viernes, 20 de octubre de 2023

Díaz-Canel no tiene historia


"El gran problema de Díaz-Canel es que no tiene historia, en un país donde cualquiera tiene un montón de historias (…). Pero él pertenece a otra generación, esa es la generación que va a tomar o que ya está tomando o que ya tomó el poder en Cuba, una generación de tecnócratas supuestamente. (…) Es otra generación, con otras preocupaciones, con otros problemas, con otros objetivos. (…) Pero Díaz Canel quiere actuar en este mundo nuevo en las botas de Fidel Castro. No. Olvídate de los sacrificios y de la gloria porque eso ya no es tu mundo. Ese mundo ya pasó. El discurso tiene que ser nuevo, tiene que ser fresco".

La entrevista completa que me hizo Guena Rod en 23 y Flager puedes verla aquí.

lunes, 16 de octubre de 2023

Mao, Che y los mipymes

La delegación cubana que acompañó al Che hasta China en 1960, aquí numerada para su
identificación: 1.-Rafael Moré; 2.-No identificado; 3.- El ecuatoriano-chileno Raúl Maldonado;
4.- El chileno Albán Lataste; 5.- No identificado; 6.- Eddy Suñol; 7.- Benigno Regueira;
8.- Alberto Mora; 9.- Ernesto Guevara, y 10.- Héctor Rodríguez Llompart.

Creo que vale la pena que le tiren una ojeada a esto. No conozco otro texto más instructivo y adecuado para la comprensión de lo que está sucediendo ahora en Cuba y su repercusión en Miami, sobre todo en sus esferas financieras y políticas. Es la transcripción de una conversación entre Mao y el Che. La recupero a propósito del debate actual sobre el auge de las llamadas mipymes —micros, pequeñas y medianas empresas— y del audaz evento que convocó en Miami a más de 70 empresarios cubanos procedentes de unos 8 000 de estos negocios que ya existen en Cuba. Quizá el texto ayude a redondear los conceptos y a lograr una visión más afilada para los futuros aproches con La Habana. El caso es que ya, tan temprano como el 19 de noviembre de 1960, quedaba claro que los comunistas —los que estaban al mando, quiero decir— se proponían incluir a los capitalistas en el sistema, y como una fuerza, digamos, de avanzada; y que, por otro lado, había un origen entendible en las precauciones, sino el rechazo, de los cubanos a usar los pesos pesados del exilio como compañeros de viaje, y mucho menos como inversionistas. En fin, y digo esto exclusivamente dentro de la campana de Faraday de mi confianza con los lectores, creo que no es nada conveniente para el discurso político desde el exterior, al menos de cara hacia los cubanos, de allá, que les pidas algo que, a lo que más se parece, es a la rendición. Cuando descubrí el documento y lo publiqué por primera vez —en su versión íntegra— como «Mao y Che en una nube» en este mismo blog el 10 de abril de 2016, proponía que se leyera sin prejuicios. Mantengo la propuesta.

El texto ha sido editado en esta ocasión al objeto de que la lectura se concentre en el asunto de nuestro interés.

Hora: 4:20 PM - 6:30PM, 19 de noviembre de 1960
Lugar: Salón Qingzhen en Zhongnanhai

Participantes: Del lado cubano - Jefe de Delegación y Presidente del Banco de Desarrollo Nacional, Comandante Ernesto Che Guevara, y otros miembros de la Delegación. Del lado chino - Zhou Enlai, Li Xiannian, Geng Biao, Shen Jian, Lin Ping.

