domingo, 7 de noviembre de 2021

Expurgando el archivo

Mensaje a Jorge Dávila «Yorch» entre otros papeles enviado a Miami a través de manos amigas. No había correo electrónico. Había que esperar por los viajeros. Raúl me utilizaba como intermediario con Dávila que a su vez yo debía usar como intermediario con Carlos Alberto Montaner, un conocido periodista y activista político. La fecha de la redacción (eso sí en una computadora) es abril 19 de 1992, a las 12:09 PM. El archivo se titula 04GORDO.


Yorch: estos son 2 poemas de Raúl Rivero para que los incluyas donde estimes pertinente en su libro Firmado en La Habana que, como tú debes saber, él le envió a Carlos Alberto a Madrid:

AGUA PROBABLE

Para Norberto Fuentes


Era jugando, Madre, era jugando
yo no me iba a abandonar ahora
a quedarme solo en esta noche
sin Dios, sin religión
en este campo de batalla
donde tocaron a degüello desde el amanecer
y el enemigo regocijado me estaba preparando el      desayuno
y casi con un beso me había deseado las buenas noches.

Ya ves, Poesía, era jugando.
Estoy aquí, fervoroso y necesitado
lleno de miedo, abolido, patético
tratando de quitarme rápidamente
el traje de Llanero Solitario
que me asfixia
como una camisa de fuerza
y me deja indefenso ante los fotógrafos.

He vuelto como siempre
como casi siempre
porque es cierto que cuando único me acuerdo de tí
es cuando escampa
y hay mucha seca ya
en esta región
donde me tienen.

He vuelto porque sé que no puedes
provocar la lluvia
pero me das razones de la humedad
y he vuelto
porque contigo encuentro la intemperie
de esa agua probable.


TESTIGO DE CARGO


Soy inocente. La culpable es mi mano
Siempre en el cieno y la ternura fácil
(la superficial emoción del tacto).

Siempre en la materia vana.
Valorando por la tersura o la aspereza
por la humedad o el frío.

Ella, la autónoma, ostentando su podredumbre
su afán por desnudarse.
Ella, la corruptora, ambigua en sus descubrimientos
lo mismo un acto de contricción y la señal de la cruz
que un gesto obsceno y paciente y obstinado, sensual.

Ah mi mano.
Pervertida, indecorosa, sombría, mortal.
Limpiándose con esta confesión.