El asalto fue el 4 de mayo de 1978. Lanzaron paracaidistas por la madrugada, los paracaídas quedaron colgando en las matas durante varios días. El Dr. Manuel Fuentes todavía tiene pedazos de tela de camuflaje y cordones no combustibles en su casa de La Habana. Era el campamento SWAPO de Cassinga, a unos 2 kilómetros de la base de blindados cubanos de Tchamutete. Un camino recto de tierra unía las dos instalaciones. Los SWAPO era el movimiento de liberación de Namibia y montaban sus campamentos en la vecina Angola, al norte de su territorio ocupado por Sudáfrica. El regimiento de blindados de Tchamutete era parte del contingente internacionalista cubano. Los angolanos apoyaban a los namibios y se descansaban en los cubanos. Los SWAPO estaban dislocados allí probablemente por la protección de la base. Al Dr. Fuentes le avisaron en su hospital, el “Agostinho Neto”, de Lubango, un hospital civil. Estaba a más de 200 kilómetros. El Dr. Fuentes era un burgués cuando triunfó la Revolución Cubana en 1959. Así debía aparecer en su expediente. “Origen burgués.” Pero voló de Lubango a Cassinga en un Piper Azteca. Tuvo que regresar por falta de combustible y porque nunca vieron los dos camiones con las luces para señalar la pista. Hasta que aclaró y por fin divisaron el campo. Las SADF —las tropas sudafricanas— cogieron a los namibios entre dos fuegos y los cercaron. Todo el tiempo tuvieron por lo menos un Mirage sobre la zona “dando candela” —según la expresión cubana, en este caso para decir abriendo fuego a tierra. Entraba un Mirage y salía otro. Cuando los namibios trataban de huir, los cogía el fuego del cerco. A las fuerzas que habían helidesembarcado por la mañana, el mando SADF las recogió en los mismos helicópteros Puma esa noche. Pero estuvieron dos o tres días más por la zona, quizá algunos hombres perdidos porque el Dr. Fuentes estuvo por las noches oyendo los Puma a lo lejos y viendo las luces fugaces y las bengalas de los rescates. Unos cubanitos salieron de Tchamutete con las antiaéreas del 14,5. Todos eran de Ciego de Ávila, un pueblo ganadero en el este de la isla, y los Mirage los barrieron. Mataron a catorce. Hubo otros con las manos quemadas de no soltar las cintas de proyectiles en el proceso de alimentación de sus ametralladoras.
El Dr. Fuentes usaba el poderoso anestésico Ketalar, de la Park Davis. Lo primero que hizo fue clasificar y discriminar un centenar de heridos sin salvación. Después debe haber hecho unas 50 amputaciones, todas con los mismos guantes e instrumental. Ningún herido profirió una queja. El Dr. Fuentes aprendió después que nada se graba más en la memoria que el silencio. El día 7 fue que comenzaron a llegar los An-26, los formidables turborreactores de la aviación soviética, para la evacuación y con personal médico militar. El Dr. Fuentes estuvo allí una semana. Le dieron una carta de reconocimiento. En Tchamutete lo que había era un urólogo, un otorrino y un médico general. Los utilizó a todos. Sobre la marcha los enseñó a amputar. A la distancia de un kilómetro y medio se divisaba la colina que llamaban la montaña de hierro, a la vera del camino de Tchamutete, donde estaba el puesto de observación cubano y desde donde enfrentaron a un Mirage. Los cohetes flechas portátiles no sirvieron para este combate. Quemaron como antorchas a unos cubanos que no supieron dispararlos.
ooOoo -----------------------(camino 2 kms) ----------------------------xxXxx
[Tchamutete] [Cassinga]
mmMmm
[Montaña de hierro
con puesto de observación]
El Dr. Fuentes era el único vestido de civil en Cassinga. Llevó algún instrumental desde Lubango. Y su AKM y sus municiones. Lo más molesto eran esas moscas que enseguida ponían larvas en las heridas y los gusanos saliendo en pocas horas. Pero las mujeres SWAPO cantaban sus himnos de lucha y baldeaban las mesas de operaciones y enterraban la carne y los huesos cortados y lavaban la ropa. El Dr. Fuentes nunca regresó a Cassinga. La Revolución Cubana lo consideró suficientemente recompensado con la carta de reconocimiento. Quizá todavía le esté afectando el origen burgués.
Insertada: El cirujano Manuel Fuentes se adentra unos 300 kilómetros en el desierto de Mossamedes (Namibe) desde la base hospitalaria de Lubango, donde cumple su misión internacionalista de dos años. Quiere ver esta reliquia del período Jurásico. Una reliquia viva. Las prodigiosas Welwitschia mirabilis, con una existencia probada de hasta 1 500 años, solo se encuentran en esta franja de terreno fronterizo entre Angola y Namibia. Pese a la pobreza de la imagen, la pose del médico junto al objeto de su exploración es una de las escasas piezas africanas que atesora. Él todavía vive en La Habana y hoy es el 40 aniversario de la masacre de Cassinga. Nadie ha tocado en su puerta.