Norberto Fuentes es el narrador más original producido por el período revolucionario cubano.
—Ángel Rama, Literatura y clase social
Fuentes no quiso como narrador dividir el mundo en blanco y negro, con lo cual tocó el tema de la inmaculada pureza del ejército revolucionario.
—Jorge Edwards, Persona non grata
Sorpresivamente, en un momento de máxima ortodoxia revolucionaria, Norberto Fuentes produjo uno de los libros más interesantes y polémicos de la literatura cubana.
—Juan Domingo Argüelles, El Universal (México)
Desde el primero al último, su único tema es la revolución. Lo fascinante, lo violento, lo imprevisible y aterrador de esas situaciones límites que todo movimiento revolucionario comporta, es la sustancia de su obra… Sus relatos son como los de un poseso en que apenas interviene la elaboración, de algún modo concebidos al margen de la literatura.
—Heberto Padilla, El Nuevo Herald (EEUU)
Norberto Fuentes ha comprendido como nadie lo que significó el shock que originó la agresión a la joven Revolución, reaccionó de forma creativa y le imprimió a sus textos la imagen de la escena cubana con todo rigor.
—Jorge Santos Caballero, Resonancias (Cuba)
El mayor hallazgo del libro no hay que buscarlo en el tema en sí, en su carácter específico de épica nacional, sino, justamente, en la trascendencia de esas fronteras, en el salto a lo universal que late en lo inmediato y en lo cotidiano. Y ese salto… lo ha conseguido Norberto Fuentes con todo un libro.
—Antonio Benítez Rojo, Casa de las Américas (Cuba)
Condenados de Condado —que generó culto entre los cuentistas jóvenes de la isla y aún hoy es tratado como modelo literario— era… literariamente, muy bueno, y la crueldad de sus páginas tan real como la vida misma de aquellos convulsos, años sesenta y especialmente de los conflictos armados en la sierra del Escambray.
—Roger Salas, El País (España)
Visto el libro con la perspectiva del tiempo, puede considerarse como una auténtica obra maestra del relato corto. Veinticinco relatos [que] poseen la intensidad de lo vivido y de lo narrado con los mínimos recursos, casi todos ellos de naturaleza verbal. Sin embargo, las historias están construidas con un cañamazo de dramatismo y de humor negro y sin referencias políticas. Tampoco carecen de ternura, de un amor a la vida que se combina con sentimientos como el honor, el heroísmo o la pasión y la nostalgia.
—Joaquín Marco, El Cultural (España)
El libro muestra su calibre humano y la dirección ejemplar que ha tomado, al margen de su sabroso sentido del lenguaje, de una habilidad ya consumada para el diálogo con sus vivaces giros coloquiales, de un rigor cuentístico con que dejar de lado todo material adventicio de la palabra o de la imaginación para hacer de Condenados un preciso breviario de una literatura que aún mejor que la historia reflejará desde adentro a la Revolución.
—Jorge Rufinelli, Marcha (Uruguay)
Una crónica, a veces feroz hasta la alucinación. Ejército revolucionario y "bandidos" uno frente al otro. Bajo el disfraz de guerrilleros atroces y despiadados, mantienen viva, tanto de un lado como del otro, una humanidad genuina y soñadora que sabe cómo encontrar espacio para las pausas líricas.
—Mariapia Bonanate, Gazzetta del Popolo (Italia)
Parece ser un libro de cine, y con esto no queremos empañarlo o disminuirlo. Queremos decir que posee una vivacidad plástica y un dinamismo que nos hace pensar en el cine: y estamos convencidos de que es capaz de recrear la concreción más deslumbrante de las imágenes en movimiento.
—L´Espresso (Italia)
Condenados de Condado sigue siendo fresca, motivadora, herética, perturbadora, audaz. Y por todo esto, actual. Quizá su lectura ayude a entender un poco mejor ese enrevesado panorama cubano y hacer ver hasta qué punto la voluntad ha movido montes, con un insólito, brutal y —¿por qué no?— simpático Bunder Pacheco, un hippie guerrillero, tierno e ingenuo, como son los hombres de pueblo que hacen la historia de la cual Norberto ha sido un Melquiades un tanto molesto.
—Alejando González Acosta, Unomásuno
Fuentes no es un bardo retórico que tiende a las notas épicas. Las crudas experiencias de la guerra civil son recordadas por él con un humilde sentido de la humanidad, impregnado de piedad y de ironía, y en ocasiones con asombro e inquietud.
—La Gazzetta del Mezzogiorno (Italia)
Un fino humor irónico, tremendamente cubano transita por las páginas de estos cuentos escritos con maestría y gran poder de síntesis… y se apodera de nuestra atención, ganándonos el combate por knot-out, como diría Cortázar.
—Eduardo Heras, autor de La guerra tuvo seis nombres (crítica censurada)
Norberto Fuentes logra recrear la atmósfera de uno de los momentos decisivos de Cuba, dio constancia de la contrariedad y la complejidad de la naturaleza humana en situaciones límites y, sobre todo, materializa una extraña concisión, de amplitud de contenido y de rigor formal… Un clásico de la Narrativa Latinoamericana de fin de milenio.
—José Agustín