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Pero destacó que su foco no estaba en esa escena integral ni en su protagonista, sino “en un actor secundario, poco o mal iluminado por los flashes periodísticos, en el cual sin embargo se tipifica la problemática del narrador dentro del vertiginoso sucederse de una historia revolucionaria. Analizada con objetividad, al margen de la emocional polémica que rodea estos sucesos, es tarea que compete a la crítica, pues es su misma existencia la que en ella se cuestiona”. Padilla enlodó en su autoinculpación, entre otros a su mujer Belkis Cuza Malé, a Pablo Armado Fernández y a un joven Norberto Fuentes. Sin embargo, Fuentes, autor del libro de cuentos Condenados de Condado, con el que había ganado el premio Casa de las Américas en 1968, “a diferencia de los restantes escritores aludidos, se negó a hacer su autocrítica, reivindicó sus convicciones revolucionarias y se rehusó a convalidar las explicaciones espiritualistas de Padilla, las cuales, para mayor sorpresa, fueron aprobadas por los funcionarios culturales allí presentes”, describió Rama e insistió que “oponiéndose a la posición asumida por Padilla, Norberto Fuentes defendió su derecho a tener opiniones críticas sobre los organismos del Estado y sobre los diversos aspectos de la vida nacional, entendiendo que ése es un derecho de todo ciudadano y que es parte del normal debate sobre la ‘res pública’ que les compete”.
Una de los párrafos esenciales de “El narrador en la tormenta revolucionaria” es el momento cuando Ángel Rama planteó que si desde 1967, cuando ya Heberto Padilla comenzó a tener conflictos con las autoridades cubanas, se habló de un “Caso Padilla”, algo que se vino a “perfeccionar” con la autocrítica de 1971, “con igual razón habría que hablar de un caso estrictamente paralelo, el ‘Caso Fuentes”. Y subrayó que el silencio —en Cuba y fuera de la isla— en torno al “Caso Fuentes” se explicó por el hecho de que “no era utilizable por la guerra fría pues [Norberto] se declaraba revolucionario, no se ponía en contacto con los corresponsales extranjeros, etcétera. Hubiera correspondido al pensamiento de izquierda su consideración y el silencio que ha guardado es una acusación y un testimonio de su atraso”.
De los stills recuperados: Una fisura en el programa. Comienza el debate.