viernes, 31 de mayo de 2013

jueves, 30 de mayo de 2013

martes, 28 de mayo de 2013

9.050 horas


Foto: Clive Rudd
Hoy hace 26 años que el general de brigada Rafael del Pino hizo posar las ruedas de su Cessna en una base militar de Key West, luego de un vuelo de unos 20 minutos desde el aeródromo de Ciudad Libertad, en La Habana. Traía a su mujer y dos de sus hijos a bordo. Como él mismo dice, a la usanza de Neil Armstrong al descender en la luna: “Un corto vuelo pero un enorme salto para una familia”. Lo cierto es que pocas cosas han removido los cimientos de lo que ahora aquí se llama castrismo, como esta deserción.Veintiséis años. Pues ahora Rafael del Pino es este viejón fuerte que se las da de hippie con su cola de caballo y que me envía mensajes electrónicos desde los lugares más recónditos del mundo, siempre firmados como El Águila Vueltabajera. Orgulloso piloto de combate (de ahí el Águila en un territorio donde tal bicharraco no existe) de la provincia de Pinar del Río, que se le suele llama Vuela Abajo o Vueltabajo (pegado) por uno de sus valles de tierra prodigiosa para el cultivo del tabaco. Y por ahí anda, con sus molleros de piloto bien alimentado y su sonrisa maliciosa y sus eternas ganas de joder (en ambas acepciones, la cubana y la española), lo mismo en Grecia —me dice que se encontró ayer a Anthony Quinn—, que frente a la puerta de una oficina del PC francés ¿en Burdeos?, donde saluda a la cámara con el puño izquierdo en alto, que en una tupida selva de Kenia —donde dice que Tarzán lo invitó a cenar tres plátanos burros, y la observación inevitable de que Juana tiene “tremendo fambeco”, o lo que es igual, trasero, pero en pinareño. Es decir, que el águila vuela cada vez más alto y más lejos. Un águila que lleva su laptop firmemente agarrada en el encuentro del ala con el bólido del cuerpo, lo que en aviación se conoce como la viga madre. Va cargadita esa laptop. Ya ha soltado dos libros nuevos. Y tiene en preparación Los años de la guerra. Un mamotreto sólido, como no existe otro en la literatura cubana. Tiene aquella onda que tanto nos subyugaba de las memorias del invencible mariscal Georgi Zhukov. Y mientras más jodedera mete en nuestros mensajes, más me doy cuenta yo que está ensimismado, que se abruma bajo la carga de escribir una obra y que se le va la vida. Y él que creía haber recibido ya todas las cargas de gravedades negativas al comando de su MiG-21 PF. Vuelta alto el Águila. El cielo es tuyo.

domingo, 26 de mayo de 2013

Luis Pavón

El viernes se sintió en baja. No quiso comer. El sábado estaba inquieto. Tampoco quiso probar bocado. Sí, había como melancolía en su mirada. En los últimos tiempos se había consumido y dicen que no medía más de una cuarta entre sus dos hombros. A media mañana se sentó en una butaca del recibidor bajo techo, al frente de la casa, y su último gesto fue inclinar la cabeza sobre un hombro. A quien primero llamaron desde La Habana, fue a Marilú Moré, su jefa de despacho en los tiempos de la presidencia del Consejo Nacional de Cultura, que vive en North Carolina. Marilú fue quien me lo comunicó, la voz ahogada por el llanto. Yo llamé a su casa en La Habana hacia las 11 de la noche. Hablé con su hija y le dije que estaba muy triste. Me dijo que ellos lo sabían, que yo me iba a poner así. Ahora empiezo a recoger sus cosas dispersas en mi disco duro o en el librero. Nunca tuvieron un propósito ceremonial. Eran, cuando menos, fogueos de combate. Una pena que ya todos los combates hayan cesado.



De: "luis pavon"
Para: norberto
Enviado: Viernes, 2 de Marzo 2012 13:41
Asunto: muchas felicidades

Hola Norberto

De parte de mi padre, un saludo y felicidades por tu cumpleaños.

