lunes, 26 de febrero de 2024

Quemados por el sol


Respuesta de mi amigo Pedro al mensaje en el que requería su opinión sobre los argumentos empleados cada vez con más frecuencia en los medios que se ocupan de Cuba. Estamos, según se desprende de ellos, y casi por unanimidad, a las puertas del colapso de una nación. Yo hubiese querido ser el autor de esta respuesta de Pedro. La extraigo de la intimidad de nuestros diálogos vía Internet y la publico, con su autorización desde luego. Apenas un párrafo. Dice Pedro:

[3:51 PM, 2/19/2024] +5X X XXXX XXXX: La Revolución Cubana tal como la conocimos terminó el 25 de noviembre de 2016, con la muerte de Fidel Castro. El período que ha seguido desde ese momento aún no es posible definirlo, aunque sin duda parece uno de letargo, de indecisiones, de desgobierno. El éxodo cubano, una constante en estos 65 años de período revolucionario, actualmente algunos lo achacan a las promesas incumplidas. Pero la verdad es que el cariz de éxodo que se ve hoy se debe a una falta de dirección, estímulos y revolución, pese a las peores adversidades. Las promesas del pasado fueron cumplidas: Fidel prometió una aventura revolucionaria, un país con dignidad y una historia única. Lo que pasó luego de ese día de noviembre de 2016 ya no es responsabilidad de él. Sino de los que gobiernan, los que están ahí, los que seguimos vivos y conscientes. Quienes se van, lo hacen como ovejas descarriadas, aquellas que no tienen un pastor, un guía, un pescador de hombres. ¿Acaso nosotros no nos sentimos también así?

lunes, 19 de febrero de 2024

Una edición muy especial

La edición especial de El último santuario está disponible en Amazon. Contiene documentos inéditos, un portafolio de las fotografías en colores de Ernesto Fernández en el teatro de operaciones y una ampliación considerable de sus imágenes en blanco y negro. La cubierta es de tapa dura. Cliquee aquí.



jueves, 1 de febrero de 2024

Más allá de la noche


Anuncio, con todo orgullo, la salida de una nueva edición, totalmente restaurada de acuerdo con su original, de El último santuario: Una novela de campaña, mi libro sobre Angola.


Uno despega de una instalación muy cercana al cementerio de aviones del aeropuerto «José Martí», de La Habana, y recorre 11 000 kilómetros a través de la noche atlántica. Y después tienes tu buen año. De lo mejor que se podía tener entre el 10 de noviembre de 1981 y el 20 de diciembre de 1982. Imaginen. Uno compartió el funche con un guerrero chokwe. Anegó sus viejas botas de soldado en el Luassenha. Oyó cantar una ametralladora ligera RPK en un cimbreante maizal al norte de Matala. Vio un pelotón de gente de la floresta con las cintas de proyectiles de RPK en bandolera. Cruzó el Longa y el Cuando y el Cubango. Atravesó la Sierra de Candjival. Durmió sobre una piedra de las ruinas de Chitapua y aceptó, resignado, el indolente y cada vez más próximo relampagueo bajo la capa de un soldado quimbundo. Voló a la base sitiada de Baixo-Longa. Participó del asedio a la 19 Región UNITA. Estuvo a bordo de todos los hermanos soviéticos Antonov, los entrañables chipojos, que remontaban el cielo de la errepeá, y a bordo de todos los melones Mi-8 que se daban a respetar en el TOM Angola. Abrió trocha con un BTR-152 en las márgenes del Cubelai. Vació su cantimplora con los desarrapados defensores de Baixo-Longa y escuchó su alucinante narración y estuvo en el área de enfoque de sus amarillentas miradas cuando decían soportamos, camarada, una primera oleada de asalto compuesta por mujeres y niños, movidos como ganado por la UNITA, y gritamos, camaradas de la población civil, vamos a tirar de la cintura para arriba, todo lo que se encuentre de la cintura para arriba es kwacha.


De la nota de Amazon:
El prominente periodista y cuentista cubano Norberto Fuentes describe desde Angola las vicisitudes del cuerpo de internacionalistas cubanos que marcharon a aquel país para defender —frente a sudafricanos y las avezadas tropas insurrectas de la UNITA— el endeble gobierno de un país acabado de independizar después de siglos de brutal colonialismo. Cálido reportaje de guerra que, en efecto, puede leerse como una novela. Pero cuya adquisición resultaba prácticamente imposible desde que se publicó su única edición, en México, en 1992. La presente edición, que ha sido restaurada de acuerdo con los originales del autor, debe ocupar desde ahora un sitio prominente en la bibliografía del proceso histórico más debatido, sino importante, del continente en los últimos 70 años.

El último santuario, la novela de campana de Fuentes, es, en mi opinión, su obra más cautivadora, y ciertamente la de más alto valor literario.
—Alfredo Cumerma

Estamos entonces ante una gran novela. Y es grande porque, en tiempos de mediocridad… hay alguien que —codeándose con Hemingway o Malraux— nos quiere hablar una vez más del heroísmo en una guerra como troquel del hombre.
—Ismael Carvallo Robledo

Es el último escritor romántico. Ya en el mundo no existen esos escritores. Norberto Fuentes es el último.
—Lisandro Otero


Fotografías de Ernesto Fernández
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