De un cable de The Associated Press del 6 de mayo de 2013:
Washington— Cuba y una fundación privada estadounidense colaboran para preservar más de los documentos y pertenencias que quedaron en la casa [de Ernest Hemingway en Cuba], cerca de La Habana, desde la partida del novelista, que murió en Estados Unidos en 1961. El lunes en el Capitolio estadounidense, el representante James McGovern de Massachusetts y la Finca Vigia Foundation con sede en Boston anunciaron la digitalización de 2.000 documentos de Hemingway y otros materiales. Las copias digitales serán transferidas a la Biblioteca John F. Kennedy en Boston.
Esta es la primera vez que alguien en Estados Unidos ha podido examinar estas pertenencias del escritor guardadas por años en su casa en Cuba, la Finca Vigía. Los documentos incluyen pasaportes que muestran los viajes de Hemingway y cartas que hablan de obras como "El viejo y el mar".
¿Leí bien? Sí, esto es lo que dice.
. . . es la primera vez que alguien en Estados Unidos ha podido examinar . . .
La noticia se esparce por los periódicos del mundo y de inmediato aparecen algunas imágenes de la exclusiva y hasta ahora elusiva documentación. El adorno de crema sobre la torta es una foto de dudoso gusto (el encuadre, me refiero, y también el gesto, qué carajo) de un representante americano que parece elevar los brazos al cielo, no tanto como señal de gratitud al altísimo por el logro obtenido como de satisfacción personal por el logro. Me refiero a que el gobierno comunista de Mister Castro le haya abierto las puertas del santuario. Janes McGovern henchido de felicidad, pero yo muy preocupado. ¿Y ahora que hago con los ejemplares de un libro mío que tuve la audacia de titular
Hemingway en Cuba, hace ya casi 30 años, y que está repleto de esos documentos que el gobierno cubano les ha vendido como material privilegiado? Lo digo no tanto por los cubanos sino por las represalias legales que probablemente me depare el futuro si esta gente se reserva la propiedad intelectual del susodicho material. Dense por convencidos que el Gobierno cubano, con la mala voluntad que me tiene, no ve a atestiguar que, hace muchos años, ellos me dieron a mí el mismo acceso. E incluso que lo manoseaba y hasta me los llevaba por libras para mi casa, para leerlos con más comodidad. La cantidad de tumbos que dieron en los repletos y asfixiantes ómnibus del servicio público habanero esas pertenencias del escritor que por primera vez alguien en los Estados Unidos ha de examinar. Hay que sacarle las pruebas del ADN a esa papelería. Ahí van a encontrar, seguro, y en este orden, la secuencia genética del perro del FBI asignado a la vigilancia de Hemingway en la Embajada Americana, al cartero Segismundo Lozano Gómez, de la oficina de correos de San Francisco de Paula, a Ernest Hemingway (desde luego), a Norberto Fuentes y a unos 200 mil usuarios del servicio público cubano que, por lo menos, rozaron mis atados de documentos en el interior de un ruta 32 de la línea Terminal de Trenes — Playa de Marianao. Qué destino, Dios mío. No haberme dado cuenta que Fidel para quien quería ese tesoro era para los americanos.
A continuación, tres de las muestras distribuidas a la prensa mundial de las pertenencias nunca antes examinadas por ser mortal de Estados Unidos y la forma en que aparecieron en un libro de mi autoría en 1984.
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In this detail photograph provided by the John F. Kennedy Library and Museum, a
detail can be seen of a copy of a Nov. 25, 1944 letter written by Ernest Hemingway
to his fourth wife Mary Welsh Hemingway. Thanks to an agreement between
U.S. Rep James McGovern, D-Mass., and the Cuban government, copies
of more than 3,000 documents from Hemingway's time in Cuba
are at the John F. Kennedy Library. AP |
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In this photo provided by the John F. Kennedy Library and Museum is seen a detail
of a Jan. 28, 1952 letter from actress Ingrid Bergman to Ernest Hemingway.
Thanks to an agreement between U.S. Rep James McGovern, D-Mass., and the
Cuban government, copies of more than 3,000 documents from Hemingway's
time in Cuba are at the John F. Kennedy Library. AP |
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In this detail photo provided by the John F. Kennedy Library and Museum,
a Cuban government stamp appears on a 1952 telegram sent by film director
Roberto Rosellini to Ernest Hemingway announcing that Rosellini's wife Ingrid
Bergman had given birth to twins. Thanks to an agreement between U.S. Rep James
McGovern, D-Mass., and the Cuban government, copies of more than 3,000
documents from Hemingway's time in Cuba are at the John F. Kennedy Library. AP |
Y ahora, dirigirse a la página 364 de la primera edición de
Hemingway in Cuba (Lyle Stuart Inc. Sacaucus, New Jersey), para que puedan leer la carta completa, sin necesidad de viajar a Boston:
O a la página 390 de la misma edición, para recibir el toque de lavanda de una letrica de Ingrid Bergman, como si uno mismo fuera su destinatario.
Y las versiones de la primera edición en español de
Hemingway en Cuba (Letras Cubanas, La Habana, 1984):
La carta del corresponsal a su amante en París:
La correspondencia con los Rosellini: