo y una metralleta checa T-23, de 9 milímetros. Los capotes eran regalos para nosotros del Komsomol soviético. Mi pareja de ese turno fue Manolo Rojas, uno de los chóferes del Mella, igualmente con metralleta y capote. Tal equipamiento —se suponía— era adecuado y suficiente para enfrentar la posibilidad aún vigente del golpe atómico. Llevábamos acuartelados en el Mella desde el 16 de octubre. Mella era la única publicación juvenil con que contaba Fidel. El cielo de octubre era rojo en nuestro horizonte. Esa noche yo hubiese muerto junto al negro Manolo, los dos semiasfixiados bajo los capotes de combatientes de Leningrado, y guardando una distancia prudencial de un nido de viudas negras que yo había descubierto en una llave de agua de la azotea, muy atento a sus desplazamientos.

Después amaneció una vez más sobre La Habana y, quizá por la tarde, me fui con Ernesto Fernández, el fotógrafo, a recorrer las unidades dislocadas al oeste de La Habana. Teníamos un jeep Toyota con techo de lona y traíamos una bomba de Mig-15 de 100 kilogramos sin estallar que rescatamos del polígono de tiro de la aviación cerca de playa El Salado. También cargamos cigarros y tabacos y una grabadora RCA Víctor que ya entonces era antediluviana. Pudimos servirnos de la corriente de unidades con plantas eléctricas. Hicimos un reportaje en la UM 1968, un batallón de la barriada habanera de Santos Suárez fogueado el año anterior en Bahía de Cochinos. Se había llamado Bon 117 y ahora respondía a la División 2250. Radio Habana Cuba trasmitió el reportaje. Nunca recuperé la cinta. Después tiramos dos números en mimeógrafos del periódico Los Topos. Tampoco guardé ejemplares.

Regresamos al Mella. Ernesto reveló sus excelentes fotografías y yo escribí mi reportaje "Esperando al enemigo"*. La guardia me tocó otra vez en la azotea. Me engancharon al caricaturista René de la Nuez de pareja. Arrastramos nuestros pesados capotes hasta la azotea. El enjambre de crispantes y negras arañas esperaba. René y yo nos enredamos en una discusión sobre si el veneno de esos monstruos mataba a la gente y si era verdad o no que te saltaban a la cara.

*El artículo publicano en Mella, de octubre/noviembre de 1962.

martes, 11 de septiembre de 2012

Un blog contra Batista


Estoy harto de tanta mediocridad de Yoani Sánchez y de El Nuevo Herald y toda la comparsa acompañante. Harto y algo aburrido en el sillón reclinable de mi estudio climatizado —con el resguardo de FPL, la compañía eléctrica de la Florida. Vamos a hablar claro. ¿De qué coño es disidente Yoaní Sánchez? ¿Disidente de qué pensamiento suyo anterior? ¿De cuál escuela filosófica o política? ¿De qué disiente ella, caballeros? ¿De cuando fue comunista? ¿O por lo menos revolucionaria? El novelista soviético Konstantín Simonov decía que nadie es soldado al nacer. De igual modo, pienso yo, nadie puede ser disidente de algo que nunca fue. Y líder no es, se puede asegurar. ¿A que masas enardecidas Yoani ha llevado al asalto de Palacio? A una boda de maricones va cualquiera y mucho más cuando la hija del presidente apoya a los mismos maricones. Entonces, ¿cuál es el papel de Yoani en la sociedad cubana? La verdad es que José Antonio Echevarría hizo mucho más que ella y sin internet. Asaltó Radio Reloj mientras sus compañeros se encargaban del Palacio Presidencial. Imagínense a Fidel en posesión de un blog contra Batista, en la época que planeaba el asalto al cuartel Moncada. Lo que pasó ayer mismo (domingo 9 de septiembre) es uno de los episodios más vergonzoso de la historia de la contrarrevolución cubana. O por lo menos una muestra fehaciente de sus dos incapacidades primarias: la de movilización y la operativa. Ayer, más de la mitad del país —incluida la capital— y en medio de los sofocos del verano, cuando la población suele alterarse con mayor facilidad, y en una cantidad superior a los 5 millones de personas (según los estimados), perdió el suministro eléctrico durante casi 12 horas, en unos lugares más, en otros menos, pero las tinieblas que envolvieron a esa país casi por completo, no produjeron un solo altercado, un solo saqueo, un solo atentado, un solo policía muerto (ni herido a sedal), ni un solo grito de abajo Fidel. Como decían los viejos, ni el murmullo de un palillo de dientes. Desde luego, nuestra gloriosa y paradigmática Yoani Sánchez ocupó de inmediato su puesto en lo que sería el equivalente actual de las Patrullas Click. Ah, los viejos tiempos en que los pioneritos salían a la calle en medio de los apagones a informar de cualquier anomalía. (O viceversa, cuando había muchas luces encendidas, para que la gente las apagaran, vecinos indolentes, caramba). Honor y gloria a las Patrullas Click. ¿Habrá sido Yoani una pionerita, con su sayita de color remolacha y pañoleta roja? Ahora sí tenemos un argumento para su disenso. Que se niega a ser como el Che. Pero por lo pronto, en lo que sí es infalible, es en su papel de portavoz paralelo del Gobierno, que en otras épocas sería de la chismosa del barrio. Mira un patrullero. ¿Qué lío habrá? Oh, y hasta los bomberos. ¿Qué pasará en la esquina? ¿Qué Juanita la peluquera se fajó con quién? No. Una puñalada. Dímelo. Rápido, que me están llamando del Jeral.

