La noticia es que Carlos Aldana está hospitalizado y que, al parecer, los pronósticos no son nada alentadores. Hace poco publiqué en este blog una foto de él con su preciosa hija Laura, en la que se veía rozagante, de muy buen color, fuerte, y hasta feliz. Como si hubiese superado todas las calamidades. Pero su salud debe haber declinado mucho desde entonces, o la fecha de la imagen que me proveyeron estaba equivocada. El caso es que yo me alegré mucho cuando lo vi de ese talante. Y, como quiera que sea, se ha producido un dramático desajuste de la situación y me informan de un Parkinson (que ya conocía) pero cada vez con mayor violencia, más problemas pulmonares, más un golpe en la cabeza tras una caída, más infecciones y que está hospitalizado hace más de 15 días. A esto súmale que su mujer perdió la razón hace bastante tiempo y que debe contentarse para vivir con su retiro de coronel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. No le ha sido fácil al viejo compañero. A Charles, como yo le llamaba. Qué inexplicable ese enseñamiento contra uno de los mejores cuadros políticos que tuvo la Revolución.
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La foto es en el bar techado (pero nunca habilitado) adjunto a la piscina de la llamada Casa Uno de Luanda, residencia del jefe de la Misión Militar de Cuba en Angola, y que fuera un botín de guerra de los cubanos luego de su intervención en la guerra de Angola en 1975. Era la residencia del cónsul americano en Luanda, donde no disponían de un embajador porque Angola era una colonia de Portugal. Años después, con la retirada total de los cubanos, el gobierno de Angola no tuvo mejor ocurrencia que entregársela en usufructo gratuita a Jonas Malheriro Savimbi, el más denodado enemigo nativo que tuvieron las tropas cubanas durante toda su estancia en ese país. Pero el Gallo Negro de los Kwachas, con mayor orgullo y determinación que los supuestos aliados de los cubanos, declinó la oferta. En la foto, pues, a la izquierda del autor, Carlos Aldana, por lo pronto el jefe de despacho de la oficina de Raúl Castro en el Comité Central del Partido. Detrás de Aldana, un personaje conocido por el apodo de «Barbarito», ayudante de un funcionario cubano de alto rango y especie de embajador itinerante en África, el capitán Jorge Risquet. Es el domingo 7 de febrero de 1982 Una tarde de verano en el África Austral.