Sld

Luisito 
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De: Norberto Fuentes
Para: luis pavon
Enviado: Viernes, 2 de marzo de 2012 13:56
Asunto: re: muchas felicidades

Dile a él que este mensaje suyo es la cosa más linda y emotiva que me ha ocurrido hoy, e incluso que me haya ocurrido en mucho tiempo. Saint-Exupéry lo dijo mejor que todos nosotros: "No se producen viejos camaradas".

Norberto.
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El 2 de marzo de 2012 14:26, luis pavon escribió:

Coño, compadre me alegra que así sea:
Son tiempos difíciles para él, donde no prosperan viejas amistades, y lleva varios días diciéndome que por fvr te enviara ese email hoy por ser tu cumpleaños
Un Sld

Y sabes que un mensaje personal se lo puedes enviar por aquí
Sld

Luisito
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15:39 (Hace 59 minutos)
para luis

Luis Pavón y Tamayo:

¿Usted no sabe que los buenos han sido siempre muy pocos? ¿Y que usted es uno de ellos? ¡Se puede imaginar que nuestros ideólogos se llaman ahora Reinaldo González, Raúl Capote, Antón Arrufat, Alfredo Guevara! Pues que claudiquen ellos, Luis Pavón. Que claudiquen ellos. Usted póngase a escribir. Usted, dedíquese a escribir. Escriba, coño. No hay manera ni Dios que lo haga concebir una sola línea contrarrevolucionaria. ¿Así que a qué temerle? Los que tiene que temerle a usted son las prostitutas históricas y cualquiera que sea el dirigente que los aúpe. Y créame que con solo 100 paginitas de sus memorias, el corretaje va a ser mucho. Pásales le cuenta. Y repita conmigo: Que claudiquen ellos.
Déjeme saber de usted. Pero no me haga esperar hasta el próximo 2 de marzo.
En las verdes y en las maduras, su amigo,

Norberto.




Un mensaje de Alberto Batista, en su habitual tono ponderado y de bajo perfil, pero con intenciones que responden a la familia de las cuchillas. No conservo la fecha, al menos en esta versión. Alberto Batista fue director de la editorial Letras Cubanas, en La Habana, y uno de los más viejos y leales amigos del autor. El artículo al que se refiere —“Discurso en defensa de Pavón”— es de Pío Serrano y, por supuesto, es un ataque a Pavón, y más que a Pavón, a todo el proceso cubano. Tampoco conservo el sitio de la blogósfera cubana donde aparece el texto de Serrano.

Fragmento:

-------------- Original message --------------

From: AlbertBatista

Norber:

La historia, ya lo dijo el viejo Marx, suele morderse la cola de vez en cuando. Acaba de resucitar un remedo digital de Lunes de Revolución. A lo mejor ya lo conoces. De ahí es este texto que te adjunto: Discurso en defensa de Pavón. Algunos miembros de la familia holguinera de Pavón fueron muy cercanos a mí, incluso un par de sus hermanos me dieron clases en el pre universitario y la Universidad de Oriente respectivamente.
Y como fueron eso que se llama "una familia decente" (y de la izquierda clásica), leer estas cosas me llaman la atención.
Un abrazo

El Ton
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Respuesta de “Norber” y no precisamente en un tono mesurado y de bajo perfil. La referencia a Reinaldo Gonzáles es porque se trata de uno de los más reconocidos portavoces de la guerra contra Luis Pavón. La paradoja es porque Reinaldo vive en Cuba y Pío, creo, en Madrid, y ambos coinciden sin fisuras en sus criterios. El ensayo de Serrano es prolijo en citas a autores polacos, de ahí otra de las referencias de “Norber”. El lenguaje, ciertamente, es soez y poco apropiado para el debate político o filosófico. Ocurre cuando tú escribes mensajes personales, sin pensar en la publicación, y luego te niegas a enmendarlos. Pero también tiene esa virtud: nada adquiere mayor velocidad y nitidez que la violencia verbal.

