No rehúye el combate. No está en su dotación genética. Las habladurías sobre la restauración del capitalismo en Cuba ganaban adeptos y portavoces. La maniobra se impuso. Tenía que demostrar públicamente que esa era aún su Revolución. Un mentís subliminal. Entendida la tarea. Me ayudan un poco a caminar, miren a ver qué hacen con esa escalera a la entrada del recinto y me reúnen un poco de periodistas. Reiteró lo que ya dijo Raúl en Chile. Bueno, lo que han dicho desde siempre. Hay que avanzar… con cuidado. Así, acepta la misión encomendada por Raúl —o cocinada entre ellos dos mismos— y el 3 de febrero se presenta en el colegio electoral de su circunscripción para ejercer el voto. A la salida, el encuentro con los periodistas. Bastante ligero y hasta gracioso. Esa misma tarde una grabación de video editada es trasmitida por la televisión cubana y al rato es noticia mundial. Pero no deben quedar dudas respecto al verdadero mensaje y que el diálogo con la prensa quede en algo que en primera instancia puede parecer pueril. Por lo que la prensa plana y electrónica lo repite in extenso (y —ahora me entero— revisado por el mismo Fidel) días después. Dos cosas permanecen en el trasfondo y de muchas maneras son conmovedoras: que el comandante no elude el deber, nunca, y que la gente en ese paisito, sea como sea, lo adora. Ni aunque hubiese llegado allí en silla de ruedas. ¿Vieron cómo lo mimaban, cómo lo retrataban, cómo lo vitoreaban?
Fabiola López (periodista).- ¿Qué le parecen, Comandante, los cambios que están teniendo lugar ahora en Cuba?
Fidel Castro.- Tú dices los cambios, pero el gran cambio fue la Revolución. ¿A qué cambios te refieres?
Fabiola López.- No, digo los cambios que están teniendo lugar ahora con los Lineamientos y todo lo que está sucediendo para actualizar el socialismo.
Fidel Castro.- Bueno, en general creo que es un deber actualizarlo y superarlo, pero se trata de una etapa en la que es imprescindible marchar con mucho cuidado, no debemos cometer errores. Estamos partiendo de una época única y muy compleja de la historia, la vida durante estos 50 años tiene que habernos enseñado. El país que más se ha acercado a una revolución profunda, en la vecindad del imperio, es Cuba. No todo ha salido perfecto, pero constituye una obligación ineludible perfeccionar y superar lo que hemos hecho.