jueves, 27 de enero de 2022

De los hombres

Tarde de ascensos en Tropas Especiales. Mediados de los 70. En el campo de tiro adyacente al gimnasio de la unidad, José Abrantes impone los grados de capitán al primer teniente Filiberto Castiñeiras —«Felo» para todos sus compañeros. A la derecha, esperando su imposición de grados, Jesús Eng Guerra, entonces jefe de transporte de esta fuerza de élite. Durante su carrera en el Ministerio del Interior, Castiñeiras alcanzó los grados de coronel. De Eng Guerra no hay más noticias.

A continuación, un intercambio de mensaje con Castiñeiras que guardó prisión junto al que fuera ministro del Interior y general de división José Abrantes en la antigua cárcel de mujeres de Guanajay, 50 kilómetros al oeste de La Habana. La instalación, habilitada en secreto y a la máxima velocidad como establecimiento penal de máxima seguridad, se destinó para el encierro de los principales oficiales del Ministerio del Interior condenados en los procesos de 1989.

Los mensajes (a través de WhatsApp).

[5:12 PM, 1/25/2022] Felote: Norber, Bueno el nuevo artículo.
No sé si querrás hacer referencia. No creo sea importante.
Allí estaba enterrado el padre de Abrantes.
Creo había sido de los viejos del PSP.

[9:00 PM, 1/25/2022] NFuentes: Lo escribí con el alma, Felote. Y tu información me es importante, por supuesto. Ya no la puedo utilizar aquí, pero tendrá cabida en el futuro inmediato. Recuerdo las emocionadas palabras de Abrantes sobre su padre en el juicio. Va un abrazo. Gracias, mi hermanito.

[6:13 AM, 1/26/2022] Felote: En el fb de Papucho el hijo del chino, le escribí esto:
Nos despedimos 6 meses antes con un abrazo y un «mantente fuerte». Una mirada serena pero ansiosa que la siento como si fuera ahora.
Nunca perdió la calma y nunca comprendió el porqué de aquella traición.
Un abrazo para ti y tu mami.


El nuevo artículo —«Lo demás es silencio» (25/01/22) — en este mismo blog. «Allí», la tumba con la orquídea en la fotografía. El PSP, el antiguo partido de los comunistas cubanos. Papucho, sobrenombre de Héctor, hijo de otro coronel legendario del Ministerio: Juan Carlos Figueredo «El Chino». Día de la despedida, el 9 de junio de 1990, unos seis meses y días antes de la muerte de Abrantes, cuando Castiñeiras —que había recibido una condena más leve— fue liberado. «Tu mami», Caridad Abrantes «Cachita», hermana de Abrantes, exmujer de Figueredo y, por supuesto, madre de Héctor.

Fotografía: copyright © Norberto Fuentes. Prohibida la reproducción.

martes, 25 de enero de 2022

Lo demás es silencio


Zeta veintisiete…


Este era el indicativo —nombre en clave— que solías escuchar en el coche del coronel Antonio de la Guardia si lo acompañabas, casi siempre mientras se desplazaba por la suntuosa Quinta Avenida de Miramar.

—Equis Dos, Equis Sesenta —se escuchaba por la planta.

X-2 era el indicativo del coronel, de Tony. X-60, el del oficial de guardia en su oficina.

—Equis Sesenta, Equis Dos —respondía Tony, si llevaba el volante. Tomaba el micrófono de la planta de radio japonesa, una Yaesu, instalada bajo la guantera pero con el micrófono sostenido por un asa metálica frente a la palanca de cambios, de modo que fuera fácilmente alcanzable a su derecha.

—Zeta Veintisiete se interesa por usted, Equis Dos —decía el oficial de guardia.

Z-27 era el indicativo del ministro del Interior, el general de división José Abrantes. En el cerrado círculo de los elegidos, la élite de los combatientes revolucionarios, se permitía eliminar la zeta y llamarlo por un elíptico Veintisiete. El Veintisiete.

—Quiere que usted le efectúe por la vía quinientos.

Vía 500 era el teléfono.

Abrantes estaba localizando a Tony. Pero quería que lo llamara por teléfono. Nada de radios. Eso significaba el mensaje de Z-27. Quería silencio radial. Estaba eludiendo interferencias y/o escuchas a través del éter.

—Equis Sesenta, Equis Dos.

—Equis Dos, Equis Sesenta —respondía X-60.

—Equis Sesenta —decía Antonio de la Guardia—, dígale a Zeta Veintisiete que me dirijo hacia donde usted se encuentra.

(Pausa.)

—Y dígale que en 15 minutos le efectúo por vía quinientos—decía.

El Veintisiete. Ese es el hombre, apuesto, de gesto reflexivo, con su uniforme de oscura gabardina verde olivo, que en la fotografía aparece a la izquierda del ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, general de Ejército Raúl Castro. Año 1987. Sala Universal de las FAR. En el escenario, uno de los llamados actos políticos culturales.

Pero esta imagen, por lo pronto un símbolo de camaraderías, de unidad revolucionaria, apenas contará con dos años más de permisibilidad. Pronto estará prohibida. Ni siquiera Abrantes y su todopoderoso aparato de inteligencia pueden vislumbrar la conspiración contra ellos que ya Raúl tiene en marcha. No le temblará la mano durante los procesos de 1989 para solicitar la pena de muerte para estos compañeros suyos. Si Abrantes libra entonces es porque lo reservaron para un infarto en la cárcel dos años después. No fue la suerte de Tony.