Ton:

¡Estos comepingas! Hablan como si vivieran en un reino de justicia y felicidad, en un incomparable escenario de compasión y humanismo. La mierda nada más que se produce en la Revolución. Las tiranías es su modus vivendi natural. ¿Quién dijo que en Occidente y en el capitalismo había tiranía? Franco, Batista, Trujillo, Hitler y etc. y etc. y etc. hubiesen aplaudido con entusiasmo el ensayo de esta lumbrera cubana. Menos mal que alguien, aunque fuese de soslayo, acudía a sacarles las castañas del fuego. Yo siempre lo he dicho: la lectura continuada de los polacos produce este tipo de intelectual contrarrevolucionario. Y por increíble paradoja de la historia. ¿Tú sabes quiénes son los teóricos favoritos de Reinaldo González? ¡Los mismos polacos! Ah, esos maridos polacos. Con sus pinguitas apestosas.
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Otro mensaje de Alberto Batista:

De: Alberto Batista [Ton]
Para: Norberto
Enviado: Martes, 22 de mayo de 2007
Asunto: [Sobre texto de Ambrosio Fornet]

Norber:

Descubrí este texto en la red, es de enero de este año.
Es un texto del inefable Pocho Fornet, contra Pavón.
No sólo me llamó la atención la tergiversación de la época y fuentes del "pavonato", o el pase de cuenta a las ramas, y no a las raíces.
Hay omisiones curiosas, como la tuya. Lo que no es casual, porque la tuya se alinea más bien a la izquierda. Y desgraciadamente no fuiste maricón.
Un abrazo

El Ton

[Ambrosio Fornet: “El quinquenio gris: revisitando el término”, fechado el 30 de enero del 2007. Se encuentra con toda facilidad en casi todos los sitios cubanos. Tiene linduras descriptivas como la siguiente: “… el pavonato no es tanto la expresión de una táctica política como una visión del mundo basada en el recelo y la mediocridad…”. Pavonato es la forma con que ahora se acuña la política cultural supuestamente establecida por Luis Pavón como Presidente del Consejo Nacional de Cultura, entre 1971 y 1975].
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Fragmento de mi respuesta:

…hay dos personajes principales de esta historia que tampoco se han decidido a establecerla en sus memorias. Uno, el mismo Fidel Castro, del cual ya a estas alturas quizá no podamos esperar interés por el tema y habrá que apostar todas las fichas a una eventual desclasificación de sus archivos o de los del Departamento de Seguridad del Estado. El otro es Luis Pavón y Tamayo. Si hay alguien vilipendiado por la primera oleada de la revisión histórica de la Revolución Cubana, ha sido él. Pero el antiguo director de la revista Verde Olivo y luego presidente del Consejo Nacional de Cultura y a quien se describe como arquitecto de un tenebroso “quinquenio gris” de la cultura cubana, no es previsible que quiebre su indoblegable militancia partidaria y que prefiera asumir —y llevarse con él a la tumba— toda la responsabilidad de una tarea. Eso, tranquilamente, antes de caminar los nombres verdaderos que se mantendrán a buen resguardo en “la máxima dirección revolucionaria”. No habrá memorias de Pavón sobre el quinquenio gris. Muy tarde —y muy complejo— que él entienda que es preferible hacer perder a un partido —por lo menos en la descripción de un episodio— a que pierda una nación en el conjunto de su verdad histórica.