La siguiente mininovela se publica a tenor del “fair use” tan alabado por la jurisprudencia americana, y es el resultado del tremebundo reportaje con que El Nuevo Herald nos despertó en su edición del lunes 10 de septiembre. Le llamo mininovela porque el material suministrado como factual por la bloguera Sánchez —que no ha sido alterado— carece del final abierto a que obliga toda noticia en desarrollo. Una última cosa. Sánchez asevera que el apagón muestra la fragilidad política del país. Sí, señor. El país con el gobierno más frágil del mundo. Como titanio.

La política como deseo irreprimible

Apagón en Cuba desató rumores sobre un
posible colapso del gobierno

La bloguera Yoani Sánchez escribió el lunes que el último apagón fue tan grande, y que los medios estatales proporcionaron tan poca información sobre las causas, que desató una ola de temores y rumores en La Habana.

“Las patrullas de policías sonaban sus sirenas en las calles y de vez en cuando se escuchaba pasar un carro de bomberos”, escribió Sánchez. “Camiones con luces de ‘estado de sitio’ patrullaban zonas del malecón. Eso aumentó el temor, que unido al silencio informativo generó aprensión y muchas especulaciones”.

“Más de la mitad de la gente que me llamó alarmada durante el tiempo de oscuridad, asociaban lo sucedido con algún problema en el gobierno. Frases al estilo de ‘esto se cayó…’ se repetían por todos lados”, agregó la bloguera.

Esto “indica el estado de fragilidad política y social de una nación, donde un apagón de varias horas puede llevar a sus ciudadanos a pensar que todo un sistema se ha desplomado. Significativo ¿Verdad?”, puntualizó.

