martes, 19 de diciembre de 2017

La historia continúa


Tomado de la cuenta de Instagram de Pedro Schwarze. La foto fue captada en mi casa, el domingo 10 de diciembre. El segundo comentario es de Omero Ciai, el periodista italiano. Estaba en La Habana. Pero la fiesta era 90 millas al norte. Foto: B. Johnson.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Miami al oeste

Foto: Pedro Schwarze

lunes, 20 de noviembre de 2017

Indomable

 

Si el empeño de Fidel era completar un curso de ictiología fluvial en beneficio de las capacidades operativas de su pastor alemán, ya sabemos el resultado. La preciosa criatura no aprendió nada. Solo lo que ya él sabe: que su amo muestra una determinación inagotable para lograr cualquiera de sus objetivos. Fidel —debemos entenderlo— pensará: si yo logré quebrar todos los códigos genéticos para tener una vaquita que produjera más de cien litros de leche por ordeño, aunque si bien es cierto que me duró poco —se deslechó, la pobre— ¿por qué no puedo convertir a Birán en un eficiente perro cobrador y reajustarle sus características de perro de trabajo? Por eso lo está enseñando: la trucha, probablemente ya muerta, que flota sobre la quietud del remanso, es la pieza a cobrar. Su obstinado empeño, sin embargo, la hace pasar por alto la maravilla de lo que ocurre a su lado y descifrar lo que cruza por el sistema de entendimiento de su amigo. Birán está alerta. En alerta máxima. Observen esas orejas en punta y el rabo oscilando hacia la izquierda. Sabe que algo pasa y que hay excitación en la voz del líder de esa manada de ellos dos solos y que es una demanda. Pero lo que consume toda su atención es detectar cualquier peligro que aceche a su amo. Para defender a su amo. A como de lugar. Birán no acaba de descifrar pero Fidel tampoco sabe lo que se está perdiendo. Que es la lección de la lealtad.
Me perdonan ahora la auto indulgencia, pero yo, que sí tengo un perro cobrador legítimo —¡el esplendor de un cocker spaniel inglés!—, no pierdo mi tiempo en intentar retorcerle su conducta. Jerry Lee Fuentes. Más ñoño y más vago no lo van a encontrar. Lo suyo es pasear en el Toyota o colarse entre la madre y yo en la cama a ver televisión. (La madre es mi mujer, Niurka, por supuesto.) Le encantan las comedias —los sitcom— me imagino porque nos oye reír. Si acaso, el ejercicio más agotador que se permite, es atrapar una infeliz lagartija que insiste en vivir en nuestro patio y que Jerry Lee mordisquea un rato y luego la libera. Niurka dice que eso muestra el buen corazón de Jerry Lee, porque no se la come. Yo, por mi parte, creo que no la “libera” sino que la escupe. ¿Por qué quién rayos se traga una lagartija que además ya está media coja, tullida de tanta trituración? Obstinado lacértido. ¿O tonto? Si sé que no es una reencarnación de Fidel porque ése de tonto no tenía nada. Menos mal que Jerry Lee es americano. No me lo imagino en una finca de Fidel adiestrándose para, póngase por caso, pastorear vacas lecheras de alto rendimiento. Coño, que empeño ese de Fidel en cambiarle el destino a todo el mundo, gente, vacas, perros. Lo que fuera.

¿Quieren ahora dos selfies de Jerry Lee mientras pasea? Cierto, ñoño y vago, pero muy atento al tráfico.



viernes, 13 de octubre de 2017

Las agujas, enemigas del pueblo


El Che no tiene mejor ocurrencia que presentarse con un libro del escritor soviético Konstantin Simonov sobre la encarnizada batalla de Stalingrado en la actividad organizada por el Instituto de Turismo —con el aprobación de Fidel— para atraer la simpatía de los millonarios americanos. 15 de mayo de 1960. Falta un minuto y medio para las 8. La suave luz de la mañana frente a las costas de La Habana y la brisa que bate sobre el mar permiten una agradable lectura de la novela, y además para disfrutar de la brisa cuando le arremolina las greñas. Tiene que aprovechar porque en unas tres horas el bravo sol del mediodía comienza su castigo. El libro —Días y noches— había sido uno de los títulos solicitados por Raúl Castro y él, cuatro años antes, en México, al agente residente del KGB Alexei Leonov, pero que entonces no alcanzó a leer porque el grupo cayó en manos de la policía mexicana, los libros incautados y Leonov declarado persona non grata. Hoy tampoco va a gozar de mejor suerte. Fidel se encuentra a bordo y es el que lo invitó. Resulta que participan en un concurso de la pesca de agujas que se llama “Ernest Hemingway” y que el mismo Ernest Hemingway se encuentra en el muelle, esperándolos para la fotografía. Así que al argentino le quedan quizá unos instantes de paz porque el jefe de la Revolución aún no se le ha parado por detrás para ver qué cojones es lo que está leyendo. Puede ocurrir en cualquier momento de esta mañana.