viernes, 17 de mayo de 2013

El último reportero

El conocido periodista y escritor brasileño Fernando Morais logró salvar algunos escollos muy difíciles y fatigosos para llevar a término —con los cubanos— su libro Los últimos soldados de la guerra fría. Más escabroso aún por tratarse de un simpatizante evidente del proceso cubano. Lidiar con esos personajes que te encuentras en La Habana y luego sumarle los que él mismo se decidió a rastrear en Miami, es una empresa de galeotes pero además dispuestos a sonreír con cada latigazo. Los periodistas cubanos de la generación posterior a la mía —y también, en mi época, muchos de los que flotaban a mi alrededor— aprendieron la lección básica de que no había que complicarse la vida con proyectos demasiado ambiciosos. Tú puedes vivir maravillosamente en esa profesión y hasta ganar fama y ser galardonado como un mariscal sin dar jamás un palo periodístico, sin venderle a ningún editor que tú tienes “la última” y sin encabezar ningún reportaje o entrevista con el orgulloso enunciado de EXCLUSIVO. Mientras estés produciendo lugares comunes, no tienes problemas. Randy Alonso haciendo pucheros ante la presencia de Fidel enfermo, en su mono deportivo o en pijamas, pero sin fuerzas para levantarse del sillón de espaldar de mimbre, es la viva estampa de la falta de profesionalismo. Venia de un programa que era más bien una corte de aduladores, La Mesa Redonda. Y está bien —y uno lo entiende desde el punto de vista emocional— que Randy se sienta afectado, si hasta hace poco el líder se personaba casi toda las noches en su programa y no parecía tan jodido. Pero los ojos aguados y los pucheros, están de más. Fidel hablaba durante horas, y parecía que gobernaba el país desde el estudio —¿o lo gobernaba realmente?—, y se mostraba natural y relajado, dueño absoluto del escenario. Incluso, es leyenda aquella noche de trasmisión, en que le dijo al conductor: “Oye, Randy, sigue tú hablando ahí un rato, que yo tengo que ir al baño”. En vivo y en directo, amigos televidentes. El Comandante se disculpa para ir a mear.

El problema, claro, es que llegó un momento que el mismo Fidel estuvo convencido de su divinidad, y esto resulta, de inicio —y se diría que por principios—, una situación embarazosa. (Hasta donde se sepa, ni Cristo ni Buda no Mahoma, ni ninguna de las deidades del panteón Yoruba, y ni Odín, por favor no me dejen fuera a Odín, daban conferencias de prensa). La última periodista del enclave, Katiuska Blanco, se suma igualmente al esfuerzo de canonización, pero tiene la virtud de no ser una espécimen calvo y de pucheros fáciles del tipo de Randy Alonso sino que es una cubana de muy buena presencia. Por lo menos, como vicaria de Fidel, estoy dispuesto a escucharla durante horas. ¿Entienden? En eso sí hemos ganado muchísimo los clientes. Estoy hablando, por cierto, de un país en el que se hizo bastante buen periodismo. Dentro de la Revolución, quiero decir. Pero resulta complicado cuando no puedes emplearte a fondo con la ironía o con una cierta carga de cinismo que es inevitable a la hora de producir un periodismo de competencia. Y si no vas a hacer saltar a tu entrevistado, ponerlo en un aprieto, para qué diablos te estamos pagando. Yo me ufano del buen periodismo de mi etapa. Nosotros avanzamos textos y reportajes que se batían en cuanto a nivel de innovación y pegada literaria con la escuela del Nuevo Periodismo del alarde yanqui de los 60. Mientras Tom Wolfe y Gay Talese y Hunter S. Thompson se desplegaban en Brooklyn o Las Vegas, nosotros estábamos igualitos de enredados con las nuevas técnicas pero dislocados en la escuela de maestros de Minas de Frío o en los cañaverales de Mangalarga o de compañeros de una emboscada de Guardafronteras en los manglares al este de Isabela de Sagua. Excelente Nuevo Periodismo al unísono con los yanquis. Al menos de eso me ufanaba.