Intérpretes: Cai Tongguo, Liu Xiliang
Registrador: Zhang Zai

Presidente Mao: Delegación cubana, bienvenida.
Guevara [“abreviado en el original como Ge”, no abreviado aquí]: Es un gran placer [para nosotros] tener esta oportunidad de saludar al presidente Mao [en persona]. Nosotros siempre hemos venerado al presidente Mao en nuestra lucha. Somos una delegación oficial, representando a Cuba, aunque los miembros de nuestra delegación nacieron en cuatro países diferentes.
Presidente Mao: Usted es argentino.
Guevara: Nací en Argentina.
Presidente Mao: ¿Dónde nacieron los otros miembros de la delegación?
Guevara: [Ramiro Fernando] Maldonado [Secretario General del Partido Social Revolucionario de Ecuador] es ecuatoriano, [economista Albán] Lataste es chileno, yo nací en Argentina, todos los demás nacieron en Cuba. Aunque algunos de nosotros no nacimos en Cuba, el pueblo cubano no toma a mal que no hayamos nacido en Cuba. Nosotros realmente defendemos la revolución cubana. Fidel [Castro] representa la voluntad de todos los latinoamericanos.
Presidente Mao: Ustedes son internacionalistas.
Guevara: Los internacionalistas de América Latina.
Presidente Mao: Los pueblos de Asia, los pueblos de África y todo el campo socialista los apoyan. El año pasado usted visitó algunos países asiáticos, [¿no es verdad?]
Guevara: Algunos países, como India, Siam [Tailandia], Indonesia, Birmania, Japón, Pakistán.
Presidente Mao: Con excepción de China, [usted] ha estado en todos los principales países de Asia.
Guevara: Por eso, ahora estoy en China.
Presidente Mao: Bienvenido.
Guevara: Nuestra situación interna aún no se había estabilizado cuando salí de Cuba el año pasado, por esa razón nos conducíamos cautelosamente con el mundo exterior, a diferencia de ahora. [Ahora] la situación interna se ha consolidado y podemos ser más resueltos.
Presidente Mao: La actual situación internacional es mejor que la del año pasado.
Guevara: La nación entera está unida, pero cada día los imperialistas esperan dividirnos.
Presidente Mao: Aparte de los obreros y los campesinos, ¿quiénes más se han unido a ustedes?
Guevara: Nuestro gobierno representa a los obreros y campesinos. Nuestro país todavía tiene una pequeña burguesía que tiene una relación amistosa y coopera con nosotros.
Presidente Mao: ¿No [hay] burguesía nacional?
Guevara: La burguesía nacional estaba básicamente compuesta por importadores. Sus intereses estaban entrelazados con los del imperialismo y estaban contra nosotros. [Por eso] los destruimos económica y políticamente.
Presidente Mao: Ellos eran burguesía compradora. No [deben] ser considerados como burguesía nacional.
Guevara: Algunos dependían completamente del imperialismo. El imperialismo les daba capital, tecnología, patentes y mercados. Aunque vivían en su propio país, sus intereses estaban entrelazados con el imperialismo; era el caso, por ejemplo, de los comerciantes de azúcar.
Presidente Mao: Los empresarios del azúcar.
Guevara: Ellos mismos. Ahora el negocio del azúcar ha sido nacionalizado.
Presidente Mao: Ustedes básicamente han expropiado todo el capital norteamericano.
Guevara: No básicamente, sino todo. Quizás algún capital ha escapado [de la expropiación]. Pero no es que no queramos [expropiarlo].
Presidente Mao: ¿Ustedes ofrecieron compensación al expropiarlos?
Guevara: Si [una compañía azucarera] nos compraba más de tres millones de toneladas de azúcar [antes de la expropiación], [nosotros] ofrecíamos una compensación entre 5 por ciento y 25 por ciento [del valor del azúcar comprado]. [La gente] no familiarizada con la situación en Cuba tiene dificultad para entender la ironía incorporada en esta política.
Presidente Mao: Según la prensa, ustedes devolvían el capital y las ganancias sobre 47 caballerías por año, con una tasa de interés anual de 1 por ciento.
Guevara: Sólo las [compañías] que compraban más de 3 millones de toneladas de azúcar eran compensadas. Si no habían comprado, no había compensación. Había dos bancos canadienses, relativamente grandes. No los nacionalizamos, y esto es consistente con nuestras políticas interna y exterior.
