“Para los Castro lo que pase después no es su problema”
Una entrevista de Pedro Schwarze
Fidel Castro se adelantó a su cumpleaños número 90 en abril, en la clausura del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC). “Pronto deberé cumplir 90 años. Nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo. Fue capricho del azar. Pronto seré ya como todos los demás. A todos nos llegará nuestro turno”, dijo en un claro mensaje de despedida en público. Las nueve décadas Castro las cumple hoy y lo hace en mejor forma que a los 80, eso sí ya jubilado, observando la aplicación del plan de reformas de su hermano Raúl y con las relaciones restablecidas con Estados Unidos.
El escritor cubano Norberto Fuentes, autor de La autobiografía de Fidel Castro y ex miembro del círculo estrecho de Fidel y Raúl Castro, explica en esta entrevista telefónica con La Tercera -desde Miami, donde vive- el momento que está viviendo el líder histórico de la Revolución Cubana, las preocupaciones por el futuro y el papel que juega hoy como dirigente retirado.
¿A sus 90 años Fidel se convirtió en un monumento viviente?
El es muy vanidoso. El ha convertido el país en un monumento de toda su actividad. El presidio de Isla de Pinos; el Cuartel Moncada; Playa Girón; la esquina de 12 y 23, donde declaró el carácter socialista de la Revolución, donde quiera que estuvo e hizo algo, es decir, el país completo, está lleno de marcas y monumentos dedicados a él. Cuando llegó a La Habana, en enero de 1959, vio un busto de él camino hacia el campamento Columbia, que lo llamó después Ciudad Libertad, y lo mandó a derribar, y decretó que no podía haber ningún cuadro ni fotografía en las instituciones oficiales. Pero eso proliferó, porque era la gente la que lo hacía, la gente expresaba así su devoción por él.
Pero ahora él está fuera de escena, lo tienen en el retiro, y cada visita extranjera va a verlo, salvo Obama, como si fuese parte de un tour.
Sí, yo creo que lo exhiben. Pero eso de que esté retirado todavía está por verse. Habrá que esperar a la desaparición física de él y del hermano (Raúl) y de ese gobierno, para saber qué pasó ahí, para saber si ahí hubo una conspiración. Como uno nunca sabe cuál es la conspiración, cuál es de verdad la bronca entre los dos hermanos. Sí las había, yo fui testigo de eso, pero a la hora del peligro los dos se unían como un haz inextricable, donde no había forma de entrarle. No sé hasta dónde llegan las conversaciones secretas, las reuniones de ellos por las noches, hasta dónde llega eso.
Hace 10 años, le pregunté a usted si Fidel estaba preocupado de la sucesión, y me dijo que no pensaba en eso. Ahora, ¿estará preocupado del futuro?
Es un problema de conceptos y algo que yo he aprendido con ellos. Ellos viven en una dinámica en la que no entra la muerte. Ellos lo saben perfectamente, porque han matado y han visto la muerte muchas veces. Además, ellos han utilizado la muerte para eliminar problemas. O sea, cuando ellos sean los eliminados del problema, ¿qué les importa a ellos qué es lo que va a pasar? Lo que pueda pasar después es problema de los del después, no es un problema de ellos. Y así lo han dicho, los jóvenes piensan a su manera, es un problema de ellos. La estrategia y la táctica de la Revolución Cubana es preocuparse de la vida cotidiana, del diario. Y ahí es donde ellos han ganado. Aparte que la sucesión van a ser los hijos de ellos, los primitos.
En estos 10 años salió a la luz la familia de Fidel Castro. ¿Por qué? ¿Por una necesidad de Fidel? ¿Porque se quedó sin amigos?
¿Sin amigos? Tiene todos los amigos del mundo. Van allá a rendirle, cualquiera. Ahora, él nunca ha tenido amigos o no sabemos quiénes son sus amigos. Dicen que él tiene amigos aquí y allá, amigos que él ha preservado, que son sus amigos, que él los visita. Fidel ha sido un celoso defensor de su vida íntima.
¿Y por qué su familia salió a la luz?
Porque ya no está en el poder, ya no es un dirigente, por lo menos públicamente. Porque ya el gobierno lo tiene en la mano Raúl Castro. Fidel lo que tiene es a su familia. Dicen que está pintando. Parece que es un destino de los presos y de los dirigentes. (George W.) Bush también está pintando.
Fidel y Raúl Castro siempre han jugado a ser el policía bueno y el policía malo. ¿En los últimos años se invirtieron los roles? ¿Ahora Fidel aparece más como el policía malo y Raúl como el policía bueno?
Puede que a los ojos del público eso sea así. La gente en Cuba adora a Raúl Castro, pero lo adora por las malas razones, en mi opinión. No las razones revolucionarias. Fidel es la revolución y la revolución es algo duro, áspero, violento, sanguinario a veces; el otro es un reformista. Lo dijo él en el congreso del partido, que “aquí hay dos partidos, igual que en Estados Unidos: el de Fidel y el mío. Fidel dice que le den el de los comunistas, él es comunista, el mío pónganle el nombre que quieran”. Fidel representa esa voluntad y la gente en Cuba en definitiva lo que quiere es hacer negocitos. Para la gente en Cuba la revolución ya se terminó, de una u otra manera. La gente lo que quiere es poner una bodeguita, un restaurancito, buscarse los centavitos en los negocios. Y cada día el debate ideológico se extingue más. Los que quedan para la discusión ideológica son cada vez de más bajo registro, porque la gente inteligente en Cuba está dedicada a hacer negocios, a ganar dinero, y eso es lo que hay que hacer.
¿El mensaje que Fidel Castro quiso dar en el último congreso del Partido fue despedirse?
Que se acabó la película. Fin. Ahora se encienden las luces y toda la gente se va para su casa. Lo que quiso decir es “oigan señores, llegué hasta aquí. Me he metido 60 años aquí en el poder, dándole sansa a ustedes, a los americanos, los rusos, a todo el mundo, y me voy. Se acabó. Y aquí le dejo esto a mi hermanito”.