domingo, 8 de octubre de 2017

Nadie escribe su final

Resultaba extraño escuchar a uno de los más encumbrados generales cubanos referirse al Che Guevara de forma despectiva y hasta brutal. Era sabido que su campaña de Bolivia había resultado un fracaso y que, menos tres cubanos y un par de bolivianos, el empeño le había costado la vida a todo su destacamento. En Cuba, para designar un responsable, se hizo necesario disolver el Grupo de Operaciones Especiales (GOE) e integrar sus mejores hombres a Seguridad Personal y luego reorientar todas las escuelas de adiestramiento de guerrillas —hasta entonces bajo responsabilidad del GOE— y comenzar a estudiar la campaña de Bolivia como un patrón de casi todo lo que no debía hacerse en un movimiento guerrillero. Pese a todo, y como una tozuda reacción de orgullo, había entre los cubanos la convicción de que era un icono del movimiento revolucionario mundial y que su utilidad era inestimable de ese modo. De ahí que el Che se mantuviera en una especie de canonización sin cuestionamientos entre la cúpula militar y que este fuese el carril tendido para los teóricos y propagandistas de la Revolución. De modo que cuando Arnaldo Ochoa le espetó con toda violencia y desprecio a la misma hija del Che, sobre la mesa de comedor de la Casa Uno de Luanda, que su padre era un perdedor, yo comprendí por primera vez que había una posibilidad más allá de la libertad, y que ésta era el desacato. Arnaldo, con grados de general de División, era el jefe de la Misión Militar de Cuba en Angola. Aleida Guevara (Aliusha) acababa de graduarse de médico y cumplía misión internacionalista en un hospital de Luanda. Los otros presentes éramos el general de Brigada Patricio de la Guardia, dos o tres de nuestras respectivas mujeres, y yo. Fue en los primeros días de diciembre de 1987, la guerra de Angola se estaba acabando y hacía 20 años que habían matado al Che. La Casa Uno había sido en la época colonialista la residencia del cónsul americano (sin ese nombre, por supuesto) y los cubanos la remodelaron para eventuales visitas de Fidel y como residencia del jefe de su Misión Militar. El almuerzo era un mono. El mono Hugo, que estuvo encerrado como siete años en una jaula del portal amurallado de Casa Uno y que Ochoa, apenas nombrado jefe de la Misión, decidió servírselo en fricasé. Advierto que fue una nimiedad lo que motivó la explosión de Arnaldo. Aliusha aparentemente quiso darle una tónica de acto cívico a la ocasión, aunque siempre lo tomé, más bien, como una zalamería de ella ante el héroe revolucionario. Dijo algo sobre la permanencia del Che en las batallas revolucionarias cuando Arnaldo le espetó un: “Ah, chica, cállate, que tu padre era un perdedor.” Él silencio fue instantáneo en aquella sobremesa y lo que recuerdo es la sonrisa de Ochoa, y la blancura de sus dientes, y el brillo de sus ojos detrás de sus pequeñas gafas. Mantenía la sonrisa, desafiante, ante Aliusha. Aliusha quiso responder con la misma virulencia y, corriendo ruidosamente su silla hacia atrás, le dijo: “¡Que mi padre no te oyera!”, la voz ya a punto de rajársele en un sollozo. “Tu padre no tenía nada que enseñarme, Aliusha, no me jodas tú —y repitió, con saña—: Tu padre era un perdedor”. Había, en efecto, una idea romántica y era por la que nos dejábamos llevar, e incluso resultaba aceptable la forma en que el argentino había perdido. El consenso político cubano determinaba que existía un heroísmo indudable en el empaque de aquella derrota. Todos sabíamos que se había rendido, pero cuando tú te acomodas a una idea, luego ni las más sólidas evidencias logran hacerle mella fácilmente. Fue entonces que se despejó algo, y entendí por qué la actitud de Arnaldo era, al menos para mí, tan sobrecogedora, y es que Arnaldo, en su desfachatez sin contención, sacó a flote lo que estaba dormido. Ahora aclaro que ni Patricio ni yo ni ninguna de las respectivas mujeres salimos en su defensa —de ninguno de los dos— pero no hacía falta porque a esa niña de bata blanca, a la que se le saltaban las lágrimas, era evidente que Arnaldo le gustaba. Amén de que Arnaldo no hacía ningún esfuerzo por retirar la sonrisa de su rostro.

MÁS VALGO VIVO QUE MUERTO

El 31 de Agosto de 1967 a la caída de la tarde el grupo liderado por Joaquín (comandante Vitalio Acuña), segunda columna de la guerrilla boliviana de Ernesto Guevara, se adentró en el rió Masicurí, justo al norte de su confluencia con el Río Grande. Joaquín desconocía que habían sido traicionados por el campesino Honorato Rojas. El capitán Vargas Salinas, del ejército boliviano, había apostado a sus hombres en una emboscada. Allí, al costo de solo un soldado muerto, la columna de Joaquín fue aniquilada. Los muertos de la guerrilla, entre otros: Tania, única mujer de la columna, el comandante Gustavo Machín, Moisés Guevara y al propio Joaquín. Los cadáveres fueron llevados y expuestos en Vallegrande. Los únicos sobrevivientes fueron Paco y Freddy Maymura. Este último fue ultimado por los soldados al poco rato. Un tercer sobreviviente el medico José Cabrera fue capturado y ultimado días después. Resultado final; el único sobreviviente fue Paco (José Castillo Chávez).

Félix Ismael Rodríguez, agente de la CIA, quien en ese tiempo trabajaba con la inteligencia militar boliviana, percibió la importancia potencial de Paco. Con la oposición del teniente coronel Selich, que quería ejecutarlo le fue concedida la custodia del prisionero. En las semanas siguientes interrogó a Paco y consiguió que le detallara la estructura de la columna del Che. Estaba compuesta de una vanguardia, un centro y una retaguardia. Más importante aún, consiguió los nombres de los guerrilleros que componían cada uno de los tres sectores de la columna.

Desde finales del verano Vallegrande se había convertido en la base principal de la contrainsurgencia. En Septiembre 1, luego de que Vargas Salinas logró hacer contacto con la columna de Joaquín y aniquilarla, hubo euforia y hasta se creyó que Guevara había muerto al confundirlo con Moisés Guevara.

Mientras tanto, el Che había dirigido su columna al norte del Río Grande, zona con menos vegetación y, por tanto, desprotegida, y se dislocó en La Higuera, donde ordenó que la columna fuera hacia la próxima aldea, llamada Jagüey. Al llegar a las primeras alturas del terreno, la vanguardia fue sorprendida por una emboscada, donde el ejército mata a Roberto Peredo “Coco”, Mario Gutiérrez “Julio” y el cubano Manuel Hernández “Miguel”. Al enterarse Félix Rodríguez de quiénes eran los muertos se percató de que era la vanguardia de la columna del Che. Había ubicado a su hombre.

Paco corroboró la identidad de Miguel. Con la información obtenida, se concentraron en la zona las compañías de rangers, incluida la del capitán Gary Prado. En pocas horas cercaban a los guerrilleros en Quebrada del Yuro. Era el 8 de Octubre y a la 1.10 de la tarde comenzó un combate.

El Che, al darse cuenta de la gravedad de la situación, trató de salir del área de operaciones. Fue sorprendido por miembros de la compañía del capitán Prado. Herido, se entrego, diciendo “No tiren. Yo soy el Che Guevara y más valgo vivo que muerto.”

Enigmática frase del argentino.

________________________________________

El texto, reproducido el mismo día en la página digital de Radio y Televisión Martí, tuvo 35 292 visitas antes de las 12 de la noche. La siguiente nota al calce fue agregada por la redacción: Publicado originalmente en Libreta de Apuntes, el blog de Norberto Fuentes. Reproducido con autorización del autor. Notas descartadas del libro en prepreparación UNA LLAMA CONGELADA - EL CHE GUEVARA Y LA ESCUELA LITERARIA DE LA REVOLUCIÓN CUBANA.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Hora cero en el gueto


Sábado 3.23 PM. Anuncian el toque de queda. Palabras mayores. No solo las anunciadas ráfagas de un huracán. El carácter represivo de las autoridades surge en la cola del meteoro. Prohibido quejarse. Nosotros mismos los elegimos. Eximo a Irma. Yo no vote por ella. El ultimátum elude explicar si la policía va a disparar primero y preguntar después.

3.54 PM. Un joven de aspecto militar, fornido, pero militar cubano, es decir campechano, diríase que hasta simpático, ofrece sus declaraciones a la televisión local. Se llama Carlos Hernández y es el alcalde de Hialeah. Es el único alcalde que responde a una entrevista desde un céntrico expendio de cafecito cubano y pasteles de guayaba. Los coches en la avenida a su espalda no dejan de circular, no en la cantidad de un dia laboral pero sí de un domingo de paseo con la familia. Gente en la calle, con o sin capas. Carros pasando, arriba y abajo. Y pachanga detrás del alcalde. Buscan salir en cámara. Desde el estudio le mandan a preguntar al alcalde si va a implementar el toque de queda en su ciudad, la de mayor concentración de cubanos fuera de la isla. Por supuesto que no. El alcalde Hernández no está loco y aspira a la reelección.

