viernes, 13 de octubre de 2017

Las agujas, enemigas del pueblo


El Che no tiene mejor ocurrencia que presentarse con un libro del escritor soviético Konstantin Simonov sobre la encarnizada batalla de Stalingrado en la actividad organizada por el Instituto de Turismo —con el aprobación de Fidel— para atraer la simpatía de los millonarios americanos. 15 de mayo de 1960. Falta un minuto y medio para las 8. La suave luz de la mañana frente a las costas de La Habana y la brisa que bate sobre el mar permiten una agradable lectura de la novela, y además para disfrutar de la brisa cuando le arremolina las greñas. Tiene que aprovechar porque en unas tres horas el bravo sol del mediodía comienza su castigo. El libro —Días y noches— había sido uno de los títulos solicitados por Raúl Castro y él, cuatro años antes, en México, al agente residente del KGB Alexei Leonov, pero que entonces no alcanzó a leer porque el grupo cayó en manos de la policía mexicana, los libros incautados y Leonov declarado persona non grata. Hoy tampoco va a gozar de mejor suerte. Fidel se encuentra a bordo y es el que lo invitó. Resulta que participan en un concurso de la pesca de agujas que se llama “Ernest Hemingway” y que el mismo Ernest Hemingway se encuentra en el muelle, esperándolos para la fotografía. Así que al argentino le quedan quizá unos instantes de paz porque el jefe de la Revolución aún no se le ha parado por detrás para ver qué cojones es lo que está leyendo. Puede ocurrir en cualquier momento de esta mañana.