Desde junio de 1989 los equipos de monitoreo de la CIA dejaron de captar que Z-27 requería un comprendido de X-2 por la Vía 500.

El silencio señorea sobre la Quinta Avenida.


El retrato en blanco y negro del que fuese ministro del Interior y figura emblemática de la Revolución —José Abrantes— reproducido sobre losa en la jardinera procede de un original que Osvaldo Fructuoso Rodríguez aún conserva fuera de Cuba. Rodríguez había sido uno de los allegados de Abrantes y logró asilarse poco antes de la caída en desgracia de éste y su posterior muerte en condiciones misteriosas. Ordenó el trabajo en un viejo negocio en las cercanías del cementerio de La Chacarita, de Buenos Aires. Después lo hizo llegar a los familiares de Abrantes en Cuba. Al fondo, otra losa recuerda que un hermano, el comandante Juan Abrantes, muerto en un accidente de aviación, comparte el sepulcro en un recodo del cementerio de Colón en La Habana.

La foto es de hace cinco días. Tomada con toda rapidez y mal uso de las luces. Fue tomada por un familiar. La misma persona que colocó la flor. Cementerio de Colón, La Habana. Aniversario 31. Todavía hay valor y el evidente arresto del desacato para un puñado de 15 creyentes reunidos esta mañana —sin pronunciar palabra— frente a la tumba. Sombras y silencio. También la nostalgia se extinguirá con nosotros.

viernes, 14 de enero de 2022

Visión de los vencedores

Cuarteles de Invierno anuncia la publicación de La historia que fue, el arte que será. La guerra campesina organizada por la CIA contra Fidel Castro entre 1960 y 1966 y las variantes de cómo fue respondida es la materia del libro; la documentación y los testimonios inéditos o desconocidos de los hombres que estuvieron al frente de la campaña —empezando por el mismo Fidel Castro y sus más cercanos comandantes—que aguardaban en los expedientes personales de Norberto Fuentes —el único corresponsal acreditado en la campaña—, componen este volumen desde ahora insoslayable para conocer la historia de la Revolución Cubana. Y ya no volverá a existir la posibilidad de oír a un Fidel Castro tan íntimo y candoroso mientras rememora los episodios de su segunda guerra cubana ante un grupo cerrado de compañeros. Los elusivos textos sobre esta historia aún en litigio finalmente se hallan a la disposición del lector.

En cada uno de los textos que Norberto Fuentes comparte en este volumen se siente el polvo, el papel desgastado, el relieve que dejó la máquina de escribir en las hojas, y las esquinas de las cuartillas dobladas o raídas. Para qué decir si nos ponemos a imaginar el derrotero que debieron seguir estos documentos para salir de Cuba con tal de ser transcritos e incluidos en libro. Se trata de una serie de registros, la mayoría de los cuales por primera vez ve la luz, que pueden ser leídos desde la óptica histórica de la lucha contra bandidos, pero también con una mirada política, militar e incluso literaria. A la venta en Amazon.

viernes, 7 de enero de 2022

Hija del invierno


No está seria. Tampoco sonríe. Pero escudriña. Yo, con la impertinencia de mi cámara, soy el objeto de su mirada inquisidora. Los somos todos los que estemos mirando esa imagen ahora. Una cubanita, nacida un 7 de enero, como hoy, nos mantiene a raya. Una hija del invierno cuya única añoranza es el verano. Ella consume todo el sol. Mas el que se derrite soy yo.

martes, 4 de enero de 2022

Alerta máxima

 

Equipado para todas las batallas.

sábado, 1 de enero de 2022

Vestidos de limpio


Quiero empezar el año con un nuevo «look» en mi blog. Lo hago con la ayuda de nuestro inefable Pedro Schwarze. Uno de mis héroes literarios, Don Camilo José Cela, en la nota que escribió el 23 de agosto de 1960 para presentar una nueva edición de La familia de Pascual Duarte, justifica cualquiera de las enmiendas de su original y declara: «Pascual Duarte está limpio, que es lo importante». Ahora el problema es cumplir con mi propio compromiso de descargar una producción consistente de nuevos textos, poner a temblar mi archivo (todavía a punto de reventarse) y burlarme de todo el que pueda, en fin, gozar de lo lindo. Son propósitos que se añaden al hecho de haber cumplido completo el ritual cubano de la celebración. Solo que la fiesta fue a puertas cerradas (mantenemos la pandemia a raya) pero pletóricos del amor de Niurka, de las ñoñerías de Jerry Lee y de las llamadas y mensajes electrónicos de la tropa de mis amigos (en la mayoría de los casos, unos animados de chicas muy cachondas que se exhiben con un arbolito de navidad al fondo y un gorrito de Santiclós como tocado, y, encima, ni siquiera el Chanel número 5 de la foto famosa de Marilyn); y hay el correspondiente ¡pop! del descorchar del champán (en sustitución del aguardiente peleón de nuestras fiestas cubanas), de las 12 uvas (a cambio de los doce gollejos —como realmente se dice en español, no hollejos—, o los doce redondeles rebanados de platanitos manzanos, ah, época gloriosa de nuestra forja antimperialista) amén del correspondiente salir de la casa con una maleta y caminar un rato (nadie me ha explicado nunca si es para garantizar viajes o para que los malos espíritus se vayan en ese equipaje), y con la salvedad de que anoche no se llegó hasta más allá del quicio de la acera y tomada la debida precaución de que ningún vecino se hallara en la zona de aproximación permitida de 10 metros. Así pues, estamos en el primer día de 2022. Vamos a disfrutarlo. Y el blog está limpio, que es lo importante.