4.00 PM El toque de queda ya está en vigor en Broward. Se advierte que en otros sectores de la cuidad se establecerá a partir de las 7.00 PM

4.06 PM. Palacio de los Jugos del South West. Una combinacion de mercado hispano con fonda cubana. Un chivatazo alerta a una reportera del canal 51. A falta de otro drama para captar en vivo, se presenta allí a bordo de su camión de control remoto. Las antenas parabólicas apuntan hacia los satélites desde un mostrador lleno de plátanos fritos. La llamó un empleado con la queja de que los estaban obligando a trabajar, sin considerar que ellos también debían retirarse a sus casas a esperar los embates del huracán. Ella pregunta en cámara al manager sobre la queja y él dice que no se preocupen, que pronto van a cerrar, y en menos de cinco minutos, con las cámaras aun trasmitiendo, el público le llena el Palacio de los Jugos. Una mujer, meticulosa, escoge de una cesta un par de robustos aguacates, mira a la cámara y sonríe. Un mulato inmenso, con camiseta de los Marlins, muestra el contenedor plástico, atiborrado de potaje de frijoles negros con arroz y carne de cerdo, que acaba de adquirir y dice: “Comida caliente”. El manager retoma el micrófono y, con la misma convicción que lo hubiese hecho Fidel Castro, declara: “El problema es que aquí estamos para servir al pueblo”.

4.21 PM. El tiempo —¡al fin!— se deteriora con rapidez. El techo de nubes grises comienza a bajar y el mar se inquieta desde el horizonte. La calma chicha emprende su retirada.

5.14 PM. Vientos huracanados de más de 70 kilómetros por hora ya señorean en la costa al norte de Miami. Una ciudad en vertiginoso desarrollo agrega la espeluznante visión de las gigantescas grúas de edificación de rascacielos que se bambolean.

11.00 PM. Hay como una decepción, un desencanto, cuando se anuncia que, a su paso por Cuba, el huracán Irma se ha debilitado de forma substancial y que se ha degradado de un sistema de categoría 5 a categoría 3.

11.10 PM. Otra información indica que la errática Irma se dirige hacia la costa oeste y directamente a un poblado llamado Naples y luego a Tampa, de modo que libera de las mayores inclemencias de su castigo a Miami, en la costa este, al otro lado de la península de la Florida. Las largas colas, casi estacionarias en las atestadas supercarreteras, de los que huían de Miami, tienen que virar en redondo.

Domingo 00.50 AM. Evidente que las condiciones han mejorado para Miami pero la media no cesa en su carga de terror. Ahora son los avisos de tornado y de las lluvias torrenciales y de las inundaciones y de las bandas exteriores. ¿Qué diablos serán esas bandas exteriores?

11.25 AM. Se desploma la primera grúa de rascacielos de la lujosa avenida de Brickell. Previsible que pronto caigan otras como fichas de dominó. Me he quedado sin patio. Bueno, mi mujer, Niurka. (Los hombres duros, además de no bailar, desprecian los patios.) Jerry Lee no sale de abajo de la cama. Ya no saca ni el hocico. Los escombros, los gajos quebrados de los árboles, las pencas de las palmas, en vuelo libre, se adueñan de la calle. Volátiles como confeti, pero recuerden que los tales confetis al antojo del viento son ladrillos, bloques de cemento, trozos de cabilla. Los partes meteorológicos advierten vientos huracanados en Miami de hasta 75 millas. Serán ocasionales. Pero lo que se promete, al menos, es acción.

Publicado en La Repubblica, Roma, el lunes 11 de septiembre de 2017.

domingo, 10 de septiembre de 2017

Palmeras salvajes


Viernes 7.17 PM. Los dos amigos gringos llaman desde el norte, donde aún se creen a salvo: William Kennedy, el novelista, y Joe Gagen, el cineasta, los dos desde Albany, ambos con la misma preocupación: cómo anda mi reserva de licores. Es lo único que importa ahora, dicen. Garantizar el Departamento Etílico. Me imagino que el origen es su experiencia de las tormentas de nieve. De las blandas tormentas de nieve.

11.15 PM. Irma comienza a solazarse sobre Cuba. Eso es un indicio de que se alejará de Miami. Va buscando la costa oeste de la península, hacia el Golfo de México. Nosotros estamos en la del este, sobre el Atlántico. Estos meteoros, como todas las criaturas de esa magnitud, tienden al abuso: prefieren las islas y rehúyen la tierra firme. No obstante, Irma se mantiene a distancia de las zonas montañosas. Te fajas con una cordillera cubana y te disuelves. Se contiene en la línea de la costa, sobre un archipiélago de islotes, cuyos únicos exploradores solían ser unos curtidos pescadores de tortuga y Hemingway durante sus patrullajes de la Segunda Guerra Mundial. Mosquitos y mangles, tal su único objeto de destrucción.

Sábado 9.00 AM. Decido echar un vistazo hasta donde pueda llegar en mi coche. La circulación es permisible hasta las 3 de la tarde. No solo licores, también tengo una aceptable reserva de combustible, el tanque hasta el tope. Pero no es precisamente un BRDM —beredem, como le llamábamos a los blindados anfibios que el Ejército Rojo nos suministraba. Un recuerdo inevitable: la cumbre de los No Alineados celebrada en La Habana en septiembre de 1979. Un ciclón con desconcertantes inundaciones costeras se presentó en la capital cubana. El Mariscal Joseph Broz Tito, junto con los otros centenares de dignatarios, debieron ser evacuados de sus residencias oficiales a bordo de las beredem. Yo presencié el espectáculo. El mariscal cargado en vilo por una tripulación criolla para introducirlo en la cabina del blindado.

9.15 AM - 1.34 PM. Termino el recorrido. Una tormenta eléctrica me recibe a la puerta de mi casa. La otra electricidad, la que fluye desde la planta atómica de Turkey Point hasta mi barrio, mantiene su vitalidad. Esto es lo que he visto fuera de las murallas. El mismo escenario de En la playa, la película de anticipación científica de Stanley Kramer. Producida en 1956, vislumbró todas las grandes capitales del mundo después de una guerra que ha hecho desaparecer a la humanidad. Lo terrorífico era que no había destrucción. Las ciudades intactas, pero sin presencia humana. Y una pancarta que parece en la última escena: TODAVÍA ESTAMOS A TIEMPO. Un libro reciente, El mundo sin nosotros, de Alan Weisman, ofrece la misma visión, ahora desde una base científica. Y eso fue lo que vi hoy en el downtown y en Miami Beach hasta donde creí prudente llegar. Ni un alma en las calles que comienzan a ser barridas por la lluvia en caída prácticamente horizontal.