jueves, 30 de agosto de 2012

Nunca hables de aviones


Fidel Castro Díaz-Balart tuvo un desliz. Muy costoso. En 1992, en medio de una borrachera con sus amigotes habaneros, soltó la bravuconada de que él era “un gran físico nuclear lo mismo en Cuba que en cualquier país”. Fidel, su padre, no tardó en enterarse. Y al otro día Fidelito estaba despojado de todos sus cargos al frente de la todopoderosa Comisión de Energía Nuclear. Los desmanes, la dilapidación de recursos estatales, las orgías incluso, fueron levemente ajustadas. La explicación interna de su despido fue que había llegado “al borde de lo ilegal”. Ser el hijo de Fidel Castro sirvió por lo menos para eludir la cárcel. Antonio Castro Soto del Valle tomó el cetro de hijo favorito a partir de entonces. El matriarcado de hierro impuesto por Dalia en el último matrimonio de Fidel ha mantenido bajo control a Antonio. Por lo pronto, no se conoce ninguna referencia suya a ejercer sus habilidades de ortopédico bajo cualquier otro cielo. Douglas Rudd y Molé, uno de los heroicos pilotos que contribuyó a derribar la flotilla de aviones de la CIA en Playa Girón, conoció la experiencia. Mucho antes de la boutade de Fidelito, dijo lo mismo pero referido a su oficio: “Yo lo mismo soy piloto de MiG-21 en Cuba que de Concorde en Francia”. Pero como no era el hijo de Fidel Castro, fue a dar de inmediato a la cárcel, donde debió extinguir una condenada de 30 años (no los cumplió todos). Pero los muchachos, los atribulados “hijitos de papá”, son otra cosa. Se trata, es evidente, de una generación más afortunada en este sentido del trasiego internacional. Vean sino los casos de Alina Fernández, la famosa “hija rebelde” de Fidel Castro, escapada de la isla con pasaporte falso y peluca, y el del hijo de Juan Almeida, el comandante histórico de la Revolución, Juan Juan Almedia, que también cruzó tranquilamente las ventanillas de la Inmigración cubana, éste con la cobertura de recibir tratamiento médico en el extranjero. El último escándalo, el de Glenda Murillo Díaz, de 24 años, que cruzó desde México por el puesto fronterizo de Laredo, Texas, el 16 de agosto, para instalarse en los Estados Unidos, da leña para otros fuegos. Glenda es hija de Marino Murillo, de 51 años, conocido como el “zar de las reformas” en Cuba, vicepresidente del Consejo de Estado y miembro del Buró Político del Partido Comunista. La noticia pues es que otra hija ha dado el salto. Pero hay un error de apreciación, ya que el hijo de la Revolución es Marino, no ella. Ella ya es una nieta de la Revolución. De cualquier manera se suma a una tropita que va creciendo. Y que augura dos cosas: una formidable, visceral lucha por el poder dentro de Cuba cuando los papás desaparezcan, a la vez que la sonriente perspectiva de que el entendimiento entre los que se quedan allá como los que arriban a las playas del capitalismo, sea tan rápido como fácil. En definitiva, son los mismos.

Publicado como “Quei piccoli ribelli dai sogni americani” en La Repubblica (Roma), el 29/8/12, y con su título original en La Tercera (Santiago de Chile), el 30/8/12.

martes, 28 de agosto de 2012

Cabeza, ojo y corazón

Recomiendo la entrevista al fotógrafo Iván Cañas de Montse Ordoñez en su blog DE LA HABANA AL CIELO. Lo primero es que no te desgastas con la política cubana. ¿O esto es lo último? Es una entrevista decente, quiero decir. Tiene una nostalgia muy bien contenida y es sincera y clara y uno aprende a conocer a un artista con ella. Ha logrado con palabras lo que quiere hacer con sus retratos fotográficos. Bravo por Iván. Y por la muchacha del blog, of course.

El link: http://delahabanalcielo.blogspot.com.es/2012/08/entrevista-ivan-canasel-fotografo-que.html

lunes, 13 de agosto de 2012

@pontificar

Recibo un mensaje de la vieja amiga que aquí identifico como Milagrosa Artiles y que, por razones ajenas a mi entendimiento, adopta el extraño nombre compuesto (en inglés) bywater para su dirección electrónica, milagrosabywater@ etc etc etc .com, y a la cual le pregunto, a vuelta de correo: ¿Qué quiere decir ese nombre? ¿Tú a través del agua? Me recuerda la interpretación de la palabra anonadado de la sección “Enriquezca su vocabulario” de Salaciones del Reader’s Indigest, la demoledora parodia del Reader´s Digest de Marcos Behemaras de principios de la Revolución, que se distribuía como suplemento de la revista Mella. Sentado en el agua. Aunque el puritanismo burgués todavía imperante impidió el despliegue de la frase en toda su intensidad, aún en Mella que era una publicación comunista: sentado de culo en el agua. Ummm. Hay una redundancia. Uno siempre se sienta de culo. Nadie se sienta de frente. Eso es como me dijo una vez un guajiro del Escambray: no hay manera de que te puedas acostar bocabajo en una hamaca. Quizá todo el fenómeno tenga que ver con la ductilidad de la columna vertebral para facilitar las posiciones más humillantes, pero diríase que ninguna para la dignidad. Lo más que puedes lograr es levantar el mentón como si fueras un marine frente a su sargento. Pero intenta doblegarte de espaldas para que veas. Se produce lo que se llama partirse el espinazo. ¿Ven? Se los digo yo. La dignidad, de ejercerla exageradamente, te lleva directo a la muerte. Mongo Treto. El guajiro Mongo Treto fue el que me hizo la observación sobre la inviabilidad de las hamacas para que nadie duerma con el gollete apuntando hacia las estrellas. Ramón Treto Hernández, también conocido como Mongo el de la G-2, por su afición a denunciar guajiros desafectos. Cojones, qué descarga, Milagritos. Ná, que me impulsé.