Presidente Mao: Es estratégicamente aceptable tolerar temporalmente la presencia de algunas compañías imperialistas. Nosotros también tenemos algunas [compañías imperialistas] aquí.
Premier [Zhou Enlai]: Precisamente, como el HSBC [Hong Kong and Shanghai Banking Corporation], cuya presencia es casi simbólica.
Guevara: Esos bancos canadienses en Cuba son lo mismo que el HSBC aquí.
Presidente Mao: Ustedes [deben] unir a los obreros y campesinos, es decir, a la mayoría.
Guevara: Alguna gente de la burguesía se puso en contra de nosotros y se unió al campo enemigo.
Presidente Mao: Aquellos que se pusieron contra ustedes son sus enemigos. Ustedes han hecho un gran trabajo en suprimir a los contrarrevolucionarios.
Guevara: Los contrarrevolucionarios realizaban actos de agresión. [Por ejemplo,] algunas veces, ocupaban unas cuantas islas, [en cuyo caso] los aniquilábamos inmediatamente después. Nada de qué preocuparse. [Nosotros] ejecutábamos a su líder fusilándolo cuando los capturábamos. Su equipamiento provenía de Estados Unidos y era lanzado en paracaídas.
Presidente Mao: Ustedes también capturaron varios norteamericanos [¿no es así?].
Guevara: [Ellos fueron] procesados inmediatamente y fusilados.
Premier [Zhou Enlai]: El gobierno norteamericano protestaba y ustedes respondían.
Presidente Mao: Ustedes son firmes. Sean firmes hasta el final, esa es la esperanza [de la revolución], y el imperialismo se encontrará en grandes dificultades. Pero vacilen y entren en compromisos, y el imperialismo verá que es fácil [lidiar con ustedes].
Guevara: En la primera etapa de nuestra revolución, Fidel propuso una forma de resolver el problema de la vivienda pública, porque el gobierno tiene la responsabilidad de que todos tengan una vivienda. Confiscamos las propiedades de los grandes propietarios de casas y las distribuimos entre el pueblo. Los pequeños propietarios de casas conservan sus propiedades como antes.
Presidente Mao: ¿Y después?
Guevara: Ahora estamos en la segunda etapa de la revolución, es decir, terminar con el fenómeno de la explotación del hombre por el hombre. En estrecha relación con la situación interna e internacional, estamos trabajando en la consolidación de nuestro régimen: erradicando el analfabetismo y el desempleo (que está en una condición particularmente seria), desarrollando el sector industrial y profundizando la reforma agraria.
Presidente Mao: Excelente. Ustedes han influido en América Latina, e incluso en Asia y África. Ellos serán influenciados en tanto ustedes hagan bien las cosas.
Guevara: Especialmente América Latina.
Presidente Mao: La pequeña burguesía y la burguesía nacional latinoamericanas tienen miedo del socialismo. Por un buen tiempo, ustedes no deberían apresurarse con las reformas sociales. Este método les permitirá ganarse a la pequeña burguesía y a la burguesía nacional de América Latina. Después de la victoria, fueron nacionalizados todos los negocios de Jiang Jieshi [Chiang Kai-shek] y los negocios que anteriormente pertenecían a Alemania, Italia y Japón pero que después pasaron a ser patrimonio de Jiang, eso permitió que el capital propiedad del Estado alcanzara el 80 por ciento de todo el capital industrial. Aunque la burguesía nacional tenía solo el 20 por ciento [de todo el capital industrial], empleaba a más de 1 millón de obreros y controlaba toda la red comercial. Nos tomó casi siete años resolver este problema. [Nosotros] les dimos empleo, derecho al voto, administración conjunta pública- privada y compra de participaciones, con la esperanza de resolver este problema. Esta solución [conjunta] les satisfizo y tuvo un buen efecto relativo en el exterior. Después de ver esta salida, pese a que la burguesía asiática no estaba completamente feliz, estuvo de acuerdo en que ésta era una forma aceptable de unirlos, y que estaba bien utilizar la política de compra de participaciones. El problema del sector artesanal urbano y la pequeña burguesía fue enfrentado, igualmente, por medio de las cooperativas.