2.01 PM. Aún tengo electricidad. Recuento. La parsimonia de un patrullero de recorrido anunciaba su presencia con el destello de sus balizas lumínicas en el malecón de Miami Beach. ¿El único sobreviviente en la playa, en un mundo sin nosotros? ¿Un policía? Y la imagen recurrente de mis huracanes en Cuba. Las palmas reales sacudidas por las ráfagas de viento, sus penachos proyectándose en dirección contraria al empuje del viento. Pero ellas aguantando, y doblegadas solo hasta cierto punto. En realidad, se agazapan. Apenas el huracán se descuida, ellas se vuelven a erguir. Son las nietas o tataranietas de las primeras palmas reales cubanas llegadas al parque de Hialeah. Juntos con unas crías de flamencos rosados enviadas como regalo por el dictador Gerardo Machado en 1934. Hoy las palmas son un negocio floreciente de algunos avispados comerciantes cubanos que trajeron las semillas y venden sus retoños. Los cubanos exiliados gustan de esas enormes plantas en sus jardines. Poco dados a los rosales. La vida aguanta en esas palmas. Todavía estamos a tiempo.

Publicado en La Repubblica, Roma, el domingo 10 de septiembre de 2017.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Cubanos esperando a Irma

Viernes 1.00 AM. La gloria es escasa para el corresponsal de guerra cuando debe compartirla con todos sus vecinos. Aparte de que estás obligado a reportar desde la poltrona frente a tu televisor. Nada de jugártela desde una trinchera a la distancia del fuego de mortero enemigo. Nadie cala bayonetas aquí. Solo el rechinar de los dientes (espero que no sean los míos) mientras esperas el desembarco (así mismo le llaman los gringos, landfall) de todas las fuerzas combinadas de la naturaleza decididas a reventarte las paredes de tu hasta ahora dulce hogar y dejar el techo a su libre albedrío, es decir, sin ningún elemento de sustentación, para que te aplaste la cabeza, y de paso la poltrona, el televisor, la mujer y el perro.

1. 35 AM. Reflexión en la baja madrugada. El perro. Jerry Lee. Ese es el más asustado de todos. Su percepción es genética, tiene que venir desde el fondo de los tiempos. Desde sus antecesores, los que cazaban conejos en lo que luego se llamó España. No necesita los noticieros para saber lo que se avecina. Ya lo olfateó. No en balde los únicos que perecen en los tsunamis son seres humanos. Jerry Lee no sale de abajo de la cama. Dejo caer la mano por el borde y le palpo el hociquito. Tímido y breve lamido en mis dedos.

7. 09 AM. Es difícil asimilar esa presencia de atildados funerarios que asumen los meteorólogos en la pantalla. Su frialdad profesional. Y el mensaje del que son portadores. Peor aún. Quizá te percates de la gravedad de las voces, a la usanza de los cirujanos (el paso anterior al empresario de pompas fúnebres) cuando salen del quirófano para decirte que se hizo todo lo posible para salvarte al pariente. Y que ahora el pariente es fiambre. Creo recordar que tales fueron mis pensamientos antes de rendirme sobre mi almohadón. Que nunca aciertan. “A lo mejor se va al este, a lo mejor se va al oeste, a lo mejor al sur, a lo mejor baja…” Y siempre unas complicadas monsergas sobre las altas y las bajas presiones.

7.15 AM. Abro los ojos en la más cerrera oscuridad. Y me doy cuenta de la gravedad de la situación. La oscuridad. El cielo se ha cerrado. El dulce cielo azul de ayer ya no existe. Una espesa capa de nubes negras se cierne sobre el estado de la Florida. Esto que se llamó hasta ayer el Sunshine State. Maldita Irma. Eres más poderosa que el sol.

7.16 AM. Me doy cuenta del ridículo que estoy haciendo y me juro que este secreto no salga nunca a la luz pública. El problema es que ayer puse los shutters (protectores) en las ventanas y estoy instalado en un búnker. Estoy blindado.

7. 45 AM. Por lo pronto tengo armado mi bunker. Casa blindada. Pero lo fundamental, la reserva de ron, está garantizada. La imbatible escuela de Hemingway. La de Papa y también la del otro Papacito: Stalin. “Estrategia es reservas”, decía. No me queda claro si mi estrategia es sobrevivir a un huracán de categoría 5 con la fuerza de impacto de sus vientos de más de 200 kilómetros por hora. Pero el ron garantiza la diversión.

10.00 AM. Llamo a mi mujer, Niurka. Le pregunto por Jerry Lee, si sigue sembrado bajo la cama, y que, por favor, me sirva un escopetazo de ron. Respuesta previsible de la señora: ¿tan temprano?

10.05 AM. El ron no llega. Continúo en mi poltrona, cada vez más estrecha, incómoda, aburrida, y estoy frente a mi pantalla. El espectáculo que se ofrece ahora es todas las supercarreteras del estado atestadas de coches, un lento río de coches, de los que buscan el norte. ¿A dónde van estas criaturas, si Irma irá pisándole los talones? Dice Irma que después de la Florida, va Georgia, el estado contiguo, y después South Carolina y Tennessee. Canadá puede ser una opción de refugio, calculo. Lo interesante, sin embargo, es la poca cantidad de cubanos que se mueve en esa procesión flotante que intenta escapar. Muchos gringos que vacacionaban en el Estado de la Luz Solar y muchos hermanos latinoamericanos. Los cubanos se quedan, los otros huyen. No hay advertencias de tsunami para los cubanos. No ponen pies en polvorosa. Son estoicos. Oh raza bendita. La gloria regresa.

Publicado en La Repubblica, Roma, el sábado 9 de septiembre de 2017.

Miami, ciudad abierta


Miércoles 11.45 PM (hora MIA). Jornada agotadora. Consumes la gasolina del coche buscando gasolina para llenarlo. Las colas de coches le dan la vuelta a las manzanas. Los anaqueles de los mercados están vacíos de agua potable y conservas. El titular del periódico local declara: Cuba se prepara para el Irma con los mercados vacíos.

Jueves 6.30 AM. El amanecer no puede ser más tenebroso. Ni una brizna de aire. Los gajos del árbol frente a mi ventana parecen petrificados. ¿Cómo es posible esta congelación en el verano más ardiente de nuestra historia? Pero ni una sola hoja corre barrida por el viento sobre el asfalto. ¿Viento? ¿De qué viento estoy hablando?

7.00 AM. Parece que esto es en serio. Un cielo suave, azul, lo dice un veterano, es un mal presagio. Me lo enseñó Baracoa, nombre de guerra de un piloto del bimotor An-26 en Angola: “Nunca te confíes del buen tiempo. Es la madre de todos los accidentes.” Pero este cielo de mi observación es un presagio.

8.05 AM. Ni viento, ni lluvia, ni pájaros. Miro hacia los cables de alta tensión al otro lado de mi barrio amurallado, y doy por sentado que dentro de pocas horas se habrán reventado. Un barrio de genta calmosa. De pocos cubanos. Más bien una población de venezolanos y colombianos. Una clase media poco bulliciosa. Los bulliciosos son los políticos cubanos y los americanos que se han entrenado bajo nuestra sabiduría criolla. Es decir, no hay mejor evento para las fotos de las campañas electorales (e ir goloseando lo que se echarán en el bolsillo) que un buen desastre natural. No salen de la pantalla de la televisión.

9.09 AM. Los bombardeos. Eso es lo que viene a la mente ante la inminencia de un huracán de tantas ínfulas. Las ciudades a las que los aliados, durante la Segunda Guerra Mundial, les daban el beneficio de dejarles caer unos volantes o trasmitirles por radio que Nagasaki, en Japón, o Dresden, en Alemania (póngase por caso), iban a ser bombardeadas eventualmente, y añadían el nombre de otras ciudades (Hiroshima, Colonia). Aquí es lo mismo, pero sin volantes ni radio clandestina. En las gigantes pantallas de tus televisores, los meteorólogos de pulcros ternos oscuros te van informando la distancia del huracán que te va a matar el domingo a más tardar. Su soberbia elegancia sobre un fondo digitalizado de los efectos que ya causó el evento en unos parajes remotos de las Antillas. El próximo muerto, para que lo sepas., eres tú. Y olvídate de tus libros y de tu colección de compactos: todos flotaran, deshojados y mustios, o henchidos de agua como esponjas, en ese río frente a tu puerta que correrá sobre lo que hasta este momento es una calle reseca y de asfalto crispado por el sol.

2.32 PM. Ya se da por seguro que Irma viene al galope sobre nosotros. No quiero saber si dejará algo en pie, sobre todo en los cayos. Miami Beach tiene orden de evacuación. Las palabras del Gobernador del Estado no pueden ser más perentorias. Si usted no se pone a buen recaudo ahora, después que el ciclón entre en nuestras costas, no podremos hacer nada para salvarlo. Pero ninguna declaración firme (o que se haga realidad en el terreno) sobre los abastecimientos de agua, combustible y comida para la población. Si esta es la situación tres o cuatro días antes de la llegada de Irma, no quiero saber cómo será después de la destrucción. Pero, claro, la preocupación del periódico local no puede ser más enfática. En Cuba los mercados siguen vacíos.

Publicado en La Repubblica, Roma, el viernes 8 de septiembre de 2017.

jueves, 31 de agosto de 2017

Basta ya



Para todos aquellos que justifican su presencia en la Revolución Cubana, por favor, lean estas estrofas.

    MARIUCHA
    ¿Fuiste tú el que lo mandó allí?

    SERGUEI
    Sí, fui yo… Mariucha… Tuvo la opción. Muchos de ellos tuvieron la opción.

    MARIUCHA
    Era eso o la cárcel.

    SERGUEI
    Todos tenemos una alternativa, Mariucha. Podemos hablar, podemos callarnos. Podemos irnos, podemos quedarnos. Siempre tenemos una opción.

Mariucha emplea el argumento como último recurso de defensa moral de su amante de juventud, Dimitri, un oficial blanco ahora al servicio de la NKVD de Stalin. La idea es que a Dimitri lo forzaron a trabajar para la NKVD. Si no, lo mataban. El coronel Serguei Petrovich Kotov, un héroe de la guerra civil y marido actual de Mariucha, es el que responde, impasible, que Dimitri tuvo “la opción”. El diálogo se produce en un episodio entre las 1.27.46 hora, minutos y segundos y las 1.29.32 de Quemado por el sol, la película de Nikita Mijailkov de 1994. Está claro entonces. Siempre tienes una opción. Pero tú eres el que elige.

viernes, 25 de agosto de 2017

Ningún lector podrá
permanecer indiferente

Fragmentos de “Razón de Estado y Narcotráfico. El impresionante testimonio de Fuentes sobre el general Ochoa.” 

El fusilamiento el 13 de julio de 1989 de Arnaldo Ochoa (en 1958 un simple guerrillero a las órdenes de Camilo Cienfuegos y veinte años más tarde general al mando de las tropas cubanas en Etiopía y Angola) abrió paso al nuevo rumbo emprendido por Fidel Castro cuando se avecinaba la definitiva quiebra de la Unión Soviética y de los países comunistas de Europa Central. El coronel Antonio de la Guardia (toda una leyenda de la revolución cubana), Amando Padrón y Jorge Fernández fueron ejecutados igualmente esa misma madrugada; el general Patricio de la Guardia, hermano gemelo de Tony, logró salvar la vida y fue condenado a treinta años de cárcel junto con otros ocho encartados.

Sin duda, los historiadores volverán una y otra vez sus miradas hacia ese sangriento sacrificio ritual, cargado de misterios cuyo desciframiento resulta indispensable para trazar el relato todavía secreto de la participación cubana en las guerras africanas y las guerrillas latinoamericanas. Dulces guerreros cubanos es la primera contribución de Norberto Fuentes (todo hace pensar que no será la última) al esclarecimiento de unos hechos que conoció de primera mano: Arnaldo Ochoa y Tony de la Guardia se enteraron por vez primera a través suyo, tres semanas antes de su detención, de la mortífera tormenta que se avecinaba. Sin embargo, la clasificación del libro como un ensayo –así figura en su cubierta- ni es enteramente correcta ni hace justicia a su texto.

Ciertamente, el autor subraya siempre que puede la estricta veracidad histórica de su relato, probablemente para contrarrestar la tendencia a la incredulidad de eventuales lectores escasamente familiarizados con el funcionamiento de los sistemas cerrados de poder; esto es, de los regímenes políticos donde la libre transmisión de información a través de la prensa independiente es sustituida por un monopolio estatal de medios de comunicación encargado de censurar las noticias incómodas y de sustituirlas por una rosada realidadvirtual. En la Cuba castrista, el acceso a la información veraz solo está al alcance de un reducido núcleo de dirigentes y circula capilarmente a través de documentación reservada, reuniones oficiales y contactos amistosos. Está fuera de duda que Norberto Fuentes perteneció hasta 1989 a esa élite dominante y fue testigo privilegiado de sus comportamientos, hábitos y formas de pensar; resulta lógico inferir, así pues, que almacenó durante esos años las confidencias, los chismes y las indiscreciones de gente como Raúl Castro, José Abrantes, Arnaldo Ochoa o los hermanos De la Guardia.

¿Existen motivos para poner en cuestión las informaciones de Norberto Fuentes, más allá de las cautelas razonables aplicables a cualquier relato autobiográfico de alguien que pierde sus convicciones tras haber disfrutado durante años del poder en una dictadura y de ser cómplice o encubridor de sus crímenes? Los archivos de la Unión Soviética y los registros policiales de la República Democrática Alemana sirven para mostrar que las denuncias realizadas hace varias décadas por los disidentes de esos países se habían quedado cortas. Y Norberto Fuentes, lejos de adoptar ese hipócrita aire de novicias violadas asumido por algunos ex comunistas dispuestos a descargar su propia miseria sobre terceros, tiene la valentía de incluirse como un personaje más dentro de esa fotografía familiar del castrismo coloreada por la muerte, la crueldad, el machismo, la corrupción, el sectarismo, la prepotencia y el cinismo.