PS: He dicho 'a vuelta de correo'. Pero me pregunto, ¿es aceptable el uso de la expresión en el espacio cibernético? ¿Será ilegal? ¿Punible?

domingo, 5 de agosto de 2012

"Ningún disidente es un peligro
para el gobierno cubano"

Una entrevista de Pedro Schwarze

La muerte del conocido disidente cubano Oswaldo Payá, el 22 de julio, provocó un debate en el exterior sobre si había sido un accidente o un crimen. Hasta ahora, los dos extranjeros que viajaban en el auto con Payá, un español y un sueco, avalan la versión oficial del accidente. El escritor cubano Norberto Fuentes, quien en los 80 se codeó con la cúpula del régimen isleño y vive en EE.UU. desde 1994, descarta la posibilidad de un crimen, y sostiene que en todo esto el gran ganador es el gobierno de La Habana.

Los viejos buenos tiempos.
¿En algún momento pensó que esto podría ser un asesinato?
Nunca. Yo conozco ese aparato. Ese aparato mata sin problemas y donde sea. Pero ¿para qué asesinar a Payá y a Harold Cepero y dejar a los dos extranjeros vivos? Si hubiera sido planeado, ahí no sobrevivía nadie. El árbol entró hasta la mitad del auto donde estaba sentado Payá. Si lo venían persiguiendo, ¿por qué el auto no está golpeado por atrás?

¿El gobierno cubano tenía razones para matar a Oswaldo Payá?
No. Estuvo vivo por muchos años. Si pones en peligro verdadero a la Revolución, duras lo que un merengue en la puerta de un colegio. La muestra de que ninguno de los actuales disidentes es un peligro verdadero es que están vivos. Quienes han puesto en peligro ese proceso están cinco metros bajo tierra.

Tras la muerte de Payá, ¿el gobierno cubano sale ganando?
Por supuesto. En largo rato no saldrá nadie de España con dos dólares para Cuba. Se acabaron las operaciones políticas de ese tipo y esperemos el romance entre Cuba y el Partido Popular español (PP). ¿Para qué tenían que formar un lío con Payá ahora? ¿Cuál era el beneficio? Ahora la jugada esta cantada. Cuba tiene más leña para sus movidas internacionales y, cómo les gusta a ellos, todo el mundo pidiendo silencio y tratando de negociar por debajo de la mesa. El papel con tachuelas en la puerta de la Cancillería cubana dice: “Escuchamos ofertas”.

¿Pero el gobierno cubano tuvo que enfrentar una ofensiva exterior?
Lo del accidente de Payá me recuerda el caso del U2 con Gary Power (el piloto estadounidense cuyo avión fue derribado mientras realizaba un vuelo espía sobre la URSS en 1960). Se mandaron a correr y cuando se cansaron, Nikita Krushev apareció con el piloto vivo. Los españoles se embarcaron en un principio en el canto de sirena del exilio cubano, y el problema es que el exilio cubano no es cauteloso, es oportunista. Subestima a gente tan experimentada. De hecho, el exilio ya está lidiando con la nueva generación en el poder; porque lo que tiene Raúl Castro alrededor son los muchachones del relevo.

¿Tendrá consecuencias el caso de Oswaldo Payá?
El expediente Payá está cerrado. El PP tiene que bailar esa música y los suecos tienen que bailar esa música, todos tienen que bailar la música del gobierno cubano. Y el exilio cubano ha perdido a su inmejorable aliado, el PP. Eso, aparte de que ahora Cuba, con el español, tiene dos Alan Gross (norteamericano arrestado en Cuba, en 2009, y que podría ser usado en una negociación con Estados Unidos).