Guevara: Debemos aprender de la experiencia de otros países, incluido China y otros países socialistas. En cuanto a la burguesía, le dimos respeto, trabajo y dinero, deseando que no abandonaran el país. También les dimos sueldos a los técnicos. Tradicionalmente, no tenemos industria artesanal, en consecuencia, no tenemos problemas en ese sentido. Hemos reunido a los desempleados en las cooperativas, las que en retribución les dan empleo.
Presidente Mao: Estados Unidos no quiere que Cuba tenga burguesía nacional. Este es el mismo caso de Japón en Corea y del noreste de China [por ejemplo, Manchuria], y el caso de Francia en Vietnam. Ellos no permiten que la gente local construya grandes plantas.
Guevara: Este hecho se asemeja a [a lo que pasó en] América Latina. A fin de destruir las fuerzas feudales, el imperialismo promovió la burguesía nacional. La burguesía nacional también podía pedir impuestos más altos a la importación. Pero no luchaba por los intereses nacionales; de hecho, está coludida con el imperialismo.
Presidente Mao: Tengo una pregunta. ¿La industria brasileña del acero está vinculada a Estados Unidos en términos de capital?
Guevara: Las principales fábricas metalúrgicas del Brasil fueron establecidas con capital norteamericano.
Premier [Zhou Enlai]: ¿Cuál es el porcentaje del capital norteamericano? Brasil produce 1.6 millones de toneladas de acero [anualmente].
Guevara: No está bastante claro el monto total del capital en la fábrica más grande de Brasil. Pero tecnológicamente depende completamente de Estados Unidos. Brasil es un país grande, sin embargo, realmente no existe diferencia sustancial entre él y otros países latinoamericanos.
[…]
Presidente Mao: Esas doce personas son las semillas. La temperatura en vuestro país es buena.
Guevara: [Cuba está] a 22 grados al norte.
Presidente Mao: Sus tierras también son buenas.
Guevara: Todas las tierras son cultivables. Se puede plantar árboles de coco en las zonas arenosas. Pero es difícil cultivar en las montañas.
Presidente Mao: Entonces [la población de] su país podría crecer por lo menos hasta 30 millones.
Guevara: La Isla de Java de Indonesia tiene como 50 millones [de personas].
Presidente Mao: Ustedes deberían agradecer a [General Rubén Fulgencio] Batista [y Zaldívar], de la misma forma que nosotros agradecemos a Jiang Jieshi. Él nos dio lecciones matando gente.
[Alberto] Mora [Becerra]: También estamos agradecidos con Batista porque él puso a más gente de nuestro lado.
Presidente Mao: Nosotros tenemos otro maestro: el imperialismo. Es nuestro educador constante. El mejor maestro es el imperialismo norteamericano. Ustedes también tuvieron dos maestros: Batista y el imperialismo norteamericano. [Hasta donde sé,] Batista está ahora en Estados Unidos. ¿Está pensando en una restauración?
Guevara: Los partidarios de Batista están ahora divididos en 5 facciones, que han elegido cinco candidatos presidenciales. Esos candidatos tienen puntos de vista diferentes unos de otros. Algunos se oponen a Batista, mientras que otros se comportan más o menos como Batista.
Presidente Mao: Ellos no son rivales para Batista. ¿Qué edad tiene Batista?
Guevara: 60 años.
Presidente Mao: Nuestro Jiang Jieshi tiene ahora 74 años, anhelando todos los días con regresar a Beijing.
Mora: Todos esos 5 candidatos fueron dirigentes partidarios. La gente conoce sus nombres y ellos también anhelan todos los días regresar a Cuba.
[…]
Premier [Zhou Enlai]: La vida de cliente no es fácil.
Presidente Mao: Ahora los norteamericanos no quieren a Jiang Jieshi. Nosotros nos estamos encariñando con él. Los que son 100 por ciento pro-norteamericanos son peores que Jiang Jieshi, que sólo es 99 por ciento pro-norteamericano. Él todavía quiere conservar su ascendiente.
Premier [Zhou Enlai]: Eso es dialéctico.
[Comandante Eddy] Suñol: Creo que ustedes esperan que Jiang Jieshi regrese.
Presidente Mao: A condición de que rompa con los Estados Unidos, le haremos un lugar en nuestro gobierno.
Premier [Zhou Enlai]: Mejor todavía si trae, de regreso con él, a Taiwán.
Presidente Mao: Aunque parece que él no está interesado en regresar.