La explicación del desastre, según mi punto de vista, es que nuestra vida ciudadana terminó siendo como una especie de corral. Poco importaba la información que circulara dentro del cercado de tablones. En definitiva, la Revolución Cubana se ha desenvuelto todo el tiempo para un público que se encuentra en el exterior. Allí adentro, el apoyo a la Revolución ocurre a las buenas o a las malas. El periodismo será peor en Corea del Norte, pero la policía política anda pareja en cuanto a eficiencia, incluso la cubana teniendo que lidiar con la apariencia de operar en una sociedad más abierta. Así las cosas, la propaganda para consumo exterior se ha basado en un producto que sin muchas prevenciones ni cuestionamientos ha comprado a las grandes luminarias. En este orden de cosas, los nombres que barajaba Fidel Castro solían ser de vértigo, desde Gabriel García Márquez hasta Oliver Stone. ¿Cómo se llamaba aquel viejito, el español de las novelitas policiacas, medio maricón él, que se prestó igual para las alabanzas? Y entre esos dos polos —los señores de arriba, para ponerle nombre a las cosas—, Gabo y Mr. Stone, puedes descargar un batallón de camiones de volteo repletos de premios Nobel, Pulitzer, Oscares, y cuanto galardón y autor de best seller o éxito de taquilla te acuerdes. Claro, de vez en cuando se les va al tiro por la culata, alguien que reniega, y entonces tienen que mandarse a correr para lo que se llama el control de daños.

Surge entonces el caso de Fernando Morais y su libro sobre los últimos soldados de la Guerra Fría. Un caso extraño, porque no es un renegado y en el transcurso de un baile de equilibrios que parece imposible, logra mantener su integridad política (que, sin discusión, es de izquierda y de apoyo a la Revolución Cubana) a la vez que produce un libro sin concesiones y con ausencia absoluta de consignas ilustradas. No creo que a los funcionarios cubanos les haya dado mucha gracia. Pero el daño ya está hecho, así que vamos a aceptarlo de todas maneras —o lo perdemos. Querían un vehículo de propaganda para sumar a la causa de los famosos cinco, pero nunca un reportaje en serio. Al final han terciado por la mejor solución (y muy a tono con el gobierno de medias tintas de Raúl Castro). Por eso las toneladas de melaza que vertieron en su presentación del libro en La Habana, con presencia de Ricardo Alarcón, el Presidente de la Asamblea Nacional, y toda la parafernalia habitual. Se lavaron la cara. Como para decir, ¿se fijaron?, nosotros sí que somos los más liberales del mundo.

¿Liberales? Bueno, lo primero que pasa con el libro, es que Fernando no comete los mismos errores de García Márquez, que se subordinó. Gabo tuvo una feliz arrancada con su reportaje “Operación Carlota” sobre la presencia decisiva de los cubanos en la guerra de Angola de 1975. Pero de ahí en adelante se dedicó a cumplir órdenes. Era de muchas maneras lógico. Cuba lo abastecía de información que era clasificada en muchos de los casos, aunque la principal razón de su obediencia reside en que Fidel lo obnubilaba. Aclaro que tal información es de naturaleza clasificada solo en los bordes. En Cuba y en todos lo que concierne a la Revolución, lo único realmente clasificado es lo que afecte la seguridad (y el futuro) de Fidel Castro. A Fernando Morais le hicieron la oferta. Y él, desde luego, aceptó. Lo que nadie previó es que él no iba a detenerse allí en las gavetas que supuestamente los cubanos ponían frente sus ojos y por primera vez antes que a ningún otro cristiano.

Entre tapa y tapa de Los últimos soldados de la guerra fría, el resultado es una mirada audaz y profunda de los episodios recientes del así llamado asunto cubano. No usa adjetivos —como concepto de base— y le da al lector la oportunidad de conocer el territorio desde puntos de vista variables y pocas veces coincidentes, amén de la famosa información privilegiada que pusieron en La Habana a su disposición. No se dejó manipular por ninguna corriente ideológica —ni siquiera por las suyas propias. Casi un imposible cuando tratas con el Gobierno cubano, porque existen muchas presiones de su parte, y no es que sean mercantilistas; las peores son las de índole política o moral, y cuando te tratan de compañero, es que ya te tienen en un puño y date por liquidado. Para mí, por último, queda sin resolver la tragedia de unos infelices muchachones encerrados supuestamente para siempre en unas refrigeradas y pulcras —pulcrísimas—, celdas de unos establecimientos norteamericanos de máxima seguridad, en donde han sido depositados gracias a los manejos de su propio líder. Los entregó. Miserablemente. Fidel Castro es el responsable de esas penas. Él lo sabe y que no me joda. Es así como la porción de gloria que le toca a Fernando es haber escrito un libro de historia antigua con los protagonistas aún vivos. Tiene coraje el brasileño. Intentar reactivar los retumbos de la Guerra Fría es un ejercicio de infinita lealtad con los cubanos. Ojalá que nunca despierten.

