viernes, 5 de julio de 2019
Pedro contra el sol
Pedro Schwarze, el editor asociado de este blog, somete sus retinas al riesgo de quemarlas como huevos en un sartén. Pero él es un chileno orgulloso y arriesgado, y ya que vive en Santiago, ¿por qué no enfrentar el eclipse? Un colega de su trabajo (no identificado) parece protegerlo o que se está aguando de sus hombros. Sus gafas, mucho más elaboradas que las de Pedro, ofrecen un mensaje inequívoco: amén de ciegos en potencia, somos mortales.
Ahora queda una experiencia humana de más de 3 000 años de registro histórico; de ahí para atrás no hay forma de computarlo. Fue el 30 de octubre del 1207 ANE, por la tarde, según recientes cálculos científicos. Un eclipse que le sirvió al faraón Ramses el Grande para reinar en Egipto sin grandes problemas entre1276-1210 ANE. Los astrólogos bajo su servicio le pasaron por adelantado la información del fenómeno solar y Ramses debe haber dicho: “Esta es la mía.” Bueno, hay que ver en los jeroglíficos y en los viejos y crujientes papiros cómo es que los faraones decían que esa era la suya. El caso es que el hombre anunció (mediante cualquiera de los medios de difusión de la época) que él iba a apagar el sol un rato después del mediodía. Y ya ustedes saben, a partir de entonces: si el hombre se gastaba semejantes poderes, ¿qué le iba a pasar con cualquiera que se saliera de la raya dentro de sus dominios?
Y esa es la situación que de alguna manera me hace vincular a nuestro editor asociado con los súbditos del astuto Ramses. Máxime si explicamos que la pared a su izquierda es de la fachada del palacio de La Moneda, donde, se supone, aún deambule el fantasma del pobre Salvador Allende. Ningún astrólogo estuvo a la mano para predecirle un eclipse total aquel 11 de septiembre de 1973. Aparte de que resultaba irrisorio ofrecerle 45 años, 9 meses y 22 días de tregua para meterle miedo a Pinochet.