[Publicado en La Tercera, Santiago de Chile, jueves 2 de agosto, 2012.]

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Los “outtakes”

El siguiente material es "el crudo” —para utilizar el lenguaje de los editores de grabaciones— de la entrevista, realizada vía telefónica por Pedro Schwarze (en Santiago de Chile) con Norberto Fuentes (en Coral Gables, Florida, EEUU), la tarde del miércoles 1 de agosto.

Empezamos…

"Los españoles —del diario ABC, por ejemplo— se embarcaron con el canto de sirena del exilio cubano. El problema es que el exilio cubano no es cauteloso. Cuando se tiene a un enemigo tan experimentado, como el gobierno cubano, se está obligado a ser cauteloso, porque son gente de mucha experiencia, no solamente de la experiencia de ellos, sino la experiencia histórica".

"En el exilio cubano no son cautelosos porque son oportunistas y creen que tienen la verdad. Entonces le confieren al gobierno cubano la habilidad suprema de provocar ese accidente —que desde ese punto de vista de su lógica parece perfecto, ejemplar, porque deja muertos a los dos cubanos disidentes y vivos a los extranjeros— y lo subestiman, porque dos minutos después, al denunciar que se trató de un asesinato, se quedan en el aire, porque no pueden concederle a ese mismo cerebro extraordinario que diseñó ese crimen la habilidad de la propaganda, de cómo manejar los asuntos después. Y se llega al extremo, como al que ha llegado el diario El Nuevo Herald, de llamar a las armas en sus columnas de opinión, lo cual es una vergüenza".

Gary Francis Power en un aeródromo secreto de Pakistán.
"Ellos (el gobierno cubano) tienen toda la información. La tenían ahí. Saben de dónde vienes, cuándo vienes, quién eres. Todo lo saben. Desde Suecia. Desde Madrid. Pero además ya le buscaron sustituto a la noticia de Payá con la información del supuesto arresto del ayudante personal del hijo de Raúl Castro, por ser agente de la CIA. Ya hay un nuevo escándalo, todavía superior. Cuando tu coges un hombre de ese nivel —suponiendo que esta noticia sea cierta—, el cordel que les da es de pinga, si es que no lo reclutaste, que es lo más seguro que pasó, porque él sabe que eso, en lo que lo agarraron, es paredón. Nace entonces lo que se llama un 'juego operativo': lo llevan hasta donde ellos quieren. Es una nueva novela, Cuba no sale de la noticia. Toda la información que ese muchacho dio a la CIA es falsa. Es lo que ocurre by the book cuando tu detectas un agente CIA. Primero lo detectas y acto seguido lo reclutas. Eso también lo sabe la CIA, por supuesto. El problema es determinar cuando el enemigo comenzó a enviar información falsa. ¿Paredón? ¿Tan facilito? Oye, ahí fusilaron a Arnaldo Ochoa y a Antonio de la Guardia Font. Esa gente no cree en nadie".

Miami, el domingo 29 de julio de 2012.
"Lo más importante es que el exilio cubano ya está lidiando con la nueva generación en el poder, porque lo que tiene Raúl Castro alrededor son los muchachones de relevo, ya están lidiando con otro gobierno. Y aquí (Miami) siguen con el mismo viejo método, y cuando la gente no les hace caso arremeten contra todo el mundo. Han perdido a sus mejores aliados, ahora el PP, y lo único que está pidiendo el PP es: 'Caballero, veamos como resolvemos esto. Nosotros estamos haciendo lo que ustedes querían, pero ahora tenemos un españolito que está preso ahí, en Villa Marista'. Dicen que hasta Supermán si tu lo coges y lo metes allí, llora. No hace falta kriptonita. Nada más lo metes ahí".

"Calculan mal. El gran problema del exilio cubano, y lo digo con un sentimiento de lástima y de pena, es la manera en que subestiman a gente tan experimentada. Que esos sí no subestiman a nadie, porque sabe Dios cuándo a algún contrarrevolucionario se le puede ocurrir algo inteligente. No puedes subestimar nunca a tu enemigo, a tu adversario. Te imaginas unos tipos que se fueron de Cuba —que no lograron ni cojones en Cuba, llegan aquí, se inventan una nueva vida, un nuevo pasado, y viven a base de mentiras—, y se muere Payá y un segundo después proclaman el asesinato, y por ahí se manda todo el mundo".