Fuente: Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, N° 202-00098-01, págs. 1-14. Según la versión en inglés para Cold War International Historic Project, de Zhang Qian.

Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Jiang Yucmoi.

Para la lectura de «Mao y el Che en una nube», el blog original, cliquee aquí.
Para el texto completo del documento, vaya a la nube.

martes, 3 de octubre de 2023

La guerra no ha terminado

Un experimento tan promisorio como el de convocar a una reunión en Miami de unos 70 empresarios cubanos procedentes de unos 8 000 que levantan en la isla una impetuosa red de negocios privados y que ya están moviendo bastante dinero y mercancía y creando miles de empleos e incentivando la maltrecha economía del país, está pasando por un momento difícil. La reunión y sus resultados, digo. No el empeño de nuestros bisoños, aunque ya exitosos empresarios de la isla. El objetivo del cónclave —una audacia de sus organizadores, sobre todo de su principal animador, el excongresista federal Joe García— era un intercambio entre los cubanos de allá y algunos empresarios de acá, intercambiar experiencias, oírse los dos grupos, y buscar zonas de futuros entendimientos y negocios. Pero, lo que están conociendo los de allá, es la conducta de un enclave envenenado (según se muestra en la televisión local) y que parecen decididos a dar por terminada la misión que se han impuesto en los últimos días, desde que supieron de este meeting de tres días, que es acabar hasta el último vestigio de las empresas privadas que viene floreciendo en el territorio cubano y que ha pasado por varias designaciones, desde cuentapropistas hasta pymes (un acrónimo de pequeña y medianas empresas) y más recientemente mipymes (con el agregado inicial de microempresas) y cada vez actuando con mayor fuerza en el escenario de los abastecimientos y la economía del dañado país. Porque, según se ven las cosas, esa es la guerra actual. No se dejen engañar. Los empresarios cubanos que surgen y se establecen por todos los rincones de aquel territorio y que, desde sus primeros amagos, han sorteado un increíble ambiente de hostilidad, sobre todo desde los sectores más dogmáticos y duros del gobierno, pero que han persistido y ahí están, ahora deben enfrentar también al Miami de la vieja escuela, y, especialmente, el sabotaje solapado de potentados cubanoamericanos.

Se les escapa la presa de las manos, no existen en la jugada. No les conviene, realmente, la reunión de dos representantes del gobierno americano —por lo pronto no más de tres— y prominentes lideres de los negocios de origen cubano —una media docena— en las suntuosas oficinas de Akerman LLP, la firma de abogados de Miami que representan las compañías que hacen negocios con Cuba. Y no es para menos. Nuestros esforzados mypes o mipymes han logrado solamente en lo que va de año importar cerca de 1 000 millones de dólares en artículos y materias primas —más de cualquier cifra al alcance del propio gobierno— y dan empleo a 1,6 millones de cubanos.

Por lo pronto debemos aceptar que la reunión en sí produjo escasos resultados prácticos. Aunque de cualquier manera su convocatoria y realización es un tanto que hagan el favor de anotárselo a Joe García, con todo derecho. No importa que esta reunión sea vista como un puro gesto simbólico. Ningún primer paso es una abstracción. Porque ya el segundo va a ser mucho más fácil. Es decir, es un esfuerzo vencido hacia un acercamiento —y que resultará cada vez más acelerado— hacia un futuro inevitable.

Los funcionarios del gobierno americano que participaron en el evento no ofrecieron nada en concreto, solo vagas esperanzas de levantar en algún momento algunos resquicios en el blindaje del embargo, y al parecer más bien preocupados ante cualquier solicitud de dinero. ¿Les es tan difícil entender que son las trabas legales con las que asfixian a los cubanos las que deben eliminar? Estos empresarios demuestran a diario que son capaces de buscar su dinero y que lo hacen y crecen en las condiciones más adversas y de incomprensión, a las que además deben añadir las trabas que la Casa Blanca mantiene solo por complacer a un rencoroso y mal intencionado sector del exilio cubano.