¿Por qué, entonces, el término ensayo no cuadra del todo con este libro? La razón es que el talento narrativo de Norberto Fuentes construye con ese material histórico y biográfico (al igual que Jorge Semprún, salvadas las distancias, con sus recuerdos de Buchenwald, del exilio y de la clandestinidad) una obra que desborda las fronteras entre los géneros y que cobra autonomía literaria sin perder carácter testimonial. La escritura opera también en esta ocasión sobre la vida para sacar todo el partido posible de la terrible experiencia narrada: ningún lector podrá quedar indiferente al terminar este atroz y espléndido relato que lleva de la razón de Estado al narcotráfico, de los combates por la igualdad al enrocamiento en el privilegio de la nomenklatura, y de la lucha por la libertad a una asfixiante y omnipresente vigilancia policial digna del Gran Hermano orwelliano.
—Javier Pradera, El País, viernes 29 de octubre de 1999

Dulces guerreros cubanos a la venta en Amazon. Ahora también para Kindle.

Originales en colores de la sección gráfica del libro.

Arriba, la conexión española. El lugar y los comensales según los identificara Antonio de la Guardia: La hacienda es del banquero Mario Conde. Desde la derecha: «El Tigre» Ferrer, el hombre de Tony en Madrid; Perote, descrito por Tony como escolta de Franco y después ataché del Rey Juan Carlos y que en lo relativo a la compra de armamentos para los angolanos habrá de conducirlo hacia un hermano suyo —¡otro coronel Perote!— que es una especie de homólogo español del propio Tony, jefe de los grupos de operaciones especiales del Centro Superior de Información para la Defensa —la inteligencia española. Imposible de definir en esta sobremesa, mientras disfruta de los habanos suministrados por «El Tigre» Ferrer, qué está buscando Perote con los cubanos, si venderle helicópteros Sikorsky, o si obtener información sobre los negocios de los etarras en La Habana para beneficio de su hermano. De igual manera es indescifrable la jugada de Tony con Perote, a quien atiende, tanto en La Habana como en Madrid, por órdenes directas del Alto Mando, es decir, de Fidel Castro. Seguimos: en la cabecera, con gafas, Hacha (¿o Acha?), el representante de Perote en La Habana, su hombre allí; de pie, alguien identificado como «El dueño de la Naviera Mediterránea»; alguien identificado como «El dueño de Alitalia»; Tony de la Guardia; el ayudante Jorge de Cárdenas; y alguien identificado como «Dueño de una sastrería». Un día de noviembre de 1988.

Centro, la conexión americana. A fines de los años setenta, Fidel Castro solía esperarlos al pie de la escalerilla del avión cuando regresaban de Estados Unidos, luego de negociar con el Department of State, el FBI o los líderes moderados del exilio. Pero ninguno de los dos vacilaba en ejecutar con sus propias manos a cualquiera que —en Miami, San Juan o Nueva York— se les atravesara en el camino, lo cual ocurrió más de una vez. El escenario de los vacacionistas, esta cabaña de uso exclusivo de los dirigentes del más alto nivel, es Varadero, un resort turístico a unos 120 kilómetros al este de La Habana. Buenos amigos y ambos coroneles del Ministerio del Interior. Antonio de la Guardia, José Luis Padrón. No saben que esta es su última fotografía juntos. Circa, julio de 1988. Se acabaron los veranos.

Abajo, la conexión francesa. Desde la izquierda, José Odriozola, uno de los más activos «cuadros» de la Inteligencia en Europa Occidental, el coronel Antonio de la Guardia, Norberto Fuentes, un escritor que es presentado a los dealers de armas como «el legendario comandante Andrés», y el capitán Jorge de Cárdenas. París, primavera de 1988. La misión es adquirir artillería y aviación de transporte para el ejército de Angola.

domingo, 20 de agosto de 2017

sábado, 12 de agosto de 2017

La Revolución en dos

Biógrafo de Fidel y autor de Dulces guerreros cubanos, Norberto Fuentes recibe a Crónica en Miami


La entrevista de Rui Ferreira.

Hace poco más de 28 años Fidel Castro fusiló a dos de sus "hermanos del alma". Desde entonces lo del escritor cubano Norberto Fuentes es una eterna misión de desentrañar las interioridades, razones, odios y miserias que llevaron a la muerte al general Arnaldo Ochoa, al coronel Antonio de la Guardia y otros dos oficiales de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior.

Fue un proceso que fragmentó los cimientos del castrismo. Para Fuentes fue el momento en que perdió la Revolución. La vida no volvió a ser la misma en la empobrecida isla caribeña que, una vez, puso a Estados Unidos en jaque en medio de su juego de ajedrez con la fallecida Unión Soviética, enviando tropas al continente africano o creando focos guerrilleros en Latinoamérica. Llegado al exilio a finales de los 80, Fuentes se puso a trabajar en un libro que desvelara lo que realmente sucedió durante la llamada Causa 1, la que condujo al fusilamiento de sus amigos.

En 1999 salió a la luz Dulces guerreros cubanos. La primera edición se agotó de inmediato pero no fue nunca más reeditado. Hasta ahora. Una editorial novel decidió apostar por este autor, uno de los que mejor conoce las interioridades del castrismo y por una obra que, pese al silencio editorial, es ya un clásico del reportaje cubano. Norberto Fuentes vive en Miami, escribe arropado por Jerry Lee, un perro raza cocker muy especial, y rodeado de los recuerdos de sus hermanos muertos. Apagada la grabadora, confiesa: "Nos estamos muriendo todos pero no se puede borrar la memoria".

P. Dulces Guerreros Cubanos es, quizá, uno de los más importantes libros suyos. Fue el primero que habló claramente del Caso Ochoa, sin embargo estuvo apartado de las librerías por más de 18 años, ¿por qué?

R. Por la mano de Cuba. Y en el caso de Dulces guerreros... antes de que saliera, por la mano de Miami. Estuvieron llamando desde aquí a Planeta, a Destino, Seix Barral... y Cuba metió la mano porque no hay que olvidar que la orden de Fidel Castro conmigo era de silenciarme, que no pudiera ganarme la vida como escritor.

