domingo, 17 de febrero de 2013

El estigma existencial

¿Balseros ellos también?
Hace un par de años me lamentaba con Rui Ferreira en una entrevista para El Mundo de que una revolución iniciada bajo la advocación filosófica de Jean Paul Sartre, terminara como un objeto critico de Yoani Sánchez, Zoe Valdés y Guillermo Fariñas. Hoy, bien vista la cosa, hasta la palabra crítica me parece exagerada para su talante. Me explico. No creo que haya nada que complazca más a la vieja contrarrevolución cubana como retrotraer el debate cubano al nivel de las comedias radiales de los años 50 criollos, picaresca en su estado más burdo. Se sienten a sus anchas con personajes que se nombran Tres Patines, Chicharito, Sopeira. Y por ahí para allá. Pero lo que ellos nunca consideran es que, en el bando contrario, la complacencia es aún mayor. Cuando tú tienes detrás de ti en el escenario del teatro los retratos tan adustos de pensadores del calibre de Marx, Engels y Lenin, y pronto también colgarán el próximo a beatificar de Fidel Castro, a qué temerle que la contrarrevolución te enarbole a los reiterados negritos y gallegos del teatro bufo cubano. Oigan la voz de Sartre: “El existencialismo es un humanismo”. Coloquen eso en oposición a las escatológicas descripciones de Valdés y el regusto en describirnos la halitosis de sus novios, o las boberías de Yoani sobre si se comió un bollo de pan tan duro como un yunque (esta última analogía del yunque es un aporte mío), o las estampas bélicas de Fariñas donde en vez de balas lo que tenemos son piticos nacionales cubanos maltratados hasta la saciedad por la horrible costumbre en Angola, donde cumplía misión, de masturbarse. Bueno, lo que quería decir es lo siguiente. Quería decir que no supe valorar bien, durante mi entrevista con Rui Ferreira, que Fidel había ganado otra vez. ¡Esa luz larga que se gasta el Comandarte, caballeros! Resulta que ahora existe el rumor, cada vez más bien fundado, de que en uno de esos giros en los tures internacionales que preparan nuestros ilustres disidentes y blogueros, una de las escalas inevitables será Estados Unidos. Y de ser así, parece de cañón que alguno será recibido en la Casa Blanca por el presidente Barak Obama. ¿Ven lo que les digo? Fidel jodido, hecho leña, sin apenas tripas, todavía tiene cacumen para jugarle una mala pasada a un presidente americano. Porque el caso no es que él haya comenzado con Sartre para terminar con uno de estos bergantes. La verdadera situación es que, mientras él tuvo un Sartre, lo que Obama tiene desde el inicio es una Yoani o un Fariñas. Ella y su príncipe consorte, Macho Rico —delicious male seria la traducción, ¿no?— entrando en la mansión, o Guillermo Fariñas de camuflaje pero con la manito metida en la portañuela. Cool.