"Aquí hay una manipulación de la información, descarada. El titular del Herald de hoy es que la viuda de Payá no va a aceptar ponerle una demanda al español, y adentro dice que la mujer dice que esto ha causado mucho dolor, que ella no quiere que otros pasen el dolor que ella está viviendo. Ni palabra que fue o no un accidente. En mi opinión, a esa señora ya la fueron a visitar, si no los cubanos, los mismos españoles, para que no siga más".

"Con quien estaba enfrentado Payá últimamente era con el cardenal Jaime Ortega (por la actuación de Ortega en el último tiempo, en su relación con el gobierno cubano). Pero el cardenal aprendió la lección y encabezó el funeral de Payá".

"Dios intervino y produjo ese accidente perfecto. Después sí actuó la Seguridad del Estado. Automáticamente que Dios puso su mano sobre esta casualidad, intervino la Seguridad del Estado. O sea la Seguridad del Estado cambió la orientación de su trabajo sobre estas personas. Porque Payá y los otros no iban para Santiago de Cuba sin que estuvieran controlados, sin que se supiera por lo menos. Ahí no se mueve nada que la Seguridad no lo sepa".

"Para quien son un problema los disidentes es para el gobierno norteamericano. Lo que Washington no quiere es dispersión y descontrol. Desde el año 61 que no querían esos otros guerrilleros contrarrevolucionarios, porque 'todos estos son comunistas también'. No quieren esos grupos contrarrevolucionarios independientes. ¿Qué les hizo la CIA a los independientes, demócratas, católicos, o procedentes del 26 de Julio? Los abandonaron o incluso los metieron presos y estuvieron presos hasta después de Playa Girón. El gobierno norteamericano quiere hablar con el gobierno cubano, con un gobierno central, que tenga la situación bajo control, y que no dejen salir balseros. Washington está de acuerdo que todo sea poco a poco. No quieren líos en Cuba".

"¿A quién le quiere hacer la gracia el exilio, a quién le pretenden vender esto de la rebelión y las acciones armadas y violentas que reclama El Nuevo Herald? Un combate al que ellos no van a ir. Y cuando hablo de exilio hablo de estas cabecitas locas y oportunistas. El Nuevo Herald se edita para una finca, una finca que hay aquí en el sur de la Florida. Un periódico escrito por peones de los dueños de la finca. Esa gente quiere insertarse en un contexto que les queda grande. Han convertido la muerte de Payá en una oportunidad de hacer el ridículo y de buscarse nuevos enemigos. Y ahora ¿para que llaman al combate? ¿Para poner en el poder a quién? ¿A Carlos Alberto Montaner, a Lincoln Díaz-Balart? ¡Por favor…!".

¿Ha cambiado la mano hacia los disidentes, de Fidel a Raúl?
"Fidel hace otras cosas. Mete 75 presos. Hace espectáculo. Raúl es otra forma. Es la moderación: 'Sí, habla ahí, escribe tus boberías, pero el día que te coja…'. Con Fidel era: 'Coño, metiste la pata, por culpa tuya se murieron 12 mil vacas, ¡¡¡descojónenlo!!!' Y a los dos años estás de embajador en Roma. Fidel era tan grande, tan magnífico, que era hasta buena gente. Le jodía bajarte el brazo y meterte un sopapo. Este otro, chiquitito, chinito: 'No, no, no. Esa pared es verde'. 'Pero, mire, Raúl'. 'Esa pared es verde. Y estas son las leyes'. Y, desde luego, la pared es verde. El quiere tener un país con leyes. El gran enemigo de Fidel Castro eran sus propias leyes y de ahí aquello que las leyes eran para los contrarrevolucionarios, mientras todos lo demás éramos un atado de criaturas enloquecidas, haciendo lo que nos saliera de los cojones, hasta que lo pusiéramos en peligro a él, o si no le convenía algo. Pero Raúl quiere tener un país con leyes, con municipios, con tribunales, con abogados. De algún modo es el triunfo del viejo Partido Socialista Popular. Por fin ganó. Claro, con una inyección de la enorme, extraordinaria sabiduría de Fidel Castro".