Un evento que finalmente debe quedar como un hito histórico para los cubanos de ambas orillas, están empeñados, también desde las dos orillas, en transformarlo rápidamente; los de acá, que los mipymes sean su nueva plataforma para las acciones contrarrevolucionarias; los de allá, un motivo renovado de agravios, justificación de miserias, mucho llanto. Ha sido lo peor de la reunión, la muestra de la estrechez de miras de esta militancia atenida a la máxima de Von Klausewitz de que todos los generales se preparan para la guerra anterior. Claramente han expresado que su objetivo es aprovecharse de los mypes o mipymes para derrocar el gobierno. En fin, miel sobre hojuelas en un plato sopero que sirven graciosamente a sus iguales, al sector duro de la isla.

Aunque no pase de ser la retórica habitual, el intento de convertir a los mipymes en los substitutos de una brigada 2506 que se infiltra en silencio en las ciudades y campos cubanos bajo la inocente cobertura de productores de frutas en conserva o de cosméticos o de baticas para niñas es una estupidez sin nombre. Pero, por encima de todo, lo más preocupante: que alimentan a paletadas los argumentos tan codiciados por la claque de los dirigentes de viejo cuño que aún sobreviven en La Habana. Está demostrada su inhabilidad para alentar el progreso económico, pero su maestría en las artes represivas está fuera de dudas. Así que olvídense de montar una quinta columna. Y es de esperar, por su propio bien, que nuestros empresarios no caigan en la trampa de estos aprendices de chicos malos.

De nuevo, pues, resurge en Miami la idea de la pronta caída del gobierno de La Habana y la quimera en paralelo de que que con igual velocidad ellos ocuparán posesión del gobierno al otro lado de la corriente del Golfo. Tan bonito que los comunistas han dejado el capitolio después de la restauración hace tres o cuatro años, hasta con láminas de oro ruso con las que enchaparon la cúpula. Claro, más difícil, más engorroso, va a ser instalarse de nuevo en el antiguo Palacio Presidencial después que lo convirtieron en un museo de las victorias militares de la Revolución. Cualquiera que sea el presidente importado desde el condado de Dade tendrá que contemplar desde sus altos ventanales —y hasta que los remueven de donde están fundidos en el pavimento de la Avenida de las Misiones— el pesado silencio de los cañones autopropulsados SAU-100 y los tanques T-34 y sin olvidar los cazabombarderos Sea Fury y los jets T-33 con los que las tropas de Fidel destruyeron la brigada 2506 desembarcada en Bahía de Cochinos. Y no digo esto para molestar a mis compatriotas de este lado de la corriente del Golfo. Lo hago para que acaben de entender lo inútil de su pretensión y de que ese gobierno que ellos creen a punto de colapsar es una institución tan legítima (amén de armada hasta los dientes) como que ellos carecen de alguna. No encuentro por ningún lado la documentación que de fe de la existencia de la República de Miami. Y el único gobierno que los patrones americanos reconocen es el que actualmente reside, decreta y habla desde el Palacio de la Revolución —en La Habana. Es a partir de ahí —no queda más remedio— donde mis vecinos del condado tienen que buscar el punto del aproche para su provecho. Pero también es imprescindible que mis antiguos vecinos de allá comprendan el enorme provecho que pueden igualmente sacar para el país y para ellos mismos de que acaben de tirar el puente.

Al final, los dos bandos contendientes acusan al proyecto de los mipymes de ser los caballos de Troya de la infiltración en sus territorios. Con las mismas tres palabras. Caballo de Troya. Y en eso estamos quedando: en el surgimiento, no solo del movimiento de un vigoroso empresariado nacional, sino de una nueva mitología de deslumbrantes raíces criollas: la del caballo bicéfalo.

Y una observación para cerrar. Es algo en lo que el ahora vapuleado Joe García tiene razón. Él recibiendo el fuego artillero de los gorilas de ambas orillas dada la audacia, pese a todo, de su evento. «Cuando hay diferencias entre dos partes», dice, «lo que hace falta son puntos comunes. Cosas en común que podemos encontrar, de las que podamos hablar.» Él cree que, a partir de esa localización, cualquier empresa es posible.