Coda con puros

Fernando

Me gusta hablar con Fernando por Skype porque lo observo prender los espléndidos Cohibas que debe traer por cajas desde Cuba, si no los compra en el mismo Brasil. Me imagino que lo haga solo por molestarme, y yo aguanto a pie firme. Un Cohiba es una experiencia de los dioses aunque se lo fume otro. Y aquí, donde yo vivo, enarbolar un puro de esa prestancia —y máxime frente a la camarita de Skype— es casi un acto de delincuencia. Información privilegiada y tabaco. Hete aquí otro beneficio del tema cubano. La fuma.

Fidel

Yo pienso que hay una relación directa entre la transformación de la Revolución Cubana —de una fiesta popular a la tiranía— en el hecho de que Fidel Castro dejara de fumar. Es que gobernar dejó de serle placentero. Las relaciones con el medio ambiente no fueron más de gusto, no vinieron tramitadas con los grandes humos. En definitiva los grandes humos que habla Heberto Padilla es lo que une al gran macho cubano Fidel Castro con el gran maricón que es José Lezama Lima. Siempre tenían un habano en la boca. El habano en la boca te obliga a una sensualidad. Sartre lo observó con certeza cuando dijo que Fidel cerraba los labios como un puño sobre su habano. Ay, Lezama, cómo tú disfrutaste esa escena. Sí, no es lo mismo la toma de las decisiones más terribles cuando carecen del saboreo de alto contenido de amoniaco de las hojas de Vuelta Abajo, al tacto entre la lengua y el paladar. Los grandes humos. Época prodigiosa, sibarita. ¿Te lo imaginas, dando la orden de que te fusilen, los ojos brillando como pantera, mientras se echa una aldaba? Te están amarrando a un arbusto cuando te da la espalda y se retira. El vaho húmedo de su tabaco lo sigue.

viernes, 10 de mayo de 2013

El libro ajeno

Por Pedro Schwarze

FILE - In this black and white file photo from the mid-1900's, released by the
John F. Kennedy Presidential Library and Museum in Boston, shows Ernest
Hemingway, second from right, and Gianfranco Ivancich, right, dining with
an unidentified woman, left, wife Mary Hemingway, second from left, and
Juan "Sinsky" Dunabeitia, center, at Hemingway's villa Finca Vigia in
San Francisco de Paula, Cuba. Cuba and a private U.S. foundation are
working together to preserve more of the novelist's papers and belongings
that have been kept at his home near Havana since he died in 1961.
The digitization of 2,000 Hemingway papers and materials will be transferred
to Boston's John F. Kennedy Library. (AP Photo/John F. Kennedy Presidential
Library and Museum, File) Cuba Hemingway Collection.


Documentos de Hemingway en Cuba a Biblioteca JFK

Por Brett Zongker (The Associated Press), Washington  
6 de mayo de 2013

Académicos y el público en general podrán tener mayor acceso a los libros y grabaciones que Ernest Hemingway dejó en Cuba, donde escribió algunas de sus obras más famosas, al partir hacia Estados Unidos.

Cuba y una fundación privada estadounidense colaboran para preservar más de los documentos y pertenencias que quedaron en la casa, cerca de La Habana, desde la partida del novelista, que murió en Estados Unidos en 1961. El lunes en el Capitolio estadounidense, el representante James McGovern de Massachusetts y la Finca Vigia Foundation con sede en Boston anunciaron la digitalización de 2.000 documentos de Hemingway y otros materiales. Las copias digitales serán transferidas a la Biblioteca John F. Kennedy en Boston.