P. Entonces este libro sale ahora porque Fidel ha muerto?

R. No, el libro sale ahora porque un editor me lo pidió. Una editorial que está publicando a través de internet. El libro físico lo venden a través de Amazon. Comenzaron con otro libro mío, una serie de ensayos sobre los últimos años de Fidel, llamada El último disidente. Tuvo éxito y se decidieron a publicar Dulces guerreros... Me lo estaban pidiendo muchos, los ejemplares de uso que hay en internet tienen un precio abusivo, como 40 dólares. Con esto tenemos un precio accesible. (En la primera edición) Se imprimieron 40.000 ejemplares y estuvo 13 meses en el listado de los más vendidos según reportes de prensa. Los tengo allí. Fue número uno de ventas en Miami. Es increíble y, aunque él diga que no, le costó el puesto a Basilio Baltasar (el primer editor del libro en Seix Barral). Y después, cuando Destino me publicó otro libro pasó lo mismo, sacaron a un editor y al director... Es un libro importante en la historiografía de la Revolución Cubana, un libro muy desenfadado, que cuenta los preámbulos de la Causa 1 desde dentro. Y da una visión de la vida de ese grupo desde mi punto de vista. Un amigo me dijo un día que es una mezcla de John Reed con Henry Miller. Creo que esa es una descripción exacta.

P. ¿Le van a enterrar en Moscú?

R. No, no... ni en Moscú ni en ningún lado. Que hagan un batido con mis cenizas.

P. En estos 18 años ha habido dos generaciones. Se supone que al momento de los hechos eran niños...

R. Fíjate que cosa más interesante. El libro fue colocado en Amazon el domingo por la tarde y por la noche era ya primero en ventas en la zona de las Américas.

P. O sea, ¿qué hay un interés despierto por lo de Fidel?

R. Es que ese fue el momento más importante, el momento en que la Revolución Cubana se dividió en dos hemisferios. Un momento traumático para el país. Recuerdo que en esos días en que, teóricamente, estaba arrestado en prisión domiciliaria, (el ex jefe ideológico, Carlos) Aldana me fue a ver dos veces. Y en la segunda me dijo, "tú estás consciente que a partir de ahora comienza una nueva etapa". Esa era la visión que ellos tenían desde el poder. A partir de ahí las cosas cambiaron para mucha gente. Es vox populi el dicho de que "si Fidel Castro es capaz de matar a sus mejores hombres, es capaz de cualquier cosa"... Hubo procesos que marcaron hitos pero ninguno tan traumático como la Causa 1. El caso anterior a este fue el de Marquitos (una pelea con los viejos comunistas) pero en ese momento Castro hizo una llamada a la unidad. El Caso Ochoa, no. Todo lo contrario. Lo que si fue un caso signado por la perestroika, para no cometer lo que, a ojos de Fidel, fueron los errores de la URSS.

P. ¿Si no hubiera habido perestroika, hubiera existido el Caso Ochoa de todas formas?

R. No lo creo. Porque él y Cuba estaban en una posición mucho más fuerte. El problema es que todo eso se tambaleaba. El campo socialista se tambaleaba y Fidel vio eso. Y además, tú tenías el Ministerio del Interior en Cuba, que se convirtió de pronto en un enemigo potencial y, de hecho, lo era. Que los americanos en Miami crean que eso fue un proceso de narcotráfico están equivocados. Fue un proceso de represión interna.

P. ¿Qué habían hecho ellos para sufrir esa represión?

R, ¿Ellos? Nada. Fue un proceso de represión que podía hacer Fidel Castro, que se anticipó por lo que pudiera pasar. Fidel puede pensar que comete un error o no, pero de por sí ya resuelve el problema. Tienes el caso de los intelectuales. El caso (del escritor Heberto) Padilla. ¿Qué hizo Padilla? ¿Qué hicieron los intelectuales? Podían hacer, podían hacer. Invocas la soledad, vulnerabilidad lo que sea, pero ese es el viejo axioma leninista de que "la Revolución vale lo que sabe defenderse". Y eso Fidel lo aplica sin contemplaciones. Fidel Castro fusiló a su general más valiente. Para Fidel, Ochoa era el símbolo de la valentía. Cuando el viaje a Chile, él regresa por Perú y Ecuador, hace una escala en Ecuador y hubo un momento en que la situación se puso muy tensa, y Fidel dijo que se da cuenta de la tensión porque Ochoa metió mano por la pistola bajo la chaqueta. Y si Ochoa metía la mano por la pistola era que estaba caliente la cosa. Era un hombre muy valiente. Y lo demostró. Yo soy quien le digo a Ochoa lo que está pasando.

P. ¿Qué le dijiste?

R. Le dije: "Arnaldo, te lo voy a decir todo". Y le conté que había 200.000 dólares de los nicaragüenses que estaban perdidos y que estaban detrás de él. Y mira, yo estoy convencido de que si hubo un hombre en el mundo que vio temblar a Arnaldo Ochoa, ese fui yo. Se quedó tieso. Apenas me dijo: "Estoy perdido". Se recompuso, yo le dije: "Arnaldo, no digas a nadie quién te lo dijo pero esto lo supe por Alcibiades Hidalgo (entonces jefe del despacho civil de Raúl Castro)... ". Y no habló, no dijo nada a nadie. Si no, me hubiera afectado a mí. No habló. Se llevó eso. Pero no habló Ochoa ni habló nadie. Escucha esto: cuando despertaron a Ochoa para decirle que el Consejo de Estado había rechazado la clemencia y que lo iban a fusilar. Él dijo: "¡¿Qué?! ¿Me han despertado para esta mierda?". Devolvió el papel y dijo. "Bueno, ya que me han despertado, ¿ustedes no creen que puedan hablar con el cocinero para que me haga unos huevos bien blanditos?" (se ríe). O la mejor de todas. El día que lo iban a fusilar les dijo, "es hoy pero quiero que me traigan a la nicaragüense". Se la llevaron, lo estaban filmando, lo estaban grabando. ¿Te imaginas que te van a fusilar ahorita, son las 12 de la noche y tú pides una mujer, te acuestas con ella? ¿De qué está hecho ese hombre?

P. Han pasado 28 años y se habla de que Raúl Castro se va en febrero.

R. (Raúl) Me dijo que él se retiraba. Recuerdo una conversación en casa de García Márquez. Dijo: "El gran problema de los países socialistas son estos jefes de despacho. Porque nos dicen que sigamos, que vamos muy bien, pero el jefe se va descojonando y mientras siguen ellos". Y comentó que después ellos son los que lo sustituyen. Eso dijo Raúl Castro y agregó: "Yo me voy a retirar pero, claro, siempre con un pie en el estribo". Eso es lo que va a pasar. Va a ser el tipo que controla porque, además, lo ha hecho siempre. Siempre dijo que "a mí no me gusta eso del figurado de Fidel. A mí lo que me gusta es controlar los hilos". Y él va a controlar los hilos. Hasta que se muera.

P. ¿En términos prácticos qué puede mejorar o cambiar?

R. Pero es que ya ha cambiado y mejorado muchísimo. Ahora, ¿quiere la contrarrevolución la victoria? Eso no va a pasar... Es que ese Gobierno es más seguro que el de Trump, que es una panacea de Gobierno. Cada día la gente pide más y le van a dar más porque ese es el desarrollo. Lo que no va a suceder es ir para atrás, como muchos querían. A ver, lo único que el país quiere es que haya trabajo y dinero. El tiempo de la contrarrevolución ha pasado. Los primeros que están de acuerdo son los americanos, quieren tranquilidad en Cuba...

