viernes, 29 de marzo de 2013

Cayo Buba

Con Octavio Cortázar, el director de Guardafronteras. (Celso Rodríguez)
[1980]

Nota: cuando llegamos a Cayo Buba y los únicos que se bajaron del barco de pasajeros vestidos de verde olivo fueron Salvador [Blanco] y Patricio Wood y eso, yo me dije que estábamos muy jodidos. Nostalgia y berro [disgusto] creciente. Ellos tienen ahora 19 años y eso. Déjame copiar lo que le puse en una carta a Rufinelli [el crítico uruguayo Jorge Rufinelli]:

Hice un reportaje sobre una película de largometraje que están haciendo en uno de los islotes del norte de Cuba. La película se llama Guardafronteras, y trata sobre nuestra épica reciente; épica en la cual, desde luego, tu amiguito el Norber estuvo presente. Te puedes imaginar el sentimiento de frustración y de nostalgia creciente cuando llegué a aquel islote en un moderno barco de pasajeros y no en una de aquellas cáscaras de avellanas que utilizábamos en nuestra época, con una calibre 50 a proa, las que la mayoría de las veces cuando disparaban desencuadernaban los barcos en que estaban instaladas, y cuando llegamos al islote, de él se apearon unos veinte técnicos cinematográficos y los seis o siete actores que van a hacer el papel de la patrulla de Guardafronteras. Son seis o siete muchachos que trabajan en un programa de mucha aceptación entre los adolescentes cubanos, que se llama “Para bailar”, y que son unos remedos criollos de John Travolta. Y ellos eran los únicos que estaban allí vestidos con los viejos uniformes verdeolivo de campaña, de bolsillones, y con fusiles (cargados con balas de salva, desde luego) y botas, y cuando yo vi aquello, y vi a uno de esos jophntravoltas nuestros, con el uniforme, y yo, en cambio, con un jean, canoso y barrigudo, me di cuenta que ya estaba muy jodido. Qué experiencia más extraña, chico. ¿Tú te acuerdas de Antonio Das Mortes, de Rocha; no te acuerdas de la escena cuando Antonio Das Mortes está observando el cadáver del último cangaceiro, y roza con sus dedos las insignias y los adornos de la ropa de su último enemigo? Eso es más o menos lo que uno siente. …*



Nota de 2013: Otro poco de las salpicaduras del salitre y del crispante contacto con los mangles y del enrarecido olor del combustible que consumen los motores estacionarios soviéticos de la magra flotilla de suministros de Guardafronteras es aceptable como testimonio en un blog de viejos guerreros.

* El autor no tiene idea de a quién estaba dirigida la nota. Solo sabe de su existencia porque aparece entre sus papeles.33 años es demasiasdo tiempo para exigirle un recuerdo infalible a una memoria, incluso a una tan eficiente como la mía. Sorry.

Habrá más, desde luego, en precisamente Peligros de la memoria.