miércoles, 11 de abril de 2012

De rodillas


Auguro muy mala racha a los Marlins en esta temporada con el que, hasta la semana pasada, era el flamante manager que se habían agenciado: Oswaldo Guillén “Ozzie”. Pierde el juego antes de empezarlo. El caso es que días atrás declaró a la revista Time su admiración por Fidel Castro y ahora ha tenido que postrarse ante los medios de prensa y pedir perdón, “con el corazón en la mano, de rodillas”. Las boutades a favor del Comandante —el manager de los managers— se pagan muy caro en esta ciudad. Parece que en Chicago, en ese otro país donde él vivía, y donde pilotaba con buen éxito a los White Sox, el equipo local, nadie le advirtió que Miami es un Estado al sur de la I-95 y que allí hay que someterse a otras leyes. Pobre pelotero. ¿Pobre millonario? No es los cinco días de suspensión de sueldo que le impone la dirección del equipo miamense, con los consiguientes 75.000 dólares que dejará de ganar, y —¡ojo!— sobre todo que en Miami estén dispuestos a dejar las cosas ahí. Tampoco la humillación a que se ha prestado, tan bravucón que parecía el mulato. Si no que la ha servido a la jauría con una de las presas que con más gusto devora: la sacrosanta libertad de expresión sobre la que se ha fundado los Estados Unidos. Y lo peor para él está por venir, lo que le queda por saber: que no importa el ángulo de su genuflexión, ni sus lágrimas de arrepentimiento ni todo lo que escupa al cielo. Porque en esa zona del parqueo del restaurante Versailles y en los conciliábulos de los políticos citadinos, lo que sí no te perdonan —jamás— es que te arrepientas.

Foto: Liborio Noval, Santiago de Cuba, 1964.