viernes, 13 de julio de 2012

Los fieles Kalashnikovs


La balada favorita. “Hang down your head, Tom Dooley. Hang down your head and cry. Hang down your head, Tom Dooley. Poor boy, you're bound to die”. Es un poco más de la 1:20 AM del 13 de julio de 1989. Un hombre de 51 años, de mediana estatura, hijo de Mario de la Guardia y de Graciela Font, padre de cuatro muchachos y vecino de la calle 17 número 20606, es conducido al poste donde debe recibir —en el pecho— la descarga de seis proyectiles 7.62 full metal jacket proveniente de seis fusiles de asalto AK-47, y un disparo —en el cráneo— de pistola Makarov calibre 9 mm. Antonio de la Guardia Font. El Siciliano. El Legendario. Tony. Una de las más formidables leyendas de la Revolución Cubana. Pero Fidel Castro decide que tenga la sepultura de un desempleado. Fidel Castro, tú también vas a morir.

jueves, 12 de julio de 2012

Norberto desclasifica

Por Pedro Schwarze
 
Heberto Padilla y Norberto Fuentes junto a Nancy Pérez Crespo,
en los primeros días de exilio del autor de Hemingway en Cuba.
La caja de Pandora en que, 41 años después, sigue convertido el "caso Padilla" ha vuelto ha abrirse. Llamado así por el poeta cubano Heberto Padilla, marcó un hito de la tormentosa relación entre la Revolución Cubana y la cultura, donde las contradicciones, la cobardía y el oscurantismo parecían conjugarse.

La noche del martes 27 de abril de 1971, en la sede de la Unión de Escritores y Artistas...
(Para seguir leyendo ir al blog de Pedro Schwarze).

lunes, 9 de julio de 2012

Aviso importante

Nuestras modestas capacidades operativas fueron superadas por la creciente demanda.Los documentos en PDF han sido movidos hacia otro servidor. El lector debe estar consciente de que la descarga puede ser lenta.

Se pueden descargar también los archivos, con variable rapidez, desde Norberto Fuentes punto net.

viernes, 6 de julio de 2012

El caso Padilla

Encuentro en Miami, circa noviembre 1994.
Heberto Padilla y Norberto Fuentes en el estudio de Iván Cañas.
Copyright © 1994, 2012 by Iván Cañas. Prohibida la reproducción.
El siguiente documento (presentado aquí en dos versiones) ha estado fuera del alcance del público por más de 41 años. Contiene —hasta donde alcanza nuestro conocimiento— la transcripción más completa y fidedigna de lo acontecido la noche del 27 de abril de 1971 en el antiguo garaje para dos coches de la mansión de la familia de Narcis Gelat, el acaudalado banquero. La mansión había sido convertida desde 1961 en sede de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). El garaje se habilitó para la ocasión como salón para las descargas autocríticas convocadas de alguna manera al unísono por el Departamento de Seguridad del Estado y el poeta Heberto Padilla.

El autor agradece a Rui Ferreira su apoyo y dedicación.

Cliquee aquí para la versión personalizada del enfrentamiento con Padilla (Sólo en PDF).

Cliquee aquí para la versión facsimilar del documento de circulación restringida (Sólo en PDF).

Se ha eludido la reproducción de las últimas 23 páginas (de la 67 a la 90) de la versión facsimilar del documento por tratarse de cables de prensa. Un segundo documento peca del mismo contenido y ha sido desestimado. La entrega se completa con las nueve páginas iniciales del número final de la serie, de 62 páginas, por el interés eventual del debate entre Haydeé Santamaría, Mario Vargas Llosa y Heberto Padilla. El resto es un relleno de cables de prensa. Para consulta de la versión completa, el interesado puede dirigirse a la biblioteca de la Cuban Heritage Collection, de la Universidad de Miami, donde el autor dejó un original a su amparo.

El lector queda advertido de la posible lentitud de la descarga, explicable en un archivo PDF de tanto peso.