P. ¿Esta alteración político social en Venezuela es del agrado de Raúl Castro?

R. No tengo la menor idea de lo que va a pasar en Venezuela, no lo puedo prever. Creo que los cubanos tienen tomadas todas las medidas para afrontar un descalabro. Siempre pueden apretar el cinturón, es lo que han hecho siempre en crisis y lo saben hacer bien. Es la educación más legitima que han tenido en los más de 50 años de este proceso. Ahora, al contrario de Fidel Castro que le gustaban las situaciones violentas, Raúl las prefiere más calmadas. Fidel hacía la Revolución en el caos, incitaba al caos. Raúl es todo lo contrario. Así siempre ha sido en Cuba y siempre se reflejó en las relaciones internacionales y más aún en el caso venezolano. Es que Raúl es la reforma, de alguna manera es la contrarrevolución perfecta, él no cree en líos, quiere negociar, cree en la república y en los sistemas. El otro era un maestro en el caos social. Y en eso mantuvo el país todo el tiempo. Cuando el país alcanzaba una tranquilidad Fidel agitaba el gallinero. Pero Raúl tiene la experiencia del hermano, sabe cómo lidiar con los americanos, por algo secuestró a los infantes de marina en la Sierra Maestra. Es así como a Nicolás Maduro lo veo a medio camino entre las herencia de Fidel y el pragmatismo de Raúl. Si Obama era la negación del drama, Raúl Castro aún menos está ahí. Pero esto no quita que sea un gran conspirador. No creo que un próximo Gobierno venezolano vaya a eliminarlos del todo, ahí están los médicos. La gran presencia cubana es el aparato de seguridad. Un equipo altamente profesional y el único aparato de inteligencia del continente que tuvo un enfrentamiento victorioso con los americanos. Ganaron siempre, ¡siempre! Y esa es la gente que sostiene a Maduro. Están en las limusinas, lo rodean. Todo eso fue la gran creación de Fidel que Raúl ha mantenido.

P. ¿Y si se acaba todo esto?

R. Bueno, si los venezolanos entrenados alrededor de los cubanos aprendieron bien la lección eso es eterno. No importa un referendo o una constituyente, ni nada. Pero creo que Raúl siempre busca la negociación, él es un gran negociador. Con su Gobierno logró reunir al papa Francisco y al Kiril Ortodoxo, por primera vez en la historia, en una reunión en La Habana. Es un artista de la diplomacia. Raúl no está en otra guerra que no sea la no guerra, no el conflicto sino la negociación. Muchas veces me lo dijo: "A mí lo que me gusta es conspirar, mover los hilos". Y es lo que ha estado haciendo en Venezuela, negociando siempre. Sea petróleo o la tranquilidad.

P. ¿Ha cambiado Raúl con la muerte de Fidel?

R. Dicen que está cansado. Siempre he pensado que está cansado hace muchos años. Esto no es lo que él quería ser, él quería ser un gallero, comerciar y jugar gallos. Una vez cuando fui a París, por el libro sobre Hemingway, me pidió que le trajera "una botella de vino como la que toman los franceses". Y me agregó: "Mira Norberto, los días más felices de mi vida los pasé en París". Eso es lo que Raúl quiso hacer siempre. Fiestear, juerguear, hacer apuestas. Pero lo convirtieron en un ministro de Defensa, un hombre despiadado y cruel.

P. ¿Para ti qué fue lo que cambió para siempre con el destino de los Dulces guerreros cubanos?

R. Que perdí la Revolución.

ENTREVISTA
Nombre: Norberto Fuentes (La Habana).
Estado civil: Casado, cuatro hijas.
Edad: 74 años.
Proyecto: Acaba de terminar un texto sobre el 'caso Padilla', llamado Plaza sitiada.
Libro: Depende de la época. Ahora en verano, El gatopardo, de Tomasi di Lampedusa. Le han reeditado su libro Dulces Guerreros Cubanos.
Película: Río Bravo, de Howard Hawks.

* Crónica es un suplemento de El Mundo. Publicó la entrevista con el título “Norberto Fuentes: ´El aparato de seguridad cubano sostiene a Maduro´” en la edición impresa el 6/8/17. Reproducido en la edición digital el 11/8/17. Fotografía: Copyrigth © Rui Ferreira.

miércoles, 9 de agosto de 2017

Esperando a Rui


Jerry Lee aparece descrito en la introducción de la entrevista de Rui Ferreira con el autor —a propósito de la nueva edición de Dulces guerreros cubanos— publicada en El Mundo este domingo 6 de agosto. El anuncio de la entrevista fue tuiteado por el periódico y retuiteado por Pedro Schwarze y por mí. Esperamos por la luz verde de Rui para reproducir aquí la entrevista, además del video acompañante. Rui, por su parte, debe aguardar por la luz verde de sus editores de El Mundo. Todos pues, en stand-by, lectores incluidos. Disciplinada cadena de mando. La foto de Jerry Lee que Rui tomó durante un vivaqueo por las fondas de mi barrio (había que alimentar al entrevistador) y en el patio mientras me entrevistaba, no están sujetas a los rigores de una disciplina editorial. Así, mientras nos llega el clereance para publicar, aquí tienen a Jerry Lee, en Doral, Florida, la tarde del lunes 31 de julio de 2017. Si el interés se mantiene en Dulces guerreros cubanos, cliqueen aquí.


lunes, 31 de julio de 2017

Contra viento y marea

Casi 20 años tuvieron que pasar para que estuviese otra vez a la venta el libro de Norberto Fuentes Dulces guerreros cubanos. Un texto que no dejó indiferente a nadie y que fue el primero —y quizá el único— en revelar en forma descarnada qué ocurrió en 1989 en Cuba con los fusilamientos del general Arnaldo Ochoa y el coronel Antonio de la Guardia. Norberto no solo es un testigo de esos hechos, sino también un protagonista y un sobreviviente. Dulces guerreros vuelve a ser publicado contra viento y marea, de La Habana y de Miami. A la venta en Amazon.

—del post de Pedro Schwarze, “El regreso de los dulces guerreros”.

El general Arnaldo Ochoa luego de un partido de frontenis en la cancha de la Casa Número Uno de Luanda, 1 de enero de 1989. La mujer del general Patricio de la Guardia a su izquierda. María Isabel Ferrer, quizá la figura más delicada y siempre sonriente de la guerra de Angola. Capturas de video descartadas de la edición del libro.

domingo, 23 de julio de 2017

Tenemos Dulces

Finalmente…!!!

El libro que el Gobierno cubano logró sacar de circulación durante casi 20 años con la complicidad de dos editoriales españolas (se abordará el asunto en su momento) y con el severo beneplácito del exilio cubano —nunca antes tan de acuerdo con Fidel en reconocer a un “enemigo”—, ya está de nuevo a la venta.

Cliquee aquí para localizar su ejemplar.