Esta es la primera vez que alguien en Estados Unidos ha podido examinar estas pertenencias del escritor guardadas por años en su casa en Cuba, la Finca Vigía. Los documentos incluyen pasaportes que muestran los viajes de Hemingway y cartas que hablan de obras como El viejo y el mar.

Jenny Phillips, la nieta del editor de Hemingway, Maxwell Perkins, creó la Fundación Finca Vigia en 2004 tras una visita a La Habana en la que vio la casa del escritor en el abandono y se enteró de que había muchas grabaciones en el sótano de la vivienda. Phillips hizo las gestiones para que el Departamento de Estado y el Tesoro le dieran permiso para enviar a conservadores y archivistas a Cuba para ayudar a salvar los archivos literarios.

"Son los despojos y los desechos de la vida de un escritor. Es su vida y su obra", dijo Phillips. "Todos esos pedacitos y piezas se juntan para crear un gran rompecabezas".

Los archivos recientemente digitalizados incluyen cartas de Hemingway a la actriz Ingrid Bergman y otras a su esposa Mary, pasaportes documentando sus viajes, cuentas en bares, listas de compras y anotaciones sobre huracanes. No incluye ningún manuscrito.

Un esfuerzo de digitalización anterior divulgó 3.000 archivos de Hemingway en 2008 y presentó por primera vez fragmentos de manuscritos, incluyendo un final alternativo para Por quién doblan las campanas y correcciones a borradores de El viejo y el mar.

En la Finca Vigía continúan las obras de restauración. Se está construyendo un nuevo edificio climatizado en el que se albergarán los libros del escritor y las grabaciones originales.

"Desde hace años los académicos tratan de ver qué hay ahí, y por la situación política entre ambos países los cubanos se aferraron muy pronto a lo que tenían", dijo Phillips, quien ha negociado entre los cubanos y los estadounidenses para tener acceso a la colección de Hemingway. "Creo que es una colaboración extraordinaria y única entre los dos países".

McGovern, quien aboga por regularizar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, ha calificado la colaboración por Hemingway como histórica.

La biblioteca Kennedy tiene una gran colección de Hemingway con más de 100.000 páginas de escritos y 10.000 fotografías gracias a la intervención de Jacqueline Kennedy para albergarlos. Tras la muerte del escritor en 1961 el presidente John F. Kennedy ayudó a que la esposa del escritor, Mary Welsh Hemingway, regresara a Cuba para recuperar sus pertenencias, pero Mary sólo se pudo llevar lo que cupo en un bote. El resto lo quemó, por considerarlo demasiado íntimo, o lo dejó en la casa.



— O —

La academia americana parece no hacer el mínimo esfuerzo por documentarse, o por lo menos googlear (quizá algo muy poco académico, pero por lo menos efectivo), sobre Hemingway y sobre lo que dejó en San Francisco de Paula, La Habana, y hace afirmaciones sin un chequeo básico. A las señoras de la Fundación Finca Vigía y de la Biblioteca Kennedy solo les bastaría consultar dos libros de Norberto Fuentes, para darse cuenta de que están vendiendo (o comprando) chatarra. Especialmente por el hecho de que los documentos y manuscritos más relevantes e importantes que quedaron el sótano de Finca Vigía —y que ahora ofrecen digitalizados para evitar un engorroso viaje a La Habana para poder leerlos, todo por una gentileza (¿y unos cuantos dólares de por medio?) de los cubanos— ya fueron reproducidos en las páginas de Hemingway en Cuba en… 1984. Es decir, hace casi 30 años. Incluso la Biblioteca Kennedy entrega la imagen que encabeza esta nota sin lograr identificar a la mujer en primer plano. Ya en Ernest Hemingway: Rediscovered —el segundo libro de Fuentes sobre el novelista americano— se resolvió la incógnita: es una prima de Mary Welsh Hemingway, Bea, la esposa de Homer Guck.







Tomado del blog Toda la noche oyendo pasar pájaros del 